Una opinión de Leo Silverio, especial para Nota Clave
Las futuras secuelas provocadas por el Covid-19 obligarán a reescribir las reglas y normas de comportamiento familiar y de urbanidad social. Eso de comer y beber en cualquier vasija ya no será posible, todos en casa tendrán sus platos y sus vasos marcados con la primera letra de sus nombres. Las reuniones improvisadas, las peñas entre amigos, los festejos a pico de botella o del mismo plato para todos… comienzan a tener delimitaciones con carácter oficial represivo. Hay familias que utilizan las mascarillas y los guantes aún estando dentro de sus casas. Otros, han limpiado habitaciones de cachivaches, para que cada persona duerma lejos del resto. Una paranoia colectiva se ha apoderado de la humanidad.
Fue anecdótico cuando vimos en la televisión a unos muchachos que celebraban el cumpleaños de uno de ellos; como lo imponía el momento: Ron, cerveza, plátanos salcochados y un rico chivo guisado, por supuesto, la música no podía faltar (El caribeño no sabe vivir sin melodía). La policía llegó; abordó el lugar para imponer el orden (la actividad rompía con el toque de queda), se llevaron todo como prueba del delito. Unas cuadras más adelante se vio a los oficiales del orden público degustando los plátanos y el chilindrón de chivo; algunos libaban las cervezas para atenuar el calor, que según ellos, era insoportable. Todo, gracias al medio televisivo y al dispositivo de grabación de video de los celulares.
Los aforos públicos y privados estarán altamente regulados y vigilados. La escuela será uno de ellos. Distanciamiento social dentro y fuera del recinto académico. Las aulas dominicanas con cincuenta estudiantes ya no podrán continuar, mascarillas y guantes hasta en el recreo; y una ordenanza de lavarse la cara y las manos con jabón cada dos horas (no sé cómo lo harán, las condiciones sanitarias de la escuela dominicana deja mucho que desear). El inicio del año escolar 2020-2021 pinta complicado, no quiero ni imaginar las exigencias de los colegios y la factura por alumno. No podrá haber más de 15 estudiantes por aula.
Quizás si contáramos en este vírico momento con una Televisión Educativa la carga y las preocupaciones fueran menos pesadas, contaríamos con una herramienta auxiliar poderosa y efectiva; pero nunca hemos tenido una producción audiovisual dirigida a la enseñanza, acorde a los programas de clases del ministerio. A los políticos dominicanos éstos temas nunca le han interesado, no le quitan el sueño, en otras palabras, no suman votos.
Los señores ministros de educación en ningún tiempo han visto en la televisión un aliado, ha valido más la tiza y el verde pizarrón. En un gesto de aparente modernidad en los liceos se colocaron pizarras de formica blanca, pero luego no aparecían los creyones y los borradores para utilizarlos. Un colegio muy importante del país mostraba a un grupo de padres su equipamiento con tecnología de punta: Pizarras inteligentes, monitores de 50 pulgadas con reproductores de DVD y acceso a internet; pero sus profesores no los utilizaban porque no tenían el entrenamiento ni los recursos cinéticos (Banco de imágenes), para apoyar sus clases con un documental o película relativo al tema impartido.
Las tecnologías de la información y la comunicación (Las Tics), de las que tanto se teorizó en un momento; de una digitalización total, para maestros y alumnos, de ordenadores y otros artilugios mecatrónicos que se repartieron a granel, pero que todavía no tenemos claro para qué nos servirán, salvo que no sea como propaganda política. Educación y tecnología, que debieron maridarse desde hace mucho tiempo en Republica Dominicana, ni siquiera han llegado al noviazgo.
