Fernando Savater, entre libros (Cortesía Arava Press)

SANTO DOMINGO. Este 16 de octubre hace 10 años que publiqué esta entrevista al filósofo español Fernando Savater, quien el pasado 21 de junio cumplió 71 años de edad. De entonces acá publicó la novela Los invitados de la princesa (2012), que le ganó el Premio primavera de Novela ese mismo año. En el 2012 ganó también los premios Octavio Paz de Ensayo y Mariano de Cavia de Periodismo.

En el ámbito de la filosofía publicó los títulos Ética de urgencia (Ariel, 2012), Figuraciones mías (Ariel, 2013),¡No te prives! Defensa de la ciudadanía (Ariel, 2014), Aquí viven leones (Debate, 2015).

A continuación el texto que rescato en Memoria, publicado originalmente en el periódico Diario Libre, de cuando a la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo venían escritores de relevancia internacional, 10 años atrás.

Como Jean Paul Sartre, Fernando Savater usa espejuelos de pasta, tiene ojos ‘estrábicos’ y es filósofo. Muchos le han llamado el Sartre de hoy. Savater, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, es quizás el más popular filósofo actualmente, al menos de lengua hispana. Vive con escoltas a zancadas entre San Sebastián y Madrid.

P: ¿Se ha considerado Ud. un revolucionario?

R: Nací y crecí bajo una dictadura. Y allí ser un demócrata ya era ser un revolucionario. Bajo la dictadura de Franco no hacía falta mucho más. Pero si eres un demócrata consecuente con una idea, no solamente formal de la democracia, sino que también piensas que debe tener un contenido social, educativo, etc., pues creo que en nuestro mundo tiene algunos aspectos revolucionarios. Pero ser revolucionario, en sí, suena un poco truculenta gratuitamente, porque revolucionario se lo espetan desde una moda, un aparato electrodoméstico. Creo que hay que ser más prudentes en el uso de las palabras. Primero porque hay cosas que son revolucionarias o pueden ser retardatarias. No todas las revoluciones son progresistas. Hitler fue un revolucionario, y Mussolini también lo fue y no por eso son recomendables. Hay revoluciones positivas, que significan un avance y otras que ojalá no se hubieran llevado a cabo nunca.

P: Ud. se ha ido debatiendo entre la ficción y la filosofía…

R: Mi primera vocación era la literatura y me interesaba mucho la literatura. Probablemente he leído más literatura que filosofía. Tengo una ‘deformación’ literaria además de mi interés filosófico. Siempre me han gustado los escritores fronterizos entre la reflexión y la ficción, como Borges, Canetti, Eco, ese estilo entre las dos cosas es lo que más me ha gustado siempre. Canetti escribió ficción y teatro, un tipo de ensayo muy literario como sus aforismos, su memoria y desde luego puramente de ensayo, de tesis, como Masa y poder.

P: ¿Dónde se siente más Savater?

R: Afortunadamente no hay por qué elegir. Sé que el ensayo breve, el artículo periodístico, es lo que mejor me sale, con menor esfuerzo y uno tiende a hacer lo que es más seguro para no buscarse problemas. Pero de vez en cuando me gusta intentar lo que no he hecho. La última cosa que he escrito es una novela juvenil, que es una experiencia que no había tenido nunca. Se titula “El gran laberinto”, salió hace un año, está aquí en la feria del libro y me han dicho que es uno de los libros más vendidos. Es una cosa que nunca había hecho. Entonces es un reto interesante, porque uno lo hace sin tener la seguridad de que te va a salir bien, como un artículo u otra cosa.

P: Ud. se reunió con profesores del Colegio Babeque Secundaria y allí le preguntaron acerca de ética y educación. Dicen mucho los educadores que hay crisis en la lectura a nivel mundial. ¿Qué piensa Ud.?

R: Lo que sucede es que existen otras cosas además de la lectura. He sido un gran lector infantil, pero no vi la televisión propiamente hasta los 13 años, y cuando yo era pequeño se iba al cine el día del cumpleaños. Pues claro, la lectura no tenía competencias, me dedicaba a leer porque no me gustaba jugar al fútbol y la otra cosa que había que hacer era la lectura. A lo mejor si hubiera crecido en este mundo actual donde hay ordenadores, internet, juegos de televisión, quizás la lectura habría tenido que competir con otras cosas. Hoy no es que haya una crisis de la lectura, sino que hay muchas más opciones y ella tiene que competir con estas.

P: Es Ud. un hombre polifacético, además de filósofo, escritor, catedrático, etc., es amante de las carreras de caballos. ¿De dónde viene esta afición?

R: Mi padre era muy aficionado, de pequeño me llevaba al hipódromo y ha sido un complemento mío. Me gustan las carreras y estudiar las genealogías de los caballos. Y hasta apostar.

P: De sus libros, ¿cuál prefiere?

A veces uno siente más simpatía con los que la gente acoge con menos aprecio, como a un hijo tonto. Y cuando tienes un libro que ha sido éxito mundial, le tomas un poco de antipatía. Alguno tiene un resultado diferente a lo que planeaste. Y desde ese punto de vista lo más parecido a lo que planeé quizás sea “Las preguntas de la vida”, un libro de introducción de la filosofía.

P: Dentro de todas esas aficiones y profesiones y pasiones personales, ¿qué se siente más Fernando Savater?

R: Realmente me he sentido un lector ante todo; alguien que ha leído mucho, ha leído bien, y ha recomendado lecturas. Pero si lo de lector es demasiado autista, pues que me recuerden como maestro.

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