En Noruega, cuando alguien pretende menospreciar los logros de otro o hacerle sentir mal por ellos, decimos que aplica la «ley de Jante».
La ley de Jante son diez mandamientos ficticios formulados por el escritor Aksel Sandemose en su novela «Un fugitivo cruzar sus huellas», publicada en 1933. En palabras del autor, la ley refleja la maldad humana, su infinita capacidad de empequeñecer y aplastar a todo el que intente sacar la cabeza del rebaño. Un «jante» en tiempos antiguos, significaba una minucia, algo sin importancia ni valor. «No tener un jante en el bolsillo» era equitativo a no tener ni un centavo.
Esta ley se extendió por Escandinavia y luego por el resto del mundo. Reza así:
1. No debes pensar que eres algo especial.
2. No debes pensar que vales tanto como nosotros.
3. No debes pensar que eres más inteligente que nosotros.
4. No debes pensar que eres mejor que nosotros.
5. No debes pensar que sabes más que nosotros.
6. No debes pensar que eres más valioso que nosotros.
7. No debes pensar que tú sirves para algo.
8. No te burlarás de nosotros.
9. No debes pensar que le importas a alguien.
10. No debes pensar que puedes enseñarnos algo.
Por fortuna, vivimos tiempos en que la sociedad aplaude las capacidades individuales, aunque los noruegos retienen un poco de aquellos tiempos duros que vivió Sandemose: la humildad sigue siendo la más brillante de las cualidades.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.