Hace falta un Picasso que ahora se inspire en los crímenes de Rusia en Borodianka y Bucha, dos pequeñas ciudades cercanas a Kíev, la capital de Ucrania, donde se han cometido los delitos de lesa humanidad que estremecen al mundo. Menos a países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, que respaldan a Putin.
El próximo 26 de abril harán 85 años del bombardeo masivo lanzado por los nazis de entonces contra la indefensa población de Guernica, en el País Vasco, España el 26 de abril de 1937.
El cuadro más significativo de Pablo Picasso probablemente sea el Guernica pintado en el mismo 1937, bajo el fragor de los bombardeos fascistas y el rechazo del artista a los crímenes terribles de los nazis. El cuadro fue pintado en blanco y negro en París, y en él hay esquirlas del expresionismo, detonaciones del cubismo y grandes explosiones de surrealismo.
Cuentan que cuando los alemanes invadieron París, llegaban de vez en cuando por el taller del artista a revisar si había judíos. Pablo Picasso les sonreía y les regalaba postales con el Guernica. un día -cuenta- llegó un embajador nazi y le preguntó señalando a la postal «¿Esto lo hizo usted señor Picasso?». «¡No, lo hicieron ustedes!», le espetó.
El cuadro, de 7,75 metros de ancho x 3,50 metro de ancho, se había mostrado por primera vez al público durante la Exposición Internacional de 1937 en París y generó desde el primer instante un gran impacto y comenzó un periplo por ciudades como Oslo, Copenhague, Estocolmo, Goteborg, Londres, Leeds, Liverpool, Manchester. Por decisión de su autor fue enviado a Nueva York en 1939 con el fin de recaudar fondos económicos para el bando republicano. Allí estuvo en el MOMA hasta 1981. El 8 de septiembre de ese año, tras secretas negociaciones entre las autoridades culturales españolas y del MOMA, se descolgó el “Guernica” y se preparó embalado en un rollo y cinco cajas —entre el lienzo y los 63 bocetos que dieron pie al “Guernica”—, luego fueron montados en dos camiones escoltados por cuatro automóviles de la policía metropolitana de Nueva York y un equipo de agentes españoles rumbo al aeropuerto Kennedy el 9 de septiembre de 1981. En Manhattan había un apagón general.
Al día siguiente, a la llegada al aeropuerto de Barajas, el comandante de la nave del vuelo regular de Iberia anunció a los pasajeros que habían acompañado el «regreso» del Guernica de Picasso a Madrid. En realidad nunca había estado. Era la llegada de lo que llamaron «el último exiliado». La monumental obra pasó a engrosar los fondos del Museo Reina Sofía.
El Guernica hace poco regresó a la sede de la ONU, en un préstamo del pueblo español a la organización mundial. ¿Coincidencia? Probablemente ya lo hayan regresado. De cualquier manera, desde donde esté es un llamado a la guerra contra la guerra.
Un genio del arte de todos los tiempos
Picasso era un pintor genial desde que a la edad de 26 años pintó Las señoritas de Avignon, en 1907, con el cual inauguró una manera distinta de ver el mundo y el arte. Ahora desde el arte se observa la realidad con otros prismas. El cubismo, es el mismo estético que cambia de a cuajo la historia del arte. Nunca antes el arte había sido tan rompedor como en ese momento. Abrir esa puerta fue un acto de valentía suprema. 26 años apenas. Comenzaba el siglo.
Lo bautizaron al nacer el 25 de octubre de 1881, en Málaga, con una retahíla de nombres imposibles de memorizar: Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, pero él lo sintetizó en Pablo Picasso y luego, en sus obras Picasso a secas. Que nadie más ha firmado cuadros con ese nombre. Murió en Mougins, Francia, el 8 de abril de 1973. Hace dos días hicieron 49 años de su defunción.
La genialidad de Pablo Picasso ya se había expresado en el período azul, con obras como La cerveza (1901), El viejo guitarrista ciego (1903) o La vida (1903). Esta última tiene detrás una historia que se ha contado mucho. Ocurrió en Paris, donde Picasso y su amigo Carlos Casagemas viajan para la Exposición Universal de 1900, establecen un pequeño estudio-comuna. Y aparece una modelo, una muchacha de espíritu libre llamada Germaine, de la cual Casagemas se enamora locamente, pero ella lo rechaza, y éste se dedica a beber y drogarse. Cuentan que Picasso lo lleva a Barcelona, para que se recupere, pero él regresa a París y tras varias noches de borrachera, busca a Germaine, quien otra vez le rechaza.
Casagemas cita a todos sus amigos y a Germaine a un café del Bulevar Clichy, con el pretexto de que se regresaba a Barcelona y era una despedida. Tras unas palabras dichas a los presentes sacó una pistola le disparó a la chica y se pegó un tiro. Resultado: ella sale viva y él sí muere allí. Seguramente Picasso llevó el cadaver a Barcelona y regresa a París, y Germaine se convierte en su novia.
Con esta historia da inicio conscientemente al “período azul” que ya tenía en La cerveza su primera manifestación.
El feminismo y la cultura de la cancelación, contra Picasso
El feminismo si bien ha sido un movimiento reivindicativo de los inalienables derechos de la mujer, también ha sido guarida de oportunistas, revisionistas, e incultas canceladoras de todo lo creado por el masculino. En Francia, una de las cabecillas ha dicho públicamente que los hombres no deben existir.
Hace poco, un grupo de estas extremofeministas francesas la han cogido con Picasso porque supuestamente maltrataba a sus mujeres o porque la despechaba cuando estaban enfermas o se enamoraba de otra. La ignorancia, el pensamiento extremista y sobre todo la falta de perspectiva de la historia, es tan tonto, pero tan peligroso como el maccartismo que golpeó la cultura norteamericana en los 50 o el estalinismo en su etapa más atroz.
El año pasado un grupo de estudiantes de arte en el Museo Picasso de Barcelona, condenaron la falta de perspectiva de género de ese espacio cultural en relación a supuesta misoginia del genio, con la consigna “Picasso maltratador”. Una de las mayores críticas que se le hacen consisten en que su segunda esposa tenía 27 años, cuando se casó con ella a los 79.
En realidad es la expresión insana del inculto, de que todo lo que signifique algo que no acaba de entender, producido por un genio, tiene que ir abajo.
Pensándolo bien no hace falta un Picasso que exponga lo sucedido en Bucha y Borodinka. Ya lo hizo el propio Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso. Lo expuso en una obra que se llama Guernica.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).