María Antonia, vista por el lente del celular e Alfonso Quiñones

Catedrática, ensayista y crítica de cine, fue invitada a la XXVI Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.

Ya está en Madrid, pero vino a Santo Domingo acompañada física o virtualmente de una veintena de libros de lírica y otros de temas sociológicos a partir de una línea de investigación: género y poder.

Dueña de una carrera académica en la que levantó “una buena obra, la verdad”, y autora del primer libro sobre Pedro Almodóvar, María Antonia habla con un entusiasmo contagioso, tras 30 años de enseñar en la Complutense de Madrid. Su primer libro fue “Élites discriminadas”. Tres veces a la semana va al cine. Unas cinco veces ha mencionado en la conversación al “capitalismo salvaje”. Ha ganado varios premios de poesía.

¿Ud. pertenece a una corriente feminista anterior al extremista actual?
Sí. Feminismo de la igualdad, se llama. Me agobian las etiquetas. Este es un libro en pro de las mujeres, ergo en pro de un mundo mejor. A este libro no le puse de subtítulo “Poemas feministas” porque no quería. “En pro de las mujeres”, eso sí.

¿Cuándo comenzó a escribir poesía?
Yo fui una niña muy sensible y solitaria en una casa rodeada por muchedumbre. Yo en realidad soy poeta avant la letre. Siempre he tenido voluntad de estilo al escribir. La sociología la he escrito muy bien, dicen eso. No he escrito una sociología de estas pesadas. Me han dicho que escribo ensayo al modo de Ortega y Gasset, que lea bien y que haya espesura mental. Cuando dejé la Complutense, caí de pleno en el campo lírico, con una pasión enorme.

Además de vivir en poesía, ¿vive Ud. de la poesía?
No, no. ¡Imposible! Al contrario, me gasto en la poesía. Ahora he traído 15 libros, así porque no me gusta llevar peso arriba. Le he dicho a Ángela (Hernández) esta mañana: “Los libros que salen de casa no vuelven… los dejo a tu buen criterio”.

¿Quiénes han sido las voces más cercanas a usted que le han acompañado?
¿Poetas? Bueno, cuando entré en el campo de la poesía… he afinado el gusto leyendo. No soy muy icónica, no soy muy adoratriz, no. Me gustan las buenas plumas. ¿A quién no les gusta Gil de Biedma? Gil de Biedma me encanta. Me gusta Cernuda, mucho. Me gusta Joan Margarit. Me encanta. Fue un hombre realmente feminista. Con sensibilidad hacia las mujeres. No te puedo decir ‘he tenido a fulanito de mentor o maestro’. No. Tampoco me preocupa ser mentora, ni me ha preocupado crear equipo. No.

¿Cómo visualiza usted la poesía del futuro?
Bueno, lo que pasa es que el mundo diríamos, el capitalismo salvaje, el mundo tecnológico de ganar dinero y tal, nacen jóvenes con la cabeza así, pero en una gran ciudad hay muchas cosas, hay muchos cenáculos. Hay opciones. Y muchos jóvenes que van a todas estas cosas de cultura. Pero hay bastante alienación, solamente con las pantallas y tal. Pero en una gran ciudad hay exposiciones bárbaras y algo queda. No sabría para hablar que no fuese por boca de ganso. Pero la gran ciudad da para todo. Da cenáculos sofisticados. Ejemplo, en Madrid vas al Café Comercial y en pleno centro de Madrid y tiene en la sala de arriba Antonio Machado, presentaciones de libros. Pero por ejemplo, el año pasado pasé el mes de noviembre en la Ciudad de México, que es un emporio de todo. Allí está la cadena El Péndulo, de bibliotecas, que la gente come allí y lee los libros. O sea en una gran ciudad hay mucha mezcla , mucho mestizaje. Y como géneros creo que la Poesía… hay una hibridación grande de géneros. Yo misma escribí espero que mis memorias no totales: Años de luz y niebla (contra la conjura del olvido). Ahí metí prosa buena, de calidad, prosa lírica y también algunos poemas. Lo que te decía: vivo en Madrid, pero mi casa familiar está en La Mancha. Y tengo una casa grande, una casa cervantina, a la que literariamente llamo “La casa del rumor”, porque era una casa donde estaba cantidad de gente, por ejemplo todos los trabajadores de mi abuelo, que era un gran propietario agrícola. O los enfermos de mi padre, que era médico. Allí hay una especie de gran patio, y corrales y todo eso. Entonces, yo era una niña que podía estar solita en una habitación, pero constantemente había rumores, muchos rumores, la conversación que llegaba de la cocina, la conversación que llegaba del jardín, la otra, la otra…

¿Por qué escribe?
Escribo per me, para mí, porque me sale del corazón. Si tengo éxito, fenomenal; si no lo tengo, pues lo mismo. Pero sí es cierto que cuando doy un recital y alguien te coge la mano así y te dice ‘Ud me ha dicho la palabra que necesitaba’… eso valió todo… Ni influencers ni nada. Me acuerda un poco como a Jesucristo, perdonando la comparación. Como aquella le coge la orla del vestido a Jesucristo y se sana. Entonces, gente que no me suelta la mano. Eso es algo muy impactante… En cualquier caso, escribo por una pasión mía. He escrito “La poesía es mi psicoanalista”. La poesía es autobiografía, decía Ángela en el prólogo de un libro. Y vas creciendo con ella… Yo soy poeta de la alegría. Pero no soy un robot. Me encanta Canción de Nicolás Guillén. “De qué callada manera / se ma adentra Ud sonriendo / como si fuera la primavera…”

¿Ha sido fácil ganar concursos a su edad?
No tengo edad. Somos energía. Estoy contra del ‘edadismo’. Y contra -diríamos- el racismo de la edad, el capitalismo salvaje. El racismo de la edad, es doblemente contra las mujeres. No tengo edad. Soy energía.

El ‘edadismo’
Estoy contra del ‘edadismo’. Y contra -diríamos- el racismo de la edad, el capitalismo salvaje. El racismo de la edad es doblemente contra las mujeres”.

 

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