Cuando escribimos el artículo sobre el vocablo guajiro, el único propósito era aclarar su existencia mucho antes del concepto erróneo que circulaba por la incipiente Internet donde aseguraban que por el año 1898: “you are a hero”; eres un héroe y por deformación, terminara significando “guajiro”, o “war heroe” (guar hiro). Después de ese artículo nos dimos a la tarea de investigar rigurosamente el origen, identidad, influencia, costumbres, hábitos y modo de vida de este espécimen cubano.
A partir de 1836, la palabra guajiro sale a la luz en el Diccionario provincial de voces cubanas, donde Esteban Pichardo menciona su posible origen yucateco. “Según autores entre los indios de Yucatán significaba señor; pero en esta isla es sinónimo de campesino”. Sí, como la ven con la letra g en ambas sílabas, pero vemos trece años más tarde en la segunda edición de 1849 del mismo diccionario, la palabra rectificada y el concepto sufriendo una ligera variación, “a modo de comentario según autores, entre los indios de Yucatán significaba, señor. Un yucateco fidedigno me asegura que hoy en Yucatán no se usa tal vocablo, mientras que, en la Isla de Cuba, principalmente en la parte occidental es muy común y distinta su significación. Aquí guajiro es sinónimo de campesino”.
Lo mantiene trece años más tarde en la tercera edición de 1862, y trece años después en la cuarta edición de 1875, con la única novedad de haber agregado “en Chile se llama guaso al campesino”.
El cubano Dr. Juan Miguel Díhigo y Mestres (1), expone lo siguiente: “campesino de la isla de Cuba. Nota: hay aquí dos acepciones y ambas son correctas. Pero no estamos conformes con el origen mexicano que se da a la voz, pues para nosotros se deriva del taíno guaoxerí o guaxerí, que en el idioma de los aborígenes cubanos significaba señor, y era un tratamiento respetuoso. Pichardo indica también el origen yucateco de la voz, pero lo da como opinión de autores que no menciona”.
Ramos Duarte, en el Diccionario de mexicanismos, Méjico, 1896, v. o goachiro, escribe: “La Academia da la siguiente etimología: del Yucatán guajiro, señor (Dicc., 12a edición) Ni hay lengua llamada Yucatán (hoy la Academia dice yucateco), ni allí se conoce la palabra guajiro. La lengua yucateca o maya no tiene g. Seguramente la Academia tomó su etimología de Pichardo, que no la había dado con mucha seguridad, y debe hoy rectificarse y sustituirla por la siguiente: del taíno guaoxerí o guaxerí, señor. La expresión indígena la encontramos recogida en Bachiller y en Zayas, y a ella se refiere Las Casas, quien nos dice que guoxerí era el menor de los tres grados de tratamiento que usaban los indígenas de La Española, que eran taínos, como los de Cuba. Las otras dos expresiones eran baharí y matunherí. Ese tratamiento de guaoxerí o guaxerí fue aplicado por los indios a los españoles para quienes trabajaban, y de tratamiento respetuoso pasó a designar la clase social a que se dirigía, principalmente la de los campesinos.
El lexicógrafo mexicano Marcos Enrique Becerra Sánchez (2), nos muestra un concepto mayano sobre la palabra guajiro recogido en el Diccionario de la Real Academia Española sin hacer mención al año de la edición, imaginamos sea la doceava que más arriba cita el lexicógrafo cubano Dr. Díhigo: campesino blanco de Cuba. Y argumenta, Pichardo y Macías (de esto ya hace tiempo) han criticado la nota etimológica (aún más antigua) de este artículo. Armas dijo que “GUAJIRO” es de origen arábigo, pero no dio la prueba de su dicho. Y yo, —sin tener en cuenta eso de llamar yucateco a una lengua que no se llama así sino maya—, examino la afirmación académica y la hallo digna de defensa”.
Y continúa defendiendo su criterio el lexicógrafo mexicano, “en el primer momento aparece desconcertante dicha afirmación, y hasta se llega a conjeturar que ha habido algún trastrueque de vocablos, quizá con la voz lucayo. Pero, cuando se lee en Oviedo que guaxiro significa “jefe o señor”; cuando se observa que hay un considerable número de voces de procedencia nahoa o mayana que por mucho tiempo han sido tenidas en cuenta como de origen insular; cuando se halla que la idea de señor o cacique se expresa en maya con la palabra ajau, que por una especie de declinación se puede convertir en ajauil (en sendal, lengua mayana, ajual, sincopa de ajaual); y cuando se recuerda que los indios siempre llamaron señores a los blancos, no se tiene dificultad en admitir que GUAJIRO sea palabra de origen continental de muy probable cepa mayana”.
