El Papa Francisco promovió al Orden de los Obispos al Cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y al Cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Pueblo.
De esta manera, el Pontífice continúa con la reforma del colegio cardenalicio, aunque la promoción de estos dos Cardenales se produce en contextos diferentes.
Mientras que el Cardenal Tagle es elevado directamente al Orden con su título, el Cardenal Stella accede al Orden de los Obispos asumiendo el título de Porto-Santa Rufina, que quedó vacante tras el fallecimiento del anterior titular, el Cardenal Roger Etchegaray.
Con la promoción del Cardenal Tagle, además, el Orden de los Cardenales Obispos se amplía a un miembro más.
El Orden de los Obispos es el máximo rango al que puede acceder un Cardenal. Los Cardenales son todos Obispos, pero con diferentes rangos. Esta organización es una herencia de las funciones que antiguamente desempeñaban los Cardenales en Roma.
Así, hay Cardenales diáconos, Cardenales presbíteros y Cardenales obispos. A todos se les asigna la titularidad de una iglesia de Roma, ya que los Cardenales deben ser, en primer lugar, colaboradores del Papa en colegialidad con él en Roma.
Los Cardenales obispos tienen asignado el título de una de las antiguas diócesis suburbicarias de Roma. Esas antiguas diócesis son siete, mientras que el Cardenal decano ejerce siempre como titular de la Diócesis de Ostia.
Sin embargo, esta tradición se modificó durante el Pontificado del Papa San Pablo VI al establecer que todos los Patriarcas de las Iglesias católicas orientales con rango de Cardenal formarían parte del Orden de Cardenales Obispos.
Además, el Papa Francisco volvió a modificar la norma al expandir el orden igualando las iglesias titulares de los Cardenales a las antiguas diócesis suburbicarias.
(Nota publicada originalmente por Andrea Gagliarducci en ACI Stampa. Traducida y adaptada por Miguel Pérez Pichel)
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