El montaje de Matilda, el musical, trasciende las quejas de algunos sobre los precios de la boleta, por la extensión del espectáculo (que concluye sobre las 10 de la noche, siendo fundamentalmente infantil) debido que se trata de un fenómeno artístico que ha mostrado que el futuro de las artes escénicas dominicanas tiene asegurada su consagración.
Matilda, el musical ha sido una proeza teatral extraordinaria con precedentes que deja sentir en escena, la calidad del talento nacional, sobre todo el sorprendentemente infantil.
La versión nacional del afamado musical inglés, que suma ya más de seis mil representaciones en el mundo, dota de vida y perfil quisqueyano a una historia universal por sus valores, por la exigencia de destreza y entrega a los perfiles de sus personajes y a la cual niños y niñas nacionales, le acaban de estampar el entusiasmo vital del Caribe.
El proceso de selección de sus talentos, condujo a analizar más de 400 aspirantes para llegar a la determinación de los 35 personajes que finalmente quedan responsabilizados de actuar.
Un teatro… “teatro”
Una de las precedencias de Matilda ha sido la transformación del Salón La Fiesta del Hotel Jaragua, en un espacio para montajes teatrales. Este ámbito, al inaugurarse el hotel el 17 de agosto de 1942, no tenía escenario y contaba solo con un espacio para ubicar a los músicos.
La conversión del espacio sorprendió al público, como un notable logro estructural quien sabe a cuál costo: butacas azules, escalonadas, con espacio suficiente para ubicar cómodamente las piernas, sobre un suelo de madera, incluso con rampas para el desplazamiento.
Otra precedencia de Matilda es su escenografía, que no se limitó al entablado y que iniciaba desde el frente del Teatro La Fiesta y que transforma la ruta hacia el espacio escénico, con el ambiente de libros, incluyendo piezas notables de la literatura dominicana y extranjera, sobre todo la hispano-latinoamericana.
Lo artístico
La coreografía de conjunto, uno de sus principales aportes, por la sincronía de movimientos, a pesar de la escasa edad de una parte del elenco, sobre todo en los pases acelerados. Vocalmente, los coros alcanzan un expresivo abanico de colores, sobre todo en sus tonalidades agudas y una coordinación impecable. Todas las honras para el coreógrafo Erick Roque.
Los recursos técnicos se lucen sobre todo el vestuario, maquillaje y peluquería, que alcanzan su principal expresión con la malvada Directora Tronchatoro, quien es caracterizada con la misma o mayor verosimilitud que sus similares de las dos películas Matilda (el drama cómico y el musical).
Actoralmente, resaltan la candidez y grácil intensidad las dos intérpretes de las Matilda’s (Camila Mejía y Ema Roque), que enternecen al público (las vimos a las dos). Son dos tesoros a ser descubiertos, respecto de dos papeles centrales que les exigen mucha entrega.
Es destacable la actuación del conjunto infantil, algunas de cuyas estrellas evidencian un carisma incisivo y embriagante de emociones para el público. El final es una manifestación extrema e indescriptible de energía y alegría que contagia al público.
Judith Rodríguez, que alcanza una interpretación vocal de múltiples expresiones, sustentada además por un dominio del movimiento escénico, transmitiendo el sentido del humor de su paródico personaje y sumando un notable éxito interpretativo a su carrera. Judith está en sus expresiones más altas.
Mención aparte merece Gracielina Olivero, una veterana de nuestros escenarios, que alcanza una actuación cúlmine al proyectar la imagen de la directora, luciéndose sobre todo en movimiento escénico (ese caminar rítmico y pautado con precisión, que no vimos ni en las actrices de las producciones de cine), su gestión vocal, la expresión facial, con el nivel de exageración precisa. Su mejor actuación, de las que le hemos visto, comparable solo a la Dama de los Ratones en Cascanueces, hace muchos años ya, en el Teatro Nacional.
El respaldo musical en vivo, dirigido por Janina Rosado, es de ensueño, sosteniendo las acciones. El musical se dio el lujo de contar con un cuerpo de profesionales del arte musical, ofreciendo la plataforma armónico- acústica a las acciones en escenas.
Los fallos
Hubo aspectos que debieron haber sido evitados en función de la calidad del espectáculo. En iluminación, el uso de los perseguidores para el segundo nivel, se vio afectado por la sombra que proyectaban dos luminarias, lo cual fue mejorado en una segunda función que vimos al proyectar dos perseguidores en lugar de uno.
