Las integrantes de República Fémina, a través de su vocera Ylonka Nacidit Perdomo, escritora e investigadora literaria de relieve en las letras dominicanas, han hecho llegar a Nota Clave una Carta Abierta a las personas que abogan públicamente por los ministerios de la Mujer y de la Juventud.
«Continuamos horrorizadas con la misoginia de algunas personas que afirman que sobran los ministerios de la Mujer y de la Juventud.
El tema clave a discutir en el presente es la inequidad en la gobernanza; puesto que, aventurarse a decir que el Ministerio de la Mujer (MMUJER) “sobra”, es la mayor desventura ideológica que pude exhibir una “mujer”.
Una “mujer” que se expresa así, transmite su desprecio a la equidad, y trae a discusión la polarización de un tema: machismo versus feminismo.
Ningún Estado puede decir que es institucionalmente democrático, si existen y persisten en su organicidad profundas segregaciones y exclusiones; si el Estado – para impedir el derrumbe de la perpetuación de la opresión genérica- se convierte en un obstáculo; más aún si las leyes patriarcales afectan las vidas de una mayoría de sus súbditos (en este acaso las mujeres) que aportan a su existencia como Nación, a su crecimiento como país, pero que están siendo violentadas y vulneradas constantemente en sus derechos.
No es posible para nosotras, desde República Fémina, permanecer indiferentes o en silencio, cuando en este siglo XXI, desde la tribuna editorial de un medio de comunicación nacional, se expresen ideas tan oscuras como un juicio a priori que afianza, de manera sumaria, la inequidad, lo cual significa a la larga que se lleve ante un paredón al Ministerio de la Mujer.
Las mujeres sufren en la República Dominicana las inequidades que hacen que sus capacidades intelectuales y productivas sean subestimadas; sufren estar en la línea extrema de la pobreza, y en una serie de tensión social con el modelo de dominación sin consecuencias; sufren la inequidad de una distribución injusta, muy injusta, bastante injusta del presupuesto nacional.
El Ministerio de la Mujer (MMUJER) es una de las instituciones del Estado dominicano con el mayor descrecimiento presupuestario; con una curva ínfima económica que desestabiliza y asfixia su labor. Contra el Ministerio los gobiernos de la última década, y otras agencias de la administración pública, han hecho la práctica de la «técnica del derrame», es decir de desfavorecerlo en su acciones y políticas.
Se pueden hacer múltiples análisis al respecto (de la «técnica del derrame») desde distintos ángulos y, veremos que, al Estado dominicano –a la gobernanza ultramachista- no le interesa reducir las brechas de las inequidades; siendo el costo social más alto de esto: las violencias, el desequilibrio complejo del cuerpo social, porque la inequidad (de género) va unida a la praxis de regímenes autoritarios; donde las reglas del juego no son justas; donde los intereses en contra de la mujer son ilegítimos; donde el entorno del poder se inclina, justamente, por afianzar las inequidades a través de la implementación de procesos de corrupción a gran escala que derriban las ilusiones y las expectativas de justicia social.
Es deplorable que se diga que el Ministerio de la Mujer “sobra”; lo que sobra es la canallesca complicidad de los poderos fácticos con el patriarcalismo, y la complicidad de los poderes fácticos (ocultos a veces en la prensa) de desinformar (adrede) a la ciudadanía. Esto es un desafío abierto al movimiento militante de mujeres, a las feministas, a las investigadoras, a las académicas, a las ciudadanas, y en especial a los organismos del Sistema de las Naciones Unidas.
Por estas razones justamente el Ministerio de la Mujer debe diseñar una vigorosa política a los fines de que en la enseñanza, en la educación, en las curriculas se implemente la equidad como eje trasversal, para lograr que se desaprendan los estereotipos, los sesgos de género, con estrategias atractivas para las nuevas generaciones.
La equidad, en una sociedad democrática, solo se logra cuando de desaprenden esos “saberes” del patriarcalismo, que han mantenido a las mujeres en situaciones impredecibles de deterioro de sus derechos humanos.
El Estado dominicano es signatario de la «Convención Para La Eliminación De Todas Las Formas de Discriminación Contra La Mujer» (CEDAW) y la existencia del Ministerio de la Mujer es un logro tras largos años de luchas, de articulaciones de mujeres extraordinarias que por décadas unieron todas sus fuerzas para consensuar el diseño de políticas públicas con equidad.
Es, al parecer, muy fácil para algunas personas, incluidas mujeres, “opinar” sin investigar los distintos marcos en que actúa una institución, y más esta, que es el resultado de los compromisos del Estado dominicano. Lo que debe producirse en el presente, es un «clima de confianza» -no de desconfianza como el que algunas pretenden incentivar- entre los actores de la gobernanza; es justo propiciar no solo tener resultados macroeconómicos para exhibir como logros, sino además de la estabilidad política, propiciar el desarrollo social con equidad, (y aquí todas las sinergias son indispensables) y generar programas innovadores para interactuar reforzando en ese ministerio los programas existentes.
Este momento de transición no es para hacer “performances” ni desorientar; es para acciones de buena voluntad, para la apertura de un asociacionismo de ideas claras, de revalorización de la cultura, de afianzar los vínculos entre la sociedad actuante democráticamente y los actores de la gobernanza.
Impulsar la equidad con y desde la perspectiva de género será la palanca más poderosa para definir y conocer el perfil social de cualquier gobierno; es la palanca decisiva para la competitividad, el crecimiento sostenido, y el progreso tecnológico.
Es al Estado dominicano que le toca cumplir ese rol central acompañado y con el acompañamiento del Ministerio de la Mujer. Es imprescindible que se comprenda, y que se cumpla la normativa (ley) que hizo nacer este Ministerio, que ha sido uno de los logros históricos más importante del feminismo y del movimiento de mujeres de la República Dominicana. En la coyuntura presente los sectores claves de la sociedad civil y de todas las comunidades han avanzado extraordinariamente a una cultura de la solidaridad, a una cultura de acción, a una cultura de principios y valores, que se activa conformando redes. No queremos retrocesos en los derechos humanos ni en las conquistas de las mujeres. Se sabe cómo interconectar estrategias de «abajo para arriba» y de «arriba para abajo», y conformar una dinámica generadora de cambios.
La democracia no es posible con inequidad, y menos hacia las mujeres; ni desfavoreciéndolas ni afectando sus vidas.
El proyectil marcado con la palabra «sobra» dedicado al Ministerio de la Mujer, es parte de la inequidad de género de quienes pretenden seguir alterando la vida humana plena de las dominicanas, y continuar creando tensiones innecesarias en la sociedad. Pero no es de extrañar que en todos los lugares, hasta debajo de una piedra, aparezcan machistas-patriarcales (tanto hombres como mujeres) que atentan contra sus iguales.
El único gobierno posible que aceptan las mujeres es el de la equidad. Pretender degradar sus conquistas históricas es un atentado al sistema democrático. Recuerde que abrumadoramente somos mayorías. Renovar las esperanzas de esta sociedad, a través de una oleada de votos, nos pertenece también.
REPÚBLICA FÉMINA
Santo Domingo. 20 de julio de 2020″
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