Si no fuese por la pandemia, el Festival de Cannes, por estos días, habría hecho un alto para homenajear la trayectoria de uno de los actores del cine francés más aclamados: Michel Piccoli. En mayo del 2011, saludé con admiración y casi una reverencia al venerable actor francés, en uno de los pasillos del Palais du Festival en Cannes. Su rostro me llegaba desde lejanas épocas, cuando en el Teatro Manzanillo, en el Oriente de Cuba, vi acompañado de mi querido tío Machín, allá por el año 67 ó 68, la película Lady L, de Peter Ustínov, con Sophia Loren, Paul Newman y David Niven, donde un espigado Michel Piccoli hacía de esposo del personaje de la Loren. ¿Cómo podía pensar entonces que iba a conocer algún día al menos a uno de aquellos actores?
Al día siguiente de haberlo saludado, pude ver a las 8:00 de la mañana la hilarante y lúdica Habemus Papam, del italiano Nanni Moretti, donde Piccoli fue el protagonista. Ahora era un venerable señor de 86 años, alto y corpulento, regordete y canoso, con una sonrisa indiscutible de buena gente. La película provocó no solo risas, sino también ovaciones en el Festival de Cannes, donde se fue sin palmas, pero con admiración. Eso de un Papa que es electo y que se da a la fuga, resulta hilarante. Y eso de organizar unos juegos deportivos intercardenalicios, son una mirada refrescante hacia el mundo demasiado competitivo del Vaticano.
El veterano actor francés falleció a los 94 años el martes de la pasada semana en Saint-Philbert-sur-Risle, al norte de Francia, aunque la noticia trascendió este domingo.
Piccoli había trabajado en el cine bajo las órdenes de directores como Jean-Luc Godard, Luis Buñuel y Costa-Gavras,de Jean Renoir, Rene Clair, René Clemént, Alain Resnais, Alfred Hitchcock, Claude Chabrol, García Berlanga y muchos más. Y había compartido roles con María Félix, Yves Montand, Catherine Deneuve, Simone Signoret, Brigitte Bardot, Fritz Lang, Liv Ullmann, Ornella Muti, Marcello Mastroianni, además de los ya citados Sophia Loren, Paul Newman y David Niven, y con Romy Schnider con quien le unió una apasionada amistad, entre un largo etcétera de grandes estrellas a lo largo de 75 años de servicio al arte.
Su fallecimiento se debió por un accidente cerebrovascular, en brazos de su esposa Ludivine y junto a sus hijos menores, Inord y Misia, según informó su familia a través de una nota dada a conocer a la prensa por el crítico Jacob Gilles, amigo personal y ex presidente del Festival de Cannes, que aquella vez lo recibió con un abrazo en la escalinata del Palais du Films.
Ayer, al enterarse, la Bardot levantó las cejas con un descarado homenaje, diciendo que Michel Piccoli tenía «talento y humor y que le gustaba mi trasero». Realmente estaba recordando aquella escena de la película «Contempt» (1963), de Godard, hoy considerada un clásico, donde la cámara se mantiene por unos tres minutos sobre el cuerpo desnudo de la esplendorosa mujer que fue la actriz y ocurre una escena donde ella le pregunta al personaje de Piccoli: «¿Ves mis nalgas en el espejo?». «¿Encuentras mis nalgas bonitas?» Y Piccoli responde: «Sí, mucho». Luego declaró más en serio: «Actuamos juntos en ‘Contempt’ pero siempre compartimos una gran estima mutua».
La carrera artística del actor
Nacido en París el 27 de diciembre de 1925, Piccoli fue un producto neto de las posguerra. Como actor teatral tuvo una fructífera actividad que comenzó en 1945, con ‘La Invasion‘, del escritor soviético Léonid Léonov, y continuó por varios años con ‘Les gaietés de l’escadron‘, de Georges Courteline, ‘La jarre‘, de Luigi Pirandello, ‘Penthésilée‘, de Heinrich von Kleist, ‘Fedra‘, de Racine, y su último trabajo, ‘Minetti‘, de Thomas Bernhard, dentro de más de 50 obras teatrales.
