Niños en el aula de un colegio (Fuente externa)

Una opinión de Leo Silverio, especial para Nota Clave

La escuela dominicana va a atravesar por momentos de incertidumbre en su inicio de clases, en este agosto próximo. Por un lado, estamos en medio de unas elecciones presidenciales extraordinarias, empujadas a la mala; la oposición quiere asumir el solio palaciego sin mayores demoras; la posición, el gobierno, quiere quedarse en la silla de alfileres después del 16 de agosto. Por otro lado, nadie imagina al ministro de Educación en sucesión, su procedencia académica ni sus planes para el venidero año académico 2020-2021; azaroso, por demás, como consecuencia de la peste del Covid-19.

Aciago y traumático, son dos vocablos que se ajustan perfectamente a lo que vivirán los profesores, infantes y adolescentes en este venidero año colegial. Imagino jornadas intensas de consultas con los orientadores escolares, tratando de darles respuesta a los alumnos que no encajan, que no se enteran de lo que pasa en su escuela, explicándoles que no podrán corretear y topetarse entre ellos ni jugar la variedad de juegos de manos a que están acostumbrados en los recreos, ni mucho menos probar mordiscos o sorbos de la merienda de su compañerito de aula.

Los padres tendrán que mostrar su mejor semblante y volver a las duras jornadas de hacer tareas con sus hijos en casa, una vez más, habrá que arrimar el hombro para completar los programas de clases en el hogar. Los tutores o salas de tareas estarán haciendo fortuna, subirán su caché en el mercado de los hacetareas, y algunos, los más cotizados, se pondrán más escasos que las muelas de gallo. Así es el mercado de cualquier producto o servicio, mientras mayor es la demanda, mayor será su valor en el mercado de cambio. ¡Prepare el bolsillo para pagos extras!

Veo una nueva categoría de funcionario o regidor académico: “El comisario de bioseguridad”, quien andará detrás de la muchachada exigiéndoles que se coloquen correctamente sus tapabocas, que respeten el distanciamiento social, que laven bien sus manos (aún cuando no haya agua ni jabón para hacerlo), haciendo sentir una falsa autoridad en medio del desconcierto y la desorientación propias. Otros que aquilatarán su cotización serán los tecnólogos de redes para internet y otros servicios como instalación de data-show, pantallas, sistemas de sonidos, reproductores de dvd…

Los técnicos del Ministerio de Educación, los que organizan las parrillas temáticas, deben tener la cabeza del tamaño de una sandia, armando y desarmando programas escolares. Cómo hacer para que las clases/tiempos/alumnos/aulas se repartan del modo más equitativo posible, procurando alcanzar los objetivos fijados con cada materia y en cada período sin que nadie sea excluido o marginado, teniendo en cuenta que deberá haber 20 alumnos por aula, o dejando temas básicos a medio talle (lagunas, como se solía decir). Esa es la cuestión, Hamlet: ¿Ser o no ser? El mismo número de aulas, las mismas horas de clases; pero quizás con un poco más de estudiantes que el año pasado; Ahí está el detalle, diría Cantinflas. Aún así, el grave problema será ¿cómo acomodar a los miles de estudiantes que irán a la escuela a partir del octavo mes de este año?

La televisión educativa en este momento es fundamental para acompañar a la escuela dominicana con sus propósitos pedagógicos. Radio Educativa Dominicana (RED), debería ser una pieza clave para aliviar esta situación que se ve muy grande para cualquier gobierno y su ministro de educación. Pero para arrancar esta empresa se debe contar con un equipo humano con experiencia y motivado a quebrar obstáculos en aras del bien nacional: orientar a miles de estudiantes, a quienes se necesitan mantener estimulados a continuar adelante. El túnel es largo, no se ve la luz al final del mismo, pero se debe realizar el recorrido y hacerlo lo más seguro y rápido posible hasta alcanzar la claridad del horizonte.

Con el canal 17 habilitado, con condiciones mínimas para producir, rodar y transmitir, se podría hacer una programación inicial de seis horas que se repita cuatro veces al día; luego se elevaría a ocho horas de realización con tres retransmisiones, y por último doce horas de producción audiovisual educativa, con una emisión y una repetición.

