Sucede en Turquía, en ese mismo país donde se abrazan Europa y Asia, a través de un puente sobre el estrecho del Bósforo, donde los turistas se pierden por el bazar cercano a la catedral de Santa Sofía.
En pleno siglo XXI acaba de morir el segundo músico de esa agrupación en el mismo mes, en huelga de hambre pidiendo un juicio justo y no amañado, como el que hizo el régimen de Erdogan contra el grupo musical Yorum, de larga tradición izquierdista, formado en 1985 y de gran popularidad en el país sobre todo a partir de los años 90, por su combinación de los folclores kurdo y turco, con letras dedicadas a la lucha contra las políticas de Ankara y contra tragedias como un desastre minero que mató a 300 trabajadores. En 2017, publicaron el álbum ‘Ille Kavga’ (‘Lucha a toda costa’).
El pasado viernes falleció tras 297 días en huelga de hambre reclamando un juicio justo, el músico de 28 años Mustafa Koçak.
«El Estado asesinó a Mustafa por no escucharlo en el juzgado», dice la declaración del grupo de de abogados que defiende al grupo musical. Koçak pedía una revisión del juicio ante la parcialidad manifiesta del tribunal, así como la petición de no represalias contra su agrupación musical, Grupo Yorum desde hace casi un año.
La muerte del joven artista es la segunda en fila que sufre el grupo musical Yorum. El pasado 3 de abril falleció también por una huelga de hambre la cantante y activista Helin Bölek, quien había comenzado una huelga de hambre al unísono que a su compañero de grupo Ibrahim Gökçek, quien continúa en huelga de hambre, para exigir la liberación de siete miembros. Helin Bölek murió tras pasar 288 días en huelga de hambre en protesta por el arresto de siete miembros de la formación.
Mustafa había sido sentenciado en 2017 a cadena perpetua por supuesta complicidad en la muerte de un fiscal, en un veredicto basado en testimonios secretos a los que la defensa no tuvo acceso. «Mi vida cambió cuando fui detenido», reconocía en una carta enviada al periódico digital Bianet.org a través de sus abogados.
Koçak, condenado por «violar la constitución» y por «proporcionar armas de fuego a una organización ilegal», inició la protesta para pedir al tribunal Supremo que se reabriera su caso, alegando que los testimonios del juicio habían sido secretos y los abogados de la defensa no habían tenido acceso a ellos.
Incluso los familiares de Koçak, padres de una niña pequeña, había pedido ayuda a las autoridades esta semana tras detectarse un caso de coronavirus en la prisión donde cumplía condena perpetua y debido a su estado de extrema debilidad, tras haber perdido 29 kilos durante la huelga de hambre.
Koçak también buscaba denunciar las medidas totalitarias impuestas contra el Grupo Yorum, desde hace casi un año. El régimen de Erdogan ha prohibido desde hace un año conciertos de la formación musical, así mismo el grupo musical ha sido calificado oficialmente como «terrorista» por el tipo de música que hace, a la vez que ha apresado a los músicos algunos de los cuales aún no han pasado por juicios.
Otro más en peligro de muerte
Actualmente se encuentra en grado de extrema debilidad, debido a su huelga de hambre el bajista durante 15 años de la agrupación Yorum, Ibrahim Gökcek, quien se encuentra tendido en una cama de la cual no se puede levantar debido a sus condiciones físicas, pues ha perdido 40 kilogramos de peso «La historia nos ha llevado a esos días en los que corremos el riesgo de morir para poder dar conciertos», explicó el bajista al periodista Can Duncar, radicado en Berlín, a quien ha dictado la nota que no pudo escribir por carecer de fueras para hacerlo. Gökcek pide el fin de la prohibición de conciertos y la liberación de los miembros de la banda encarcelados.
El Grupo Yorum ha producido 23 álbumes con ventas totales de más de dos millones de copias. En 2015, hasta un millón de visitantes acudieron en masa a «conciertos folclóricos» gratuitos. En sus canciones, la banda combina la cultura folclórica de Anatolia con ideas socialistas. «Cantamos las canciones de los oprimidos en Anatolia y en el mundo», escribe Gökcek al periódico alemán Junge Welt, lo cual en Turquía esto ya es considerado «terrorismo». Bajo el estado de emergencia que el gobierno de AKP declaró en el verano de 2016, los nombres de los miembros de la banda estaban en una lista terrorista. Se les acusa de pertenecer al militante «Frente Revolucionario del Partido de Liberación del Pueblo» (DHKP-C).
«El guitarrista que dio un concierto a un millón de personas hace cinco años de repente se convirtió en un ‘terrorista buscado con una recompensa'», escribe Gökcek, quien, junto con la fallecida cantante Helin Bölek, fue arrestado a la entrada del Centro Cultural idil de Estambul, en febrero de 2019. Después de su liberación de la prisión en febrero de 2020, los dos músicos convirtieron su huelga de hambre iniciada en prisión en un «ayuno de la muerte», al que sucumbió Bölek, de 28 años, el pasado 4 de abril. En el llamado ayuno de la muerte (turco: Ölüm Orucu), los involucrados solo consumen agua con azúcar y sal disueltos en él, y en algunos casos suplementos de vitamina B, para que puedan seguir pensando con claridad. «Me hice cargo de tener la bandera en alto», ha dicho Goekcek. Seguro de que «mantendré viva mi marcha hasta la muerte o hasta que nuestras demandas sean aceptadas».
El apoyo para los músicos proviene de los parlamentarios del HDP de izquierda y la organización juvenil del Kemalist CHP. Sin embargo, fuera de algunos barrios pobres de Alevi en Estambul, las huelgas de hambre políticas actualmente reciben poca atención de la población, inmersa en sobrevivir a la pandemia del coronavirus.
Los llamamientos de justicia caen en oídos sordos en un gobierno que ha eximido explícitamente a los presos políticos de la amnistía que decidió la semana pasada debido a la pandemia.
Gökcek, quien se encuentra en extrema gravedad, pudiera ser la tercera víctima en menos de un mes del grupo musical turco, a manos del régimen despótico de Erdogan.
Notas de las mejores agencias de noticias internacionales.