El Ministerio de Educación cuenta desde hace ya bastante tiempo con la RED (Radio Educativa Dominicana), para apoyar los programas de enseñanza básica y de bachillerato. Tiene una estación de radio y un canal de televisión (canal 17 de CERTV), ambos con una extensa plantilla de empleados que apenas producen una que otra publicidad para la cartera docente. En el pasado se hicieron algunos esfuerzos de los que quiero dejar constancia, sería injusto no hacerlo; y dejar claro también, que ningún nuevo ministro sigue los planes de desarrollo del funcionario al que sucede, sería darle permanencia a lo viejo, y peor aún, no proponer mejores iniciativas.
En 1991 el presidente de la República era para entonces el ya fenecido Joaquín Balaguer, y la maestra Jacqueline Malagón la secretaria de educación (Fue a partir del segundo gobierno de Leonel Fernández que comenzó a llamársele ministerios a las secretarías, como si fuéramos un régimen parlamentario con primer ministro). El reino de España, no quería perder su rango de influencia en América Latina y fue así como a alguien le surgió la brillante idea de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estados y de Gobiernos.
Un proyecto, que si bien era de ribetes políticos neocoloniales para mantener a los súbditos de la América indígena y negra bajo obediencia de la corona, no menos cierto es que dejó sus frutos en muchos campos como el científico, el deporte, las artes, la salud, el transporte, la comunicación, lo académico y lo cultural. ¡Fue un ensayo de que todos juntos podemos ser mejores!
1991, Guadalajara, México, allí estaban todos a los pies del rey, D. Juan Carlos I de Borbón, quien una vez tuvo el control de nuestros gobernantes, mostró sus cualidades de monarca del Medioevo cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez le interrumpió a su Jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero, “¿Tú… a por qué no te callas?”, la frase es histórica (Cumbre XVII, Santiago de Chile, 2007).
En 1992 George Rodríguez era el director de Radiotelevisión Dominicana (se le ha cambiado el nombre al canal tantas veces, se ha modificado su logo tantas veces, se ha pintado su edificación tantas veces, cuando lo que debe cambiarse de una vez y por todas es la supra estructura administrativa rancia que no sabe sobre la responsabilidad de una estación de televisión pública más que para hacer propaganda al gobierno de turno), fecha en que fue creada la Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana (ATEI), como parte de los acuerdos firmados por los Jefes de Estados y de Gobiernos en la II Cumbre de tener una televisión más democrática y participativa en la construcción de sus modelos de ciudadanías.
El canal 4 coordinó de inmediato con la cartera de Educación la transmisión de dos horas diarias con estos contenidos, de 3:00 a 5:00 de la tarde, de lunes a viernes. Nadie estimó la idea de formar un equipo de producción local para realizar programas subterráneos capaces de reforzar la conciencia de lo nacional, que mostrara al mismo tiempo, los mejores perfiles de la República Dominicana en los otros países de Iberoamérica (se incluía a Portugal y Brasil), así como el público criollo se enteraba de lo que producía México, Cuba o Argentina.
En la “Revolución Educativa” que lleva a cabo el gobierno dominicano del presidente Danilo Medina, se anunció que el Ministerio de Educación complementaría tal transformación con la “televisión educativa”. Para ello, acordarían con funcionarios de CERTV, poner en ejecución dicho plan, administrando y reacondicionando el canal 17. Unos meses después el arquitecto Andrés Navarro, jefe del gabinete pedagógico, hace el anuncio el 2 de agosto de 2017: El canal 17 pasaría a ser la plataforma de transmisión de la televisión educativa de la cartera magisterial… Entre aplausos, se firmó el acuerdo, se dijeron sendos discursos y se intercambiaron las carpetas (la escena se ha visto miles de veces). Esa tarde-noche hubo muchas emociones en el aire, tantas, que hubo quien lloró de tanta alegría. El arquitecto Navarro anunció para entonces que los primeros pinitos de programas y transmisión se harían para el último trimestre de ese mismo año.
Lo que no advirtió o no le advirtieron al funcionario gubernamental fue que para poner en funcionamiento un canal de televisión se necesitan una serie de condiciones técnicas, administrativas y artísticas que con tan poco tiempo de su anuncio, no se cumplirían.