Pero su relevancia mundial se la dio el cine a partir de roles en filmes como ‘French Cancan‘ (1955), de Jean Renoir, donde acompañaba a Jean Gabin y María Félix, ‘Las grandes maniobras‘ (1955), de René Clair, ‘Las brujas de Salem‘ (1956), de Raymond Rouleau, con Yves Montand y Simone Signoret, ‘La muerte en este jardín‘ (1956), de Luis Buñuel, ‘Redadas en la ciudad‘ (1957) y ‘La bestia en acecho‘ (1959), las dos de Pierre Chenal, ‘Cita para el crimen‘ (1961), de Jean Delannoy, y ‘El día y la hora‘ (1962), de René Clément.
Durante los años 60 participó también en títulos como ‘Morir matando‘ (1962), de Jean-Pierre Melville, con Jean-Paul Belmondo, ‘El desprecio‘ (1963), de Jean-Luc Godard, con Brigitte Bardot y Fritz Lang, y ‘Diario de una camarera‘ (1964), de Buñuel, con Jeanne Moreau. En ‘Del amor‘ (1964), de Jean Aurel, tuvo escenas de delicado erotismo con Anna Karina y Elsa Martinelli, actuó en la ópera prima de Costa-Gavras ‘Crimen en el coche cama‘ (1964), también con Montand y Signoret.
Se le pudo ver en ‘Arde París‘ (1965), de Clément, luego en ‘La guerra ha terminado‘ (1966) de Alain Resnais. ‘La presa erótica‘ (1966), de Roger Vadim, con Jane Fonda, Agnés Varda lo dirigió en ‘Las criaturas‘ (1966), actuó en ese clásico del cine que es ‘Las señoritas de Rochefort‘ (1966), a las órdenes Jacques Demy, hizo ‘Donde sobra un hombre‘ (1966) de Costa-Gavras, y ‘Belle de jour‘ (1967) otra vez con Luis Buñuel.
A Piccoli le iba excelentemente tanto en el drama, el horror, o las comedias, como ‘Benjamín, el despertar de un adolescente‘ (1967), de Michel Deville. Actuó en ‘La prisionera‘ (1968), de Henri-Georges Clouzot, y en 1969 filmó en Estados Unidos ‘Topacio‘, de Alfred Hitchcock. Otra vez lo llamó Buñuel para ‘La vía láctea‘ (1968), ‘El discreto encanto de la burguesía‘ (1972) y ‘El fantasma de la libertad‘ (1974).
Michel Piccoli actuó en ‘Las cosas de la vida‘ (1969) y ‘El inspector Max‘ (1970), ambas de Claude Sautet y con Romy Schneider, ‘La década prodigiosa‘ (1971), de Claude Chabrol, ‘La audiencia‘ (1971), ‘Liza‘ (1972), ‘La gran comilona‘ (1973) y ‘La última mujer‘ (1975), todas de Marco Ferreri, más ‘Tamaño natural‘ (1973), de Luis García Berlanga, y ‘El trío infernal‘ (1974), de Francis Girod.
Con Juan-Luis Buñuel, rodó en 1975 ‘Leonor‘, junto a Liv Ullmann y Ornella Muti, con Marco Bellocchio ‘Salto al vacío‘ (1979), con Louis Malle ‘Atlantic City‘ (1980) junto a Susan Sarandon, con Liliana Cavani filmó ‘Detrás de la puerta‘ (1982), con Jacques Demy ‘Una habitación en la ciudad‘ (1982).
Luego rodó en ‘Mala sangre‘ (1986), de Léos Carax, ‘Party‘ (1996), ‘Espejo mágico‘ (2005) y ‘Belle toujours‘ (2006), las tres del veterano director portugués Manoel de Oliveira, ‘Genealogías de un crimen‘ (1997) del chileno Raúl Ruiz, ‘París-Tombuctú‘ (1999) a las órdenes del español García Berlanga, y ‘El polvo del tiempo‘ (2009), de Theo Angelopoulos.
Se fue un grande que pasó por todas las olas del cine francés, desde la II Guerra Mundial hasta ahora.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).