Con el tiempo se podrían hacer solicitudes “On demand”, esto es, que mediante una clave, profesores y educandos, podrían ver un programa de forma individual o grupal, ya sea porque quieren verificar algunos conceptos o porque precisan experimentar sobre los mismos en calidad de tutorial.

Se puede hacer un híbrido con documentales, películas, ciencias, artes, historia y otros programas adquiridos en empresas televisoras como Discovery Chanel, Disney chanel, History Chanel, National Geograpic, Animal Planet… corporaciones televisivas dedicadas a la televisión especializada, y que cuentan con su división educativa. Se pueden hacer intercambios con algunas PBS (Public Broacasting System) norteamericanas y europeas; con estaciones como el Canal 22, de México, o Cinesoft, de Cuba (Antigua Cined); pero para estas gestiones de gerencia se precisa conocer el oficio y la responsabilidad que se tiene entre manos al seleccionar los contenidos didácticos para toda una nación. ¡La tarea es ardua, grande, sacrificada… pero bien vale la pena!

Los educadores y los audiovisuales

Habrá que preparar a los maestros con talleres sobre estos contenidos audiovisuales o bancos de imágenes, de cómo incorporarlos a sus bitácoras de enseñanza. Que sepan con certitud cuándo el filme sería complementario a lo expuesto en el aula, o cuándo sería el eje central de la clase del día, apuntalando el facilitador, aspectos no expuestos o planteados de manera superficial. Que los profesores dominicanos entiendan de una vez y por todas, que lo audiovisual no representa ninguna competencia para ellos, sino más bien, una herramienta auxiliar que reforzará su conocimiento magisterial. Una cartilla o cartelera con los programas, contenidos, duración, edad, restricciones, etc., es indispensable para que los educadores lo incorporen en sus clases.

La tecnología viva en el aula (Fuente externa)

Los actores y actrices nacionales, dada su experiencia histriónica, tienen cabida de primer orden como presentadores y conductores de los programas locales, de las series dramatizadas, de los paneles o mesas redondas, de los shows de concursos. Habrá que preparar personal especializado para temas especializados: Un médico exponiendo sobre salud, un pintor hablando sobre pigmentos o pinceles, un músico explicando sobre un instrumento o su incorporación a la sinfónica… un artesano, un sicólogo, un biólogo marino… la lista puede ser tan larga como la extensión de las necesidades de enseñanza-aprendizaje tenga el ministerio de educación.

Un equipo de investigación adherido al equipo de producción es piedra angular para el desarrollo con éxito de una televisión educativa. Los guionistas y los realizadores forman parte de este núcleo de trabajo. Ingeniería debe garantizar la calidad de transmisión y la optimización de las unidades de grabación, tanto en los estudio como en exterior. Los programas, que en la mayoría de los casos, corresponderían a la parrilla temática del ministerio de educación, dispondrían de un investigador o tantos, como demande el escudriñamiento de la materia auscultada. No puede este profesional, científico o cientista, trabajar en cuatro programas a la vez, porque los resultados serán mediocres. Lo mismo con el guionista o el realizador. Una serie debe tener varios escritores y directores.

Como se puede apreciar, la televisión educativa es una bolita de nieve que poco a poco se va convirtiendo en un alud imparable, que tocará, tarde o temprano, a los que vivan en la ladera de la montaña como a los que moran en el valle. Es una empresa que exige de una gerencia experimentada y sensible por estos temas de transformar al estudiante en un ser humano con capacidades críticas, juiciosas y lógicas. ¡Capacidad de discernimiento, dirían algunos! Hacer programas para una televisión educativa de calidad es sumamente costoso, pero muy provechosa y necesaria en este momento que apunta a un nuevo gobierno, un nuevo ministro… La era demanda un cambio real en República Dominicana, y en educación, es asunto de vida o muerte.

(Las opiniones de los colaboradores no necesariamente representan las opiniones de Nota Clave)

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