Si era necesaria alguna prueba de la capacidad del Cibao de afirmarse en sí mismo y hacer posible lo quimérico, ahí está el Centro de Convenciones de la Cultura Dominicana, como nueva evidencia del potencial de su gente e instituciones.
Quienes pasábamos por Santiago a finales del siglo pasado e inicios de los años dos mil, se nos marcaba de dolor el pecho y se estrujaba la sensibilidad al contemplar, frente al Monumento a los Héroes de la Restauración, una gris y triste construcción abandonada, ya casi una ruina, contando su leyenda innoble y escasamente entendida. Eso lloraba ante la presencia de Dios.
Pero nada es para siempre. Llegó el momento, en 2003, en que se produjo la decisión del gobierno de Hipólito Mejía, mediante el Decreto #61-03 de entregar esa estructura inconclusa, a la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), paralizada por 20 años. Era un desafío: para rescate y puesta en valor harían falta 600 millones de pesos, y un reto que la universidad cibaeña aceptó de buen grado.
El Centro abrió puertas el 2 de abril 2018, con un ceremnial oficial, tras cuatro años de labor intensa de rescate y nueva construcción, en la avenida Las Carreras, en el lado norte del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Concebido con criterio, el Centro está enmarcado en ejes educativos, artísticos y pedagógicos, con una clara estrategia de extensión cultural y de ofrecer apoyo didáctico, turístico y lúdico a sus visitantes, además de disponer de espacios para reuniones de los más diversos formatos.
Una de periodistas de la Asociación Dominicana de Prensa Turística, tanto de la sección nacional como de las filiales de Puerta y Santiago, fue recibida por la directora del Centro, la maestrante Melany Rodríguez González y el arquitecto César Payamps (junto con su colega Conrado Asencio y la ingeniera Kleyrys Almánzar), responsables los tres del diseño y construcción de esta obra.
Los espacios
En el primer nivel, la escuela de graduados de UTESA y de postgrados, además de un restaurante con capacidad para atender 300 o 400 personas, cafetería, biblioteca, cine, canal de televisión y una estación radial.
En el segundo nivel un museo de historia de la República Dominicana, único por su perfil que define todos nuestros pueblos por medio de su arquitectura icónica, de amplios salones y cuidada museografía por el arquitecto Cesar Payamps.
En ese museo presenta los iconos de las provincias, réplicas de cómo eran las viviendas de los siglos pasados en todas las regiones del país, presentados con un estilo históricamente documentado y elegante.
Hay además en este nivel: talleres de artesanía, un pabellón de Emprendedores Meritorios, la sala de exposiciones temporales, el Patio Dominicano, que muestra los signos de la cultura y del vivir cotidiano, una tienda de recuerdos y la estación Cigarros Dominicanos.
En el tercer nivel existen cinco salones para actividades y una sala de teleconferencias con capacidades, respectivamente, para mil, 500, 200, 100 y 50 personas.
Y finalmente, el área exterior con las esculturas Globo Terráqueo, Camino de la Luz, una réplica de la Torre Eiffel y otra de la Estatua de la Libertad.
José Rafael Sosa periodista dominicano, editor, gestor cultural y escritor de literatura de soporte existencial y emocional a la gente , origami y comunicación masiva.