SD. El científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco Carl Carl Nilsson Linnæus fue quien primero lo observó, casi en los finales del siglo XVIII. Ya por aquella época era probablemente el científico europeo más admirado en todo el continente. Fue él quien primero se preguntó sobre el origen del hombre, quien descubrió y puso nombre científico a muchas cosas, entre ellos a los primates. Suya es esta sentencia, tomada de su libro Dieta naturalis: «Uno no debería descargar su ira sobre los animales, la teología decreta que el hombre tiene alma y que los animales son meros autómatas mecánicos, pero creo que sería mejor enseñar que los animales tienen alma y que la diferencia está en la nobleza».
Entre los animales que observó, estudió y puso nombre científico se encuentra un ave rara en el Caribe y el resto de América: el vencejo, del cual existen 96 especies y por ejemplo, en España se ha reducido en un 30% la población, debido a los cambios en las estructuras arquitectónicas de los edificios, sufridos en lo que va del siglo XXI, por lo que los vencejos no tiene dónde hacer sus nidos.
Es tan así, que en Sevilla -ciudad donde el vencejo forma parte del ecosistema natural- celebrarán por todo lo alto el próximo 7 de junio, por primera vez, el Día Mundial del Vencejo, una iniciativa de ECOURBE (Asociación para de defensa del medio ambiente urbano) y Vencejos sin Fronteras, ONG preocupada por realizar intercambios, proyectos y la unión con las asociaciones de todo el mundo involucradas en la conservación y la divulgación del vencejo, y con el apoyo y entusiasmo de la primatóloga, etóloga, antropóloga y mensajera de la paz de la ONU, Jane Goodall.
Según Simón Guerrero, quizás el especialista dominicano que más conoce de aves, sí existen vencejos en República Dominicana, tanto propias de aqui como migratorias. Son las llamadas golondrinas que anidan en la zona del malecón. También llegan emigrantes a la zona de Bávaro y anidan debajo de las tejas de los hoteles.
Sobre los vencejos
Esta ave lleva como nombre científico Apus apus y según la describen en Wikipedia: «El vencejo común es un ave especialmente adaptada para el vuelo, con alas falciformes, cola corta de horquilla poco profunda, boca muy ancha y grande rematada con un pico pequeño, patas muy cortas sin pulgar oponible y garras pequeñas pero de presa extraordinariamente fuerte que le permiten agarrarse a superficies verticales. Su plumaje es negruzco con una pequeña mancha blanquecina o gris clara en la garganta, solo visible a corta distancia. El vencejo común tiene una longitud corporal de 16–17 cm, mientras que su envergadura alar es de 42–48 cm, lo que en vuelo proporciona a sus alas su característica silueta de amplia media luna».
Se trata de un ave que se ha adaptado tanto al vuelo que es capaz de volar durante varios meses, alimentarse y dormir en pleno vuelo. Y solo tocan tierra cuando van a hacer nidos.
“Comen y duermen mientras están en el aire. Esto es algo que los investigadores han creído desde la década de 1950, y ahora podemos demostrar que es cierto”, dice Anders Hedenström, profesor del departamento de Biología de la Universidad de Lund, en Suecia, en el artículo «Flight activity in pallid swifts Apus pallidus during the non-breeding period», publicado en enero de este año en la revista científica Journal of Avian Biology.
Narra que hace tres años, su equipo observó que, entre los vencejos comunes, había ejemplares que vivían en el aire diez meses consecutivos sin posarse, batiendo un récord mundial de permanencia de vuelo.
Hedenström y sus colegas suecos e italianos estudiaron cuatro individuos de otra especie, el vencejo pálido Apus pallidus, un ave del sur de Europa, Oriente Medio y África con rasgos muy similares al vencejo común. Los resultados muestran que las aves están en el aire sin posarse entre dos y tres meses y medio, dependiendo del ejemplar.
El desarrollo de herramientas de evaluación científica a partir de la digitalización, permitió atar registradores de microdatos a los pájaros, con los cuales pudieron medir el movimiento de las alas al batir, registrar la actividad cada cinco minutos y la ubicación del ejemplar, con lo que pudieron establecer que las aves viven durante meses en el aire, sobre todo en invierno, período que pasan en África occidental, tras el periódico de reproducción en Italia.
“Se posan cuando se reproducen debajo de una teja o en un agujero; el resto del tiempo viven en el aire. Comen insectos mientras vuelan, y cuando alcanzan una gran altitud y comienzan a planear, en realidad duermen durante cortos períodos de tiempo”, explica Hedenström.
El equipo científico estableció que la temporada de reproducción determina por qué los vencejos pálidos no pueden volar durante tantos meses seguidos lo hace el vencejo común. Los vencejos pálidos tienen dos puestas por temporada, mientras que el común solo una.
“Sin embargo, en realidad no importa si una especie pasa tres o diez meses en el aire. Ambas están adaptadas para vivir en ese elemento, están diseñadas para volar con la máxima eficiencia energética, independientemente de si están aleteando o planeando”, recalca el investigador.
Si bien volar es la actividad que más energía demanda en las aves, un vencejo pálido gasta tanta energía como gastaría un ruiseñor con muchísimo menos horas de vuelo, asegura Hedenström.
Según el estudio los vencejos tienen una alta tasa de supervivencia en comparación con muchas otras aves, tal vez porque estos pájaros dediquen tanto tiempo de sus vidas a permanecer en el aire, donde los depredadores no pueden capturarlos del mismo modo que en el suelo o en el nido. Tampoco los parásitos afectan estas aves cuando están volando, del mismo modo que si se posaran más.
Referencia bibliográfica:
Anders Hedenström et al. “Flight activity in pallid swifts Apus pallidus during the non-breeding period” Journal of Avian Biology (enero, 2019).
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).