En Noruega, bajo las cascadas, oculto tras cortinas de agua y niebla, habita una criatura melancólica llamada Fossegrimen. («Foss» significa cascada, mientras «grim» significa ente).
El Fossegrim es el más virtuoso de los violinistas. Cuenta con las fuerzas naturales para componer sus melodías, y entre las notas se escuchan el viento y las olas, el bosque y el crecer de las flores.
Este ente se muestra amable con los humanos, e incluso está dispuesto a enseñarles los secretos de su instrumento. Se cuenta que si se le visita tres jueves seguidos, llevando como regalo una pierna gorda de cordero, es un buen maestro. Si, en cambio, se le entrega un cordero magro, enseñará a templar el violín pero no a tocarlo.
El Fossegrim ha sido un motivo recurrente en la plástica escandinava, sobre todo durante el nacionalromanticismo. También ha inspirado piezas musicales y obras de teatro.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.