En sonido, en determinados procesos acelerados de interpretación vocal, el sonido no era claro, a diferencia de cuando se hablaba con determinado ritmo pausado. Hay una presentación en solitario de Roger Manzano (Sr. Wormwood), para abrir la segunda parte, que no aporta nada ya que no tiene el nivel del contexto teatral. Totalmente eliminable.
La puntualidad en el inicio a tiempo, fue otra falla evitable, porque nunca se inició a la hora fijada, lo cual se traducía en una extensión muy extendida (que incluye 15 minutos de receso) lo cual lleva la presentación a finalizar muy tarde, lo cual es prevenible con una hora de inicio más temprana y siendo más estrictos con la puntualidad.
El origen del musical
Como producción de teatro, «Matilda» se estrenó en 2011 en el Cambridge Theatre del West End en Londres, donde alcanzó con más de 4 mil funciones, aún sigue presentándose con éxito. En Broadway tuvo 1,500 presentaciones.
República Dominicana es el tercer país hispano y latinoamericano en producirla, luego de Madrid y Buenos Aires (Enero 2023). En 2009, la Royal Shakespeare anunció su intención de poner en escena una adaptación musical de la historia Matilda, contratando a Denni Kelly como dramaturgo, Tin Michín como compositor y letrista, Matthew Warchus como director, Chris Nightingale como orquestador y supervisión musical, Rob Howell como escenógrafo y Paul Kieve como ilusionista y creador de efectos especiales.
En República Dominicana se presenta mediante un acuerdo especial con Music Theatre International (MTI), organización que también suministra todos los materiales autorizados de la producción.
Matilda the Musical ha recibido elogios generalizados de la crítica y popularidad en taquilla, ganando siete Premios Olivar en 2012, incluido el de Mejor musical nuevo, en ese momento, la mayor cantidad de premios de este tipo ganados por un sólo espectáculo. La novela fue adaptada en una película estadounidense de 1996 dirigida por Danny DeVito, así como una lectura en audio de Kate Winslet y un programa de BBC Radio 4 narrado por Lennt Henry.
Ficha técnica
Título: Matilda, el Musical
Libreto original: Dennis Kelly
Música y letras: Tim Michín
Productora General: Edilenia Tactuk (Orbitea)
Directores: Alicia Cabrera Tactuk y Attilio Rigotti
Directora musical: Yanina Rosado
Directora vocal: Paola González
Coreógrafo: Erick Roque
Diseño de iluminación: Attilio Cabrera & Track Stage
Diseño de sonido: Gabriel Cruz, 24 B Pro Audio
Diseño de proyecciones: Orsolya Szantho & Touchme
Diseño de Vestuario: Daniela Goutizolo, Alina Julia & Oveja Roja
Diseño de Maquillaje, caracterización y peluquería: Evand Torres
Dirección técnica: Eliazer Taveras
Diseño de arte: Workshop Trece
Supervisor del Teatro La Fiesta: Francis Márquez
Elenco: Camila Mejía y Ema Roque (Matildas), Mencía Reyes (Srta. Miel), Gracielina Olivero (Tronchatoro), Judith Rodríguez (Sra. Wormwood), Roger Manzano (Sr. Wormwood), Emmanuel, Chacín (Bruce/Tommy), Mariana Ramírez (Lavanda), Pedro Hernández (Nigel), Ximena Alburquerque (Amanda), José Enrique Javier (Tommy/Bruce), Montserrat De León (Alicia), Ernesto Mancebo (Eric), Oriana Castellanos (Hortensia), Juan Luis Espinal (El Escapista), Carla Morel (Sra. Phelps).
Coro Infantil: Sophie Sánchez, Avril Nuñez, Kaori Peña, Alanna Crisostomo, Miranda De León.
Coro Adulto: Claudia González, Simone Pisani, Indira Acosta.
Ensamble adulto: Jean Luís Burgos, Jhonatan Ortíz, Gabriel Collado, Peter Abreu, Guille Martin, Sofía Richiez, Alanna Cabrera, Emma Escotto, Luisa Ramírez, Edlin Lara.
Sinopsis: Matilda, una niña fuera de lo común que tiene gran astucia e imaginación, se lanza a cambiar su propia historia, y los resultados son milagrosos.
Conclusión: Matilde, el musical, la producción nacional, es fuera de toda duda, un espectáculo que ha sentado la fuerza de la voluntad humana para demostrar que una de las expresiones más impecables, es el arte.
José Rafael Sosa periodista dominicano, editor, gestor cultural y escritor de literatura de soporte existencial y emocional a la gente , origami y comunicación masiva.