MIAMI. El divorcio está considerado como la segunda causa de estrés en el individuo. Al igual que la muerte de un familiar cercano, el divorcio es una situación muy difícil, de duelo y pérdida. Del divorcio, lo que más nos preocupa es el manejo que se le da a este proceso en relación a los hijos.
Los estudios indican que aunque los hijos del divorcio tienen mayor posibilidad de sufrir problemas emocionales, si el divorcio es manejado adecuadamente, no tiene por qué causar problemas serios en los “hijos del divorcio”.
¿Cuál es la diferencia entre un buen divorcio y uno mal manejado?
Para tener un buen divorcio se requiere casi lo mismo que para disfrutar de un buen matrimonio:
*Buena comunicación
*Consideración
*Respeto por el otro
*Lealtad
*Fidelidad
Esto plantea un serio problema: la mayoría de las personas que se divorcian tienen un mal manejo del proceso del divorcio.
Ejemplos de un divorcio mal manejado:
-Meten a los niños en la discusión y les preguntan si papá y mamá se deben divorciar o no.
-Forman bandos, “tú del lado de mamá y tú del lado de papá”.
-Le hablan mal al niño de su madre o su padre.
-Una vez que se ha efectuado el divorcio, ven al niño esporádicamente, entre otras cosas peores.
¿Cómo podemos mejorar esto?
-Respetar la “imagen del otro padre”: tanto del que se va como del que se queda con los niños. Esto quiere decir, no hablar mal del otro, ni permitir que otras personas lo hagan (al menos, delante de usted).
-Decirle y demostrarle al niño que papá y mamá le seguirán amando igual y asegurarle al niño que él no tuvo nada que ver con el divorcio.
-No inmiscuir al niño en el problema de ninguna manera (aún sea un adolescente). Recuerde, el matrimonio y el divorcio son solo para adultos.
-Mantener una relación lo más cordial y adulta posible con su ex cónyuge comunicándose efectivamente.
¿Le parece muy difícil, verdad? Eso es fácil si se compara con las consecuencias de hacer lo contrario. Sabemos que es difícil actuar de forma adulta y ecuánime en medio de un gran dolor y caos emocional. Por eso es que dentro de lo posible “debemos prevenir el divorcio”.
De todas formas, una pareja con problemas y en constantes disputas es tan dañina a sus hijos como un mal divorcio. ¿Complicado, verdad? Tan complejo y complicado como lo es el ser humano, como son sus relaciones, pero no imposible. Si no puede solo, ¡para eso está la terapia familiar!
Dra. Nancy Alvarez Psicología Clínica con maestría y post grados en terapia familiar de pareja y sexual. Miembro del Board Americano de Sexualidad y de APA.