MIAMI.Comentaba en el artículo ¡No es fácil ser hombre!, que ser hombre implica muchas contradicciones y mucho esfuerzo. ¿Acaso es fácil ser fuerte todo el tiempo, no poder llorar, tener que ser siempre exitoso, vivir sin poder sentir miedo, sin poder fracasar, ni demostrar sus debilidades? ¡Si alguien ha salido perdiendo con tanto machismo, ha sido precisamente el macho!
Con esto no quiero decir que el feminismo y la revolución femenina estén equivocados. La mujer fue abusada y lo sigue siendo. La revolución masculina también es necesaria pero es distinta, consiste en deshacernos de la idea de que los hombres deben ser agresivos, competitivos, insensibles y estar obsesionados por el éxito, el poder y la fuerza.
Está claro que el masculino fuerte y proveedor es cosa del pasado. Hoy en día, el trabajo en equipo, tener verdaderas relaciones significativas y justas, es lo más importante a la hora de tener una pareja y una familia funcional. La manipulación, el abuso, el uso de la fuerza y el ver a la mujer como un ser humano de segunda categoría es historia y quienes no hagan entender eso a sus hijos, los están preparando para fracasar.
Muchas mujeres desean y piden un hombre tierno y cariñoso, que sepa expresar sus emociones, que coopere en las tareas del hogar y en la crianza de los hijos pero cuando comienza a comportarse de esa manera, de acuerdo a un nuevo masculino, muchas entran en pánico y dicen no querer un hombre «tan raro, que parece una mujer, tan débil». ¡Hasta lo acusan de ser homosexual!
Esto confunde mucho más a estos hombres que sinceramente luchan por exhibir un nuevo masculino. Algo bien cuesta arriba para ellos, ya que tienen que romper un sinnúmero de estereotipos que los han acompañado por años. Otras mujeres desean ese nuevo masculino pero pretenden que las sigan manteniendo y se niegan a tomar el control de sus vidas. Quieren un hombre «fuerte» que las mantenga y les resuelva todos sus asuntos y además, que sea tierno, cariñoso, buen compañero y con buen manejo de las emociones.
Para poder lograr una verdadera pareja necesitamos una mujer completa, que no busque ser mantenida porque sabe producir y manejar sus finanzas, que no busque ser “representada y protegida” porque puede y sabe tomar decisiones. Ella solita “se representa”, no necesita ser “la señora de fulano de tal”. Las mujeres tenemos que lidiar con las responsabilidades que estos nuevos derechos nos brindan.
Muchas mujeres estamos siendo injustas con los hombres, les estamos pasando factura por el pasado, y así no puede funcionar una pareja. Este nuevo masculino implica un nuevo femenino, si ambos dan el salto, todos nos vamos a beneficiar.
El verdadero poder no puede crecer sin la capacidad de ser justo, de compartir y de intimar. La revolución masculina debe basarse en hacer cambios drásticos a nivel psicológico y afectivo. Aprender a compartir el poder y crear verdaderos vínculos de afecto, relaciones realmente significativas. ¡Esa es la revolución que le espera al hombre!
Dra. Nancy Alvarez Psicología Clínica con maestría y post grados en terapia familiar de pareja y sexual. Miembro del Board Americano de Sexualidad y de APA.