La televisión educativa como refuerzo cultural, artístico, pedagógico y lúdico es un entramado complejo; primero exige de un equipo administrativo y técnico comprometidos con el proyecto; y segundo, hacer buena televisión educativa resulta costoso (El canal 22 de México es una buena muestra). Claro, que cuando se mide la inversión comparada con los resultados, bien vale la pena los esfuerzos creativos y económicos.
Su principal asesor en este campo -que debió ser su director de comunicaciones, Miguel Medina-, tal parece que no conocía ni un ápice del tema, mucho menos de televisión educativa, lo que interesó fue el impacto del anuncio en los medios; y luego dejar que se diluyera, que ya la impresión quedó en la población, parece que eso fue lo que imperó, más que la concreción del proyecto en un tiempo real.
Un canal de televisión exige toda una infraestructura técnica y humana que son los que hacen posible su funcionamiento. Hablamos de estudios de tv., transmisor y/o fibra óptica, cámaras, luces, consolas de controles… vinculación con los sistemas de cables, y un largo etcétera, etcétera. Mientras que por la parte humana están los camarógrafos, coordinadores, directores, luminotécnicos, sonidistas… y una inextensa lista que concluye en el departamento de ingeniería.
Parece que nada de esto se contempló y lo que primó fue el anuncio y su efecto mediático. Esto sin contar que debe haber una supra estructura que indique claramente cuáles son los lineamientos a seguir en términos de producción, realización y programación; parece que esto tampoco estuvo claro. Parecería que República Dominicana tendría televisión educativa por obra y gracias del espíritu santo. Por desgracia, los milagros ya no cuentan, Dios está un poco agotado de que lo defrauden.
El trabajo que se necesita es tesonero, sin límite de tiempo, para una gerencia que quiera lucirse en pos de una causa nacional: Reforzar la educación dominicana a través de una televisión alternativa y complementaria. Sin embargo, la dirección a cargo no tiene muy clara esta función. Hay quienes hablan ahora de un “híbrido”, es decir, que mientras un grupo de alumnos está en aula, el restante, pueda estarse educando de forma virtual viendo un documental o una película y viceversa; luego el profesor deberá provocar el colofón.
Habría que capacitar un personal que va desde animadores y presentadores, guionistas, productores y realizadores en el tratamiento de temas educativos, culturales y artísticos. No es adivinando ni soñando con católicas epifanías que se hace una televisión educativa, es especializando talentos y técnicos. ¿Se habrá pensado en esto? Tengo mis dudas. Una parrilla de producción que conforme a su vez la parrilla de programación es vital para una canal de esta naturaleza. Cada horario y cada programa deben ser cuantificados en el beneficio que provocará en los televidentes, que no siempre serán estudiantes, sino un imaginario nacional diverso.
Programas de ficción, documentales, series, panel u opinión, ciencias, urbanidad, películas, obras de teatro, conciertos de música, etc., deberán ir muy bien entrelazados para tener una información editorial uniforme y diversa a la vez, pero sobre todo, lúdica… el televidente ha visto un programa que ha disfrutado, pero en el que ha aprendido sin poner a prueba su esfuerzo escolar. ¡Esa es parte de la magia de la televisión educativa!
Este proyecto le ha quedado grande a la actual dirección de RED por falta de profesionalización, de experiencia y de sentido común. No distingue a un guionista de un productor, ni al productor del realizador; dicho de otra manera, es como decirle a un agricultor que él será el capitán de una nave que viajará a Marte sin previo entrenamiento. Seguro la nave no despegará y de hacerlo, perderá su curso yendo a parar a Mercurio o ¿quién sabe dónde? Ojalá que el esfuerzo del Ministerio de Educación encontrara la senda correcta y las velas para ponerse con buen viento. ¡Meteorología no indica buen tiempo y el ministro de turno ni se da por enterado, ha salido sin paraguas!
(Las opiniones de los colaboradores no necesariamente representan las opiniones de Nota Clave)
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