Cuando se habla del Nøkken en la mitología nórdica, a menudo se le asocia con un magnífico caballo blanco, pues así lo representó el gran artista noruego Theodor Kittelsen en sus ilustraciones, tan conocidas y apreciadas en todo el mundo.
Sin embargo, las viejas sagas hablan del Nøkken en un tono distinto. En ellas es representado como un malévolo ente relacionado con demonios y seres de ultratumba. Se mantiene acechando en la orilla de ríos y lagos, siempre a la caza de víctimas a quienes arrastrar consigo al fondo de las aguas. Sobre todo, le gustan los niños sin bautizar, y las mujeres encinta. Al mismo tiempo, es una criatura miserable y solitaria que lamenta no poder alcanzar la salvación eterna e ir al cielo.
En estos cuentos el Nøkken está fuertemente asociado a los ahogados. Ya sea que seduzca y asesine a la víctima o que, desde el agua y tomando forma de serpiente marina, presagie accidentes, suicidios, muerte y tormentas con gritos espeluznantes o gemidos plañideros. Algunas sagas cuentan que demanda un sacrificio anual para quedarse tranquilo; otras que nunca deja ir a sus víctimas, una vez atrapadas, y otras que las almas de los ahogados terminan en fantásticas mansiones verdes en el fondo del agua.
Estas tenebrosas historias tenían un doble sentido: alejar a los niños y jóvenes de los peligros del agua, animales y perdonas extrañas, y explicar las muertes súbitas, así como aliviar el procedo del duelo asociándolas a lo desconocido de las fuerzas naturales.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.