El príncipe Andrés, hijo de la reina Isabel de Inglaterra, se enfrenta a una causa civil en Estados Unidos por agresión sexual, y con tal motivo este jueves le fueron retirados sus cargos honoríficos a la cabeza de regimientos militares y asociaciones benéficas y dejará de utilizar el título de Alteza Real.
«Con la aprobación y el acuerdo de la reina Isabel II, su madre, las afiliaciones militares y los patrocinios reales del duque de York fueron devueltos», anuncio el Palacio de Buckingham en un breve comunicado.
Horas antes, más de 150 veteranos del ejército británico habían pedido a la monarca que retirar sus títulos militares al ex piloto de helicópteros, distinguido como héroe de la guerra de las Malvinas (1982) en la cual participó con 22 años.
Lo acusaban de no cumplir con las obligaciones de probidad, honestidad y comportamiento honorable que tienen los militares británicos.
Además, dejará de utilizar el título de Alteza Real, precisó una fuente de la casa real.
«El duque de York seguirá sin desempeñar ninguna función pública y se defenderá en este caso en calidad de ciudadano privado», agregó el comunicado del palacio.
Rechazan pedido de desestimación
Un juez de Nueva York había rechazado el miércoles una petición interpuesta por los abogados del príncipe, para que desestimase la denuncia de agresiones sexuales presentada en su contra por Virginia Guiffre, una estadounidense que le acusa de haber abusado de ella en 2001, cuando tenía 17 años.
Guiffre es una de las víctimas de los delitos sexuales del financiero estadounidense Jeffrey Epstein, declarado culpable de pederastia por un tribunal de Florida y que se suicidó en una cárcel de Nueva York en agosto de 2019, donde aguardaba un nuevo juicio por tráfico y abuso de menores.
La amistad de Andrés, de 61 años, con el estadounidense, que defendió en una muy controvertida entrevista con la BBC en noviembre de 2019 provocó un gran escándalo que lo obligó a retirarse de la vida pública.
Andrés, considerado por todos como el hijo predilecto de Isabel II, carga así con uno más de los múltiples escándalos que dañan la imagen de la monarquía británica con los que ha tenido que lidiar recientemente la soberana a sus 95 años.
Tras la decisión de la justicia estadounidense, el duque -que niega firmemente las acusaciones- tendrá que enfrentarse a un juicio civil, en el que en principio respondería mediante una declaración grabada en el Reino Unido. A menos que recurra y tenga éxito o las dos partes lleguen a un acuerdo económico, las audiencias podrían celebrarse en el otoño boreal.
«Conejo escurridizo»
El miércoles, uno de los abogados de Giuffre, David Boies, dijo a la BBC que su clienta no descartaba un acuerdo, pero que el dinero no bastaría.
«Es muy importante para ella que este caso se resuelva de forma que le dé reconocimiento tanto a ella como a las demás víctimas», subrayó.
«Ir a juicio, arriesgarse a las revelaciones y a la derrota o llegar a un acuerdo que suene a confesión, para el príncipe Andrés no es una buena solución», considera Anna Whitelock, historiadora especializada en la monarquía en la City University de Londres.
«Y un acuerdo financiero plantearía preguntas sobre la procedencia del dinero», explica Whitelock a la AFP.
Según la prensa británica, el príncipe ha resuelto recientemente un litigio sobre una deuda de 6,6 millones de libras (9 millones de dólares, 8 millones de euros), que ahora le permitiría vender un chalet en Suiza que compró en 2014 por una suma que ascendería a 18 millones de libras.
«En los últimos meses, el príncipe Andrés ha dado la impresión de ser un conejo escurridizo o de esconderse tras las faldas de su madre en su finca escocesa de Balmoral para no recibir los documentos judiciales que le enviaron», se burlaba la excolumnista real Jennie Bond en Sky News.
«Pero qué vergüenza para una mujer de 95 años tener que interrogar a su hijo de 61 años sobre acusaciones de conducta sexual inapropiada», agregó.
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