SD. Este texto fue publicado por el gran poeta cubano y extraordinario periodista Raúl Rivero en el periódico “El Mundo”, de España. Entonces vivía en Madrid. Luego hace pocos años se fue a vivir a Miami cerca de sus hijas, con su esposa Blanca Reyes.
Raúl escribió sobre la publicación de “El Libro de los Olvidos”, mi antología de poemas, publicada por la Editora Nacional en el año 2012.

Portada del libro

VIERNES
Libro de los olvidos

Al final, lo que siento es alegría. Una impresión de felicidad contenida porque el poeta Alfonso Quiñones (Manzanillo, Cuba, 1959) ha publicado, en República Dominicana, su primera antología de versos. Un recorrido que comenzó en 1987 con los poemas del cuaderno Cuarto alquilado y termina con la experiencia del exilio, el amor perdido y reencontrado casi en el mismo tiempo y los mismos dominios que la libertad.
Cuando supe la noticia tuve la inclinación a sentirme apenado al comprobar que uno de los escritores cubanos de más sensibilidad y oficio, tenía que dar a conocer su obra en el país vecino. Después, me alivió saber que en esa isla Quiñones ha encontrado la amistad, el respeto, la dignidad, la maravilla de escribir sin amos ni cuchillos sobre la cabeza.
Poeta, periodista, editor y presentador de populares espacios de la televisión, este hombre es, además, el traductor al español de algunos de los más importantes poetas rusos contemporáneos.

Su poesía, demasiado lírica para dejarla en las veredas del coloquialismo, tiene un espacio privado, con identidad plena, en la literatura de su patria.

Esta selección de poemas de 350 páginas, publicado por el Ministerio de Cultura, se titula El libro de los olvidos y, como debe ser, está acribillado de recuerdos en los que caben fugas, derrotas, ex amores, casas derrumbadas y hasta relaciones protocolares con la muerte. Pero es la ilusión y la aventura nueva el mensaje que salva y que perdura.

Éste es un poema del poeta de Material de Sueño: «En el sitio de luz definitiva ¿eres tú/ quien prepara nuestra llegada para cuando sea el instante del reencuentro?/ ¿Hay fotos, ceniceros, libros, lluvia, iris, rostros, estaciones?/ ¿Existen flores, destellos y fragancias?/ Madre mía, que estás en mi cabeza».

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