Nunca me convenció que la palabra congrí, fuera un afronegrismo. Es en diciembre de 1894 del siglo antes pasado, que un lector escribía a la redacción de la revista “El curioso americano” Año 2. No. 3, que al congrí lo llamaban en la Vuelta Arriba a la mezcla de arroz y frijoles negros que en La Habana decimos moros y cristianos. Entonces, preguntaba ¿De dónde procede ésta, es africana o tiene alguna significación referente a lo que se designa con ella? Hasta donde sé, no hubo respuesta.
Luego en 1924, en su Glosario de afronegrismos, publicado en la Habana, don Fernando Ortiz escribiría que el congrí: En la región oriental se llama al plato que más comúnmente decimos en toda Cuba moros y cristianos, o sea “frijoles negros guisados y revueltos con arroz blanco”. Lo negro de aquellos y lo blanco de este motivaron esta graciosa locución. Congrí es de origen africano, la voz y acaso hasta el guiso; pero no podemos demostrarlo. Sin distinción al color del frijol.
Juan Marinello, dos años después, en su “Guacalito”, reafirmaba que el sabio profesor diputa africana la palabra y así parece indicarlo su composición, pero no aventura ningún origen concreto.
En 1941, un tal señor Larrazábal, en la ficha No. 4, del DRAE, nos revela que la voz congrí, es un plato que consiste en arroz con habichuelas revueltos, por otro nombre “moros con cristianos”. Kon entra en palabras africanas que importan a la significación de esta edición (Cfr. Concon); grigri o guiriguiri significa en la lengua mandinga “sacudir”, “menear”, “agitar”. Estas últimas locuciones, para mí parecer, no tienen nada que ver con lo que tratamos.
Recuerdo una ocasión por la televisión cubana, Nitza Villapol, citando a Fernando Ortiz, le atribuía que el vocablo cong, era de origen africano y servía para designar a los frijoles; y riz era el francés para el arroz, que al unirlos formaban la graciosa locución, que pasó de Haití, hacia la provincia oriental.
Luego, por toda la isla se desparramó que el congrí en la parte oriental, de la cual soy oriundo, era el guiso de frijoles colorados con arroz, y desde que tengo uso de razón, allá le llamábamos congrí, al guiso con arroz y frijol sin distinción al negro, o colorado.
Cuando un día llegué a la Habana, por primera vez, me entero que al guiso de frijoles negros, le llamaban moros y cristianos, y “congrí” solamente le decían al elaborado con frijol colorado, “como en Oriente”. Esta combinación de moros y cristianos, fueron los españoles los que la legaron a los habaneros, sin traerla del África negra, sino como parte de esa pendencia, riña o discordia, históricas entre los árabes (moros), y los españoles (cristianos), o sea oscuros y blancos.
Del adjetivo moro, surge el color morado, amoratado, o moreno, como a veces adquiere la mezcla de arroz con frijoles negros, como en el caso de alguna morisqueta mexicana, oriunda de Filipinas.
No olvidar que desde la colonia los habaneros son los únicos que no eran guajiros en Cuba, y los guajiros de la Vuelta Arriba, muy dados a apocopar las palabras, como de compadre compay, de comadre, comay, los que cuando la cocinera, preguntaba ¿cómo quieres los frijoles? Con cris, respondían. O, voy hacer los frijoles con cris, o frase como “hoy voy a comer frijoles con cris”, siempre la preposición con, junto al cris, apocopado del cristiano o blanco, como llamaban al arroz, y que, por deformación, y asociación al color de la mezcla, el cris, sonara como gris, y herederos de la costumbre de “comernos” la letra s, a lo largo de los años quedara el vocablo congrí. Es sólo una opinión bastante aventurada.
Ivo Basterrechea Sosa: Escritor. Cubano, vivió en México y radica en Miami.
Ganó diferentes premios en Cuba. Finalista en el Concurso de novela histórica HISPANIA 2019 en España, con Ave María Habana, publicada recientemente por la Editorial Adarve.
E-mail: ivobasterrechea@gmail.com