Después de cuestionarse quiénes son y por qué les llamamos “guagiros” a los descendientes de conquistadores, hijos de europeos introducidos en el país, Antonio Bachiller y Morales, plantea en su concepto de la palabra “supone el Sr. Noda que era el significado de la palabra el de un rango social inferior al del cacique, y lo aplica a los naturales de Vuelta de Abajo. Oviedo, dice, que es sinónimo de cacique en Tierra Firme (Sumario, cap. X.) Guajiros se llaman en Cuba los habitantes del campo y no les gusta el apodo, acaso porque lo atribuyan a una acusación de rusticidad. Si gua es un artículo, tal vez parezca compuesta la palabra de gua y jíbaro: perros jibaros, cochinos jibaros, se llaman en Cuba los silvestres; y jíbaro en Puerto Rico al hombre campesino. Hay una nación de goajiros: La Guajira. Si se cree al padre Simón, eran: gente desnuda de todo, hasta las partes de la honestidad que también traían descubiertas hombres y mujeres, salteadores y vagabundos, sin poblaciones ni hogares conocidos, pues andan, como dicen, a noche y mesón, viven bajo los árboles y no cultivan las tierras, holgazanes por bastarle para su sustento las frutas de los árboles que son muchas”.
“El Padre Simón reconoce su valor que costó caro: y no ha habido quien les haya puesto coyundas de sumisión. (Not. Historiales.) D. Antonio Julián forma de esa nación mejor concepto: la califica de valiente como su antecesor, pero de muy civil con los extranjeros con quienes comercia; que han adoptado el servicio de los caballos de que tienen velocísimos, llamados aguilillas; no fueron conquistados y aunque cree que los no reducidos andan como nuestro padre en el Paraíso, se visten cuando bajan a sus tratos y describe el traje. Le parecía su lengua sonora y una de las mejores de América. Desgraciadamente no presenta más muestra de ello que la palabra nape con que llamaban al padre. (Historia de la Provincia de Santa Marta. Disc, III y siguientes.) Consérvase esa nación en nuestros días y se le suponen 18,000 almas entre Venezuela y Colombia: son laboriosos ganaderos, según Codazzi”.
Y continúa Bachiller, “Al publicar Ternaux Compans el manuscrito del sumario de Oviedo, que antes he citado, y perteneció a Muñoz, en los Nouvelles Annales des Yoyages se anota la palabra guagiro, “así: pero esta palabra la han adoptado de los caribes. Los aruagas, arrouges o arrouakasis (formas diversas de una palabra como lo advertimos en otro artículo;) los galibís o galibitos; los guahiros o goagiros me parecen tribus de la bela nación caraibe.” Esas son palabras, con excepción de lo que agrego entre paréntesis de Daonxion Lavayse, Voyage aux iles L. t. 1o, página 287.”
Es bueno destacar que este mismo concepto lo recoge el venerable antropólogo cubano Fernando Ortiz, en su artículo sobre la palabra guajiro (3), pero con una oportuna aclaración al Diccionario de la Academia sugiriéndole corrigiera la papeleta de que en Cuba sólo había guajiros blancos. Antaño sí, el guajiro era el blanco, porque el negro era esclavo; pero a medida que el negro se ha emancipado, también la gente de color se ha hecho guajira”.
Y solamente queremos resaltar lo expresado por el lexicógrafo mexicano Francisco Javier Santamaría (4), donde expone “GUAJIROS. m. pl. Indios aborígenes pertenecientes a una inmensa tribu de la gran familia arahuaca, que habitan actualmente todavía la península de Guajira, territorio de Colombia y Venezuela, en la región septentrional de la América del Sur”. Y más adelante explica “De la obra de Alfredo Jahn. Los aborígenes del occidente de Venezuela, reproducimos los siguientes datos relativos a estos indios “El nombre Guajira aparece por primera vez en dos grandes mapas de América, dibujados en 1527 y 1529 por Fernando Colón y Diego Ribero, de orden del Emperador Carlos V. Están hoy en la Biblioteca granducal de Weimar, y fueron publicados varias veces y con especial cuidado por J. G. Kohl…”
Y se extiende Javier Santamaría, “Hallamos en el libro del P. Fr. Esteban de Uterga (5), Misionero Apostólico Capuchino que goagiro está registrado como un idioma y como vocablo significa guayú, pero con respecto a esa misma palabra encontramos a G. Forero (6), que ha “adoptado la palabra Guajira, y no Goagira, porque me han parecido concluyentes en favor de la primera forma las siguientes razones que aduce el Doctor Santiago Cortés: escribimos con u la palabra Guajira, por ser vocablo evidentemente de origen guajiro. Viene de la palabra guayú que significa indio y que entra en composición con otras voces de este idioma para significar cosas o propiedades relativas a los indios guajiros.”.
