¿Alguna vez has visto un troll? ¿Te ha impresionado su figura imponente, oscura y pesada, cargando a la espalda bosques enteros? Si es así, lo debes a Theodor Kittelsen.
Kittelsen, ilustrador, pintor y escritor noruego del período neoromántico, nació en Kragerø, una región al sur del reino, repleta de islotes y escollos, pero también de bosques infinitos, negros y húmedos, tan bella que Edward Munch la llamó «la perla de la costa». Fue sin dudas esta naturaleza maravillosa lo que inspiró su arte posterior.
Como ilustrador de las obras de Asbjørnsen y Moe -la versión escandinava de los hermanos Grimm-, Kittelsen formó la imagen de los troles que luego sería conocida por el resto del mundo.
Sus troles son grotescos y bellos, con la pesadez y la magia de los bosques noruegos. Hay luz dentro de su torpeza; tan es así, que a veces los sorprende el amanecer mirando al mar, y son convertidos en piedra para siempre. También para un troll lo hermoso cuesta la vida.
Pero no sólo troles; huldras, gnomos, espíritus de la tierra y del agua, como el Nøkken, con sus ojos brillantes y malévolos, y calamidades como la Peste Negra, deben a Kittelsen su forma definitiva en el folklore escandinavo. El misticismo de la naturaleza que llena su propia obra y las sagas que ilustró, lo convirtió en dueño de un universo que aún en nuestros días atrapa y subyuga.
Los cuadros de Theodor Kittelsen (1857- 1914) están expuestos en el Museo Nacional, en la ciudad de Oslo.
Es cubana. Desde hace más de dos décadas reside en Oslo, capital de Noruega. Hace una década ha vertido sus textos en el blog La Guardarraya de Siberia. Es profesora.