Protesta en San Antonio de los Baños (Foto: cortesía de Reuters)

La escritora cubana Wendy Guerra Torres es la autora de este artículo que Nota Clave se honra en reproducir con su permiso

La alta dirigencia cubana no posee un diseño ideológico ni conoce las reglas contemporáneas para dialogar con el mundo. Escriben como mismo nos tratan.

En sus notas oficiales salta a la vista el racismo, la misoginia y homofobia, pero lo más visible es el desprecio al pueblo. Firman como una empresa donde manda un solo dueño con discursos despóticos del año 70 y ningún compromiso con ideal alguno.

Los dirigentes cubanos -teléfono en mano- son un peligro, una bomba de tiempo, pero a la vez, un libro abierto y no les interesa parecer políticamente correctos porque su grosería y su machismo está a la orden del día y en definitiva, qué puede importarles si en esa empresa mandan ellos.

Los ministros y ex ministros se refieren a los últimos acontecimientos, a sus protagonistas, con una distancia espesa y profunda. Hablan de los barrios donde se sucedieron los levantamientos y al pueblo cubano en general como marginales, apestados, bandoleros y extraños, tildan a las personas más humildes y genuinas como delincuentes, y se desmarcan de ellos como si de bárbaros originarios de una tribu enemiga a la que ellos no pertenecieran se tratara.

El color de la piel es algo que está como nunca sobre la mesa, el pasado vuelve y si regresa es porque lo traen por los pelos, citan a esclavos y latifundistas como equipos contrarios en un partido de futbol.

Se manipula oficialmente y sin vergüenza el diálogo con el Canciller de Canadá, se le miente a CNN y a periódicos de todo el mundo, eluden la muerte de cinco generales como si lloviera en Macondo, toman algo tan serio y lamentable como el Embargo o Bloqueo como excusa pública para todos sus desmanes y niegan cínicamente que hay desaparecidos, muertos o presos políticos. Mirando a cámara y con la frente en alto, insultan la inteligencia de los millones de testigos y dolientes que estamos viendo en vivo y en directo los testimonios de sus protagonistas.

Cuidado señores, tengamos en cuenta que cuando Abel Prieto firma desde su plataforma como Casa de las Américas, significa que todos sus trabajadores, colaboradores de su revista y premiados en sus certámentes lo respaldan.

Cuando alguien en CUBADEBATE habla despectivamente del color de la piel de una intérprete por su postura ideológica significa que todos los trabajadores de CUBADEBATE y sus colaboradores están siendo cómplices de esa terrible falta, que en Cuba es políticamente correcto, pero en el mundo no.

¿Cuando se producen actos represivos en nombre del Embargo significa que quienes apoyan el fin del Bloqueo apoyan estas medidas?

¿Cuando se le dice mediocre, cuando se le recuerda a un hombre que es homosexual o que su abuelo fue esclavo y se firma a nombre de una institución, significa entonces que todos los miembros o involucrados están de acuerdo con ello?

¿Hasta cuando dejaremos que hablen así en nombre del pueblo cubano?

Lean a los dirigentes cubanos en sus redes. No permitan que firmen en nombre de Cuba y de los cubanos, nosotros somos mucho mejores que todo eso. Luego no me digan que no tiraron huevos ni arrastraron «gusanos», ni parametraron intelectuales en su época.

Esto está pasando hoy y ante tus ojos. Es ahora o nunca.

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