Por último, el Diccionario de la Real Academia Española en su edición veintidós y quizá en la veintitrés que va a salir a finales de este año (2014), según ellos, define la palabra guajiro de la siguiente forma: “Cuba. Persona que vive y trabaja en el campo o que procede de una zona rural. Cuba. Persona de modales rústicos. Cuba. Persona tímida. Canto popular cubano de tema campesino. Guajiro, ra. Natural de La Guajira. Perteneciente o relativo a este departamento de Colombia. Se dice del individuo del pueblo amerindio que habita la península de la Guajira, al noroeste de Venezuela. Perteneciente o relativo a los guajiros. Lengua de filiación arahuaca hablada por los guajiros”.
Aprovechamos para incluir el significado de la palabra “arahuaco”, registrada por el mismo diccionario. Se dice de los pueblos y lenguas que forman una gran familia y se extendieron desde las Grandes Antillas, por muchos territorios de América del Sur. Lengua hablada por estos pueblos.
Como podemos apreciar no ha sido fácil establecer única y convincentemente el origen de la palabra guajiro. Hemos querido demostrar que esas palabras aborígenes no eran más que vocablos formados de la lengua vulgar, mezclados con sonidos guturales de los indios y elementos árabes como es el caso de guajiro donde llegamos a la conclusión, es puramente castellana porque si analizamos a Oviedo, es sinónimo de cacique en Tierra Firme, los castellanos (así llamaban a los conquistadores) la habían formado primero con el elemento gua y el xerí, unidos daba pie para que el Dr. Díhigo afirmara, se derivara del taíno guaoxerí o guaxerí, que en el idioma de los aborígenes cubanos significaba señor, y era un tratamiento respetuoso argumentando que la expresión indígena la encontramos recogida en Bachiller y en Zayas, y a ella se refiere Las Casas, quien nos dice que guoxerí era el menor de los tres grados de tratamiento que usaban los indígenas de La Española, siguiendo con lo dicho por Oviedo y lo referido por las Casas, no es porque guaoxerí o guaxerí sea del “taino idioma de los aborígenes cubanos” sino porque quizás en su totalidad estaba formada por dos elementos del árabe, gua y xerí, este último con mucha probabilidad que haya sido xerife escrito así por el Fray Juan de Pineda de la orden del Bienaventurado San Francisco, en su Tercera parte de la Monarquía eclesiástica, o Historia universal del mundo, Zaragoza 1576 y Salamanca 1588 y que en el libro, Descripción y mapas de Marruecos, los coroneles José Gómez de Arteche y Francisco Coello(7), lo ilustraran como el emperador en calidad de Xerife o descendiente del Profeta, es a la vez jefe espiritual, juez y legislador supremo, y en la actualidad el diccionario de la Academia nos lo presente de la forma siguiente, Jerife: descendiente de Mahoma por su hija Fátima, esposa de Alí, ya con el cambio de la x por la f como debe haber sucedido con miles de palabras y vocablos de la lengua castellana.
Y suponiendo que si pudiera tener algún sonido o elemento indígena sin lugar a dudas diríamos, el mayano y no el arahuaco porque como dijo Hervás y Panduro, la lengua maya, que se habla en el Yucatán: y de este cotejo inferí, que la nación Yucutana o Yucateca se había extendido antiguamente por las principales provincias que hay desde Yucatán, Tabago y Chiapa, hasta el estrecho de Panamá.
Nosotros agregamos que después de ver tantos vocablos de origen “naualt” en el vocabulario del Padre Simón creemos que la lengua mayana castellanizada se extendió más allá del Orinoco. Al inclinarnos sobre el origen mayano trataremos de fundamentarlo a partir de la expresión de Marcos Enrique Becerra Sánchez, anteriormente mencionado, “cuando se observa que hay un considerable número de voces de procedencia nahoa o mayana que por mucho tiempo han sido tenidas en cuenta como de origen insular”.
Y mostramos total acuerdo con el matancero D. Félix Ramos y Duarte que “ni hay lengua llamada yucatán (hoy la Academia dice yucateco) y que “la lengua yucateca o maya no tiene g.” porque ninguno tuvo en cuenta el origen castellano de la palabra que sí tenía g y la sílaba gua y aclaramos con respecto “ni allí se conoce la palabra guajiro”.
Pues el mexicano Ignacio López Matoso (8), sí la conocía y la escribiría en el año 1817, en lo que se considera pudiera ser el vocabulario cubano más antiguo conservado. Guajiros son los rancheros o payos del campo.
