Anne Pedersdotter a punto de arder en la hoguera, en una ilustración de la época (Fuente externa)

Si bien hubieron en Noruega varios procesos por hechicería con anterioridad, fue la muerte de Anne Pedersdotter, en 1590, lo que desató la cacería de brujas en el reino.

Anne nació en Trondheim, en una familia acomodada, pero se mudó luego a la localidad costera de Bergen, donde se casó con el eminente teólogo y humanista Absalon Pederssøn; tuvo ocho hijos, tres de los cuales sobrevivieron. Su vida fue relativamente normal hasta que un tío de su marido falleció repentinamente, y Anne fue culpada por ello.

Los rumores de su hechicería se expandieron como fuego sobre pasto seco; las acusaciones llovían sobre ella. Uno la culpaba de haber embrujado a seis hombres; otra, que la había hecho vomitar agujas e hilo; otro aún, que la había visto cabalgar por los cielos, desnuda, a lomos de su criada, sobre las montañas de Lyderhorn y Fløyen.

Anne Pedersdotter entre las llamas, ilustración de época (Fuente externa)

El acoso de sus vecinos se hizo insoportable; mientras unos arrojaban en su jardín cadáveres de cuervos y urracas, otros gritaban improperios a su paso.

Anne se volvió amargada e iracunda. Con las más terribles groserías trataba de defenderse de sus atacantes, maldiciéndoles; así fue cayendo en un círculo vicioso, pues su reputación de bruja se afianzaba por cada episodio de violencia.

En 1590 fue formalmente acusada de hechicería. Sólo una carta del rey de Dinamarca podía salvarla, y nunca llegó. Anne fue conducida a la hoguera entre gritos y temblores; todo el tiempo mantuvo su alegato de inocencia.

Entre 1450 y 1750, alrededor de 310 personas fueron ejecutadas en Noruega bajo cargos de hechicería y maldad; la mayoría fueron mujeres.

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