En tiempos pasados, en en la costa norte noruega existió una tradición peculiar: la Navidad de las mujeres.
El 13 de enero marcaba la fecha en que los hombres se iban a la mar a pescar bacalao; una faena dura y peligrosa que duraba varios días. En su ausencia, las mujeres del pueblo podían tomarse un pequeño descanso de sus labores diarias. Así pues, cada una tomaba lo que hubiese sobrado en su casa de las cenas navideñas, y se juntaban para comerlas mientras bebían café o cerveza clara y conversaban.
Esta celebración representa muy la naturaleza solidaria y humilde de los pueblos de pescadores noruegos. Los hombres en la mar tenían su inri, pero las mujeres quedaban en la casa con labores tan arduas como las de sus maridos. La granja y la casa y los niños, a menudo padres o suegros ancianos a cuidar; noches de insomnio y preocupación por el que estaba a merced de los elementos. Así pues, la Navidad de las mujeres era una especie de canto a ellas mismas: una pequeña celebración en mitad del crudo invierno, un día de descanso y risas y cantos.
La Navidad de las mujeres se celebra aún en algunas localidades noruegas, aferradas a una tradición que recuerda tiempos más duros, pero más humanos.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.