En tiempos en que un tal Tiguer asesinado por oscuras razones, se convirtió en una especie de Benny Moré de palier maché, pasa sin ser percibida, sin el aplauso de las redes, Miriam Ramos.
Suyo ha sido el Premio Nacional de Música 2024, entregado en La Habana el último miércoles de un noviembre en el que la mayoría de los cubanos regresan al paleolítico, con fogones de carbón, desdentados y famélicos, con golpes por todas partes, sin habla y sin amor.
El premio a Miriam Ramos, por un jurado presidido por Pancho Amat, es un acto de suprema justicia hacia una de las últimas voces legendarias de una isla que fue hecha con música y se convierte en un estado fallido, otra vez sin habla y sin amor.
El jurado lo integraron además la flautista y esposa de Silvio Rodríguez, Niurka González, el también flautista Orlando Valle (Maracas), José Manuel García y el trovador Augusto Blanca, quienes reconocieron «la obra y el legado» de la artista para las nuevas generaciones, según publicó el diario oficial Granma.
«Desde que comenzó su carrera como solista, Miriam se enrumbó por hacer lo mejor de la canción cubana. Cantaba filin, bolero, trova, entre otros géneros. Siempre tuvo un horizonte muy grande a la hora de escoger su repertorio. El respeto, la entrega y la sabiduría con que interpretó la canción cubana, deben ser referencia para las nuevas generaciones», dijo Pancho Amat en una declaración, citado por el medio.
Ramos recibe a los 78 años el mayor reconocimiento del ámbito musical que se entrega en Cuba. Hace años sufrió un accidente callejero que la dejó en muy malas condiciones, residiendo en un piso alto de aquel proyecto de comuna de grandes figuras que fue el conocido edificio del Consejo de Estado, de Infanta y Manglar, devenido como todo en Cuba en un monumento a la desidia y la inoperancia administrativa, sin habla y sin amor.
Miriam Ramos nació en 1946, y estudió música en los conservatorios Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla y en la Escuela de Superación Profesional Ignacio Cervantes, en la que se graduó de canto. La guitarra la aprendió autodidactamente. Integró ell Coro Polifónico (hoy Coro Nacional). Más tarde inició su carrera como vocalista, y se vinculó al Movimiento de la Nueva Trova.
Ganó premios como el de Interpretación del Concurso de la Canción Cubana Adolfo Guzmán en los años 1983 y 1984; el Gran Premio Cubadisco 1999, y el Premio en la Categoría Canción del propio evento en los años 1999 y 2000, según Granma. Por aquellos años fue galardonada con la Distinción por la Cultura Nacional del Ministerio de Cultura y la Medalla Raúl Gómez García.
Memorable su conducción décadas atrás del programa de radio «No hacen falta alas», dedicado a la música y la literatura universal.
La voz de Miriam Ramos es de una musicalidad asombrosa y a la vez una de las más afinadas voces que ha dado Cuba. Sus interpretaciones de la canción cubana, en especial de la trova tradicional, la convierten en una leyenda de la trova en general. Su acercamiento respetuoso y cálido a piezas de lo mejor del repertorio cubano, así como de otras obras más contemporáneas como su memorable interpretación de «Mariposa», aquella canción de Pedro Luis Ferrer, hacen de Miriam Ramos no solo merecedora sino que ella misma premia al premio. Y nos deja… sin habla y sin amor.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).