Pocas cosas son capaces de poner en un hogar aires primaverales como un ramo de tulipanes. En Noruega, esta maravillosa flor tiene su propio día, el 14 de Enero.
Los tulipanes llegaron a Noruega apenas tres años después de llegar a Holanda. Un habitante de Bergen llamado Henrik Høyere, mientras estudiaba en Ámsterdam, entabló amistad con Carolus Clusius, el hombre que introdujo los primeros bulbos en el país.
Henrik Høyre se trajo consigo varios bulbos de regreso a Noruega, y gracias a él los primeros tulipanes florecieron en Bergen en 1597. 425 años después, siguen siendo unas de las flores más queridas por los noruegos.
El 1700 los tulipanes se cultivaban tanto con fines ornamentales como medicinales, llegando a ser tan codiciados en el mercado como el queso o los arenques.
Las botánicas experimentaban con el cruce de distintos bulbos, logrando formas y colores nuevos. Los bulbos se vendían por su peso, aún en tierra. A esta compra se la llamaba «compra en el viento», pues ni el mercader ni el cliente sabían qué tipo de tulipanes estaban negociando.
De navidades a pascuas, los bulbos germinan lentamente en la tierra. Al llegar la primavera, una explosión de colores se abrirá sobre los jardines noruegos: el milagro de la vida, aún otra vez.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.