Es curioso que fuera un mexicano quien la escribiera en plural diecinueve años antes que Pichardo, publicara su necesario y estimadísimo Diccionario, donde recomendaba “a la indulgencia pública el ensayo de una obra, la primera de su clase que sale a luz” y se adelantara a muchos autores mencionados, incluyendo a D. Félix Ramos y Duarte, exceptuando solamente a los cronistas Oviedo y Las Casas.
¿Sería el señor López Matoso uno de los autores considerado por el dominicano Pichardo? En el mismo Diccionario de mexicanismos del profesor cubano Ramos y Duarte, podemos ver las palabras Huacal y Huacamole, aseverando así que en su tiempo eran un provincialismo (pr.) en el Distrito Federal (D.F) y en México, y ambas provenían del azteca huacalli y ahuacamulli, respectivamente, pero cuatro años más tarde otro mexicano Don Joaquín García Icazbalceta, recogía en su Vocabulario de mexicanismos, la palabra Huacamole con la letra g agregando la palabra Guachinango donde “Macías asegura que Bernal Díaz se atrevió a decir que guachinango era voz indígena de Cuba en la significación de extranjero. No recuerdo el pasaje; pero la voz es indudablemente mexicana”.
Pero antes las habían escrito primero López Matoso y Esteban Pichardo, incluyendo la palabra guajiro. Ponemos estos ejemplos porque hoy en día el Diccionario de la Real Academia escribe comenzando con la letra g las palabras guacal (Del náhuatl huacalli, angarillas), guacamole (Del náhuatl ahuacamulli), guachinango, ga. (Voz náhuatl) y guajolote. (Del náhuatl huexolotl), y muchas otras como guaje, guacamote, estando la Academia consciente que “la lengua yucateca o maya no tiene g” y con ninguna ha habido tal conflicto ni dilema como con la palabra guajiro.
¿Por qué sucede esto? Por lo ya explicado anteriormente, esa generación de ilustrados cubanos arrastrados por el siboneyismo, un sentimiento patriotero, nunca aceptó que nuestra identidad cubana tuviera nada que ver con elementos extranjeros, y menos relacionados con los guachinangos cubanos, que por un motivo u otro estuvieron al lado del gobierno opresor (español). Aquí remitimos al lector al capítulo, “Influencia yucateca”, que forma parte de este trabajo.
Si aceptáramos que guajiro es una palabra de origen castellano por su elemento o sílaba gua como el resto de las demás, entonces analizando el vocablo guaoxerí o guaxerí, concluimos afirmando que si el elemento xerí, tuviera un sonido indígena no dudaríamos en afirmar que sería mayano donde, en las provincias, más se utiliza la x, como en mexicano, México, y aceptamos lo que Oviedo aseguró, en Tierra Firme, el principal señor se llama en algunas partes que vi, y en otras, cacique, y en otras tiva, y en otras, guajiro.
Los conquistadores con el nombre castellano de Guajira nombraron la península sudamericana donde aparece por primera vez en dos grandes mapas de América, dibujados en 1527 y 1529 por Fernando Colón y Diego Ribero, por orden del Emperador Carlos V, pero que nada tienen que ver en lo absoluto con el guajiro cubano.
Nuestra definición del guajiro cubano, sería la siguiente. Guajiro, ra: Palabra del castellano aborigen, dada por nombre al cubano nacido fuera de la capital cubana sin importar costumbre, raza o religión.
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1.- Dr. Juan Miguel Díhigo y Mestre. Cubanismos DRAE. D 23-253. Fichero General 125 y 126. 1974.
2.- Marcos Enrique Becerra Sánchez. 1913-33. Rectificación (1954). 6-A-191. Fichero General del DRAE. Fichas 106 y 107.
3.- Fernando Ortiz. Apuntes Lexicográficos. Extracto de la Revista Bimestre Cubana. Habana, Calle L, Esquina A 27a. 1923.
4.- Lexicógrafo mexicano Francisco Javier Santamaría. Fichero General del DRAE. 1942.
5.- P. Fr. Esteban de Uterga. Misionero Apostólico Capuchino.
6.- G. Forero. Notas Guajiras de Bogotá a Carazúa: Pág, 17. Junio a octubre de 1906.
7.- José Gómez de Arteche y Francisco Coello. Descripción y mapas de Marruecos. Madrid 1859.
8.- Ignacio López Matoso. La Habana elegante. Primer vocabulario conocido en Cuba.
Ivo Basterrechea Sosa: Escritor. Cubano, vivió en México y radica en Miami.
Ganó diferentes premios en Cuba. Finalista en el Concurso de novela histórica HISPANIA 2019 en España, con Ave María Habana, publicada recientemente por la Editorial Adarve.
E-mail: ivobasterrechea@gmail.com