«Amazon desvastation», la obra que ilustra en portada este trabajo, forma parte de la próxima exhibición del maestro Luis Cruz Azaceta, con la cual la Galería Lyle O. Reitzel Arte Contemporáneo celebrará un cuarto de siglo de apuesta por un arte de excelencia y de enriquecimiento cultural de República Dominicana. Será inaugurada de manera virtual el miércoles 3 de diciembre del 2020 a las 7:00 de la noche, en su canal de Instagram @lorgallery. Estará abierta hasta el 30 de enero del 2021. Obvio, en la galería física.
De esos 25 años de historia, 15 han recorrido juntos el maestro y el galerista.
La mirada de Cruz Azaceta al tema medio ambiental, a la irrupción de la civilización del desmadre en la naturaleza y sus consecuencias, es apenas una de las que ofrece en “Luis Cruz Azaceta: Personal Velocity in the age of Covid”, la séptima muestra individual del reconocido artista plástico cubano americano asentado en Nueva Orleans, de la mano de Lyle O. Reitzel, después de “Migraciones, Laberintos & Alucinaciones” (2005), “Sin Palabras” (2007), “Laberintos” (2010), “Falling Sky” (2013), “Swimming to Havana” mostrada en la galería que tuvo Lyle en New York (2016) y “A Question of Color” (2018).
John Yau ha dicho de Cruz Azaceta que mezcla un «pop apocalíptico», con lo abstracto y el neo-expresionismo. Todos esos mejunjes están presentes en la nueva muestra, donde hay un acento en los colores puros -una de sus maneras de ver la vida- y siempre la línea y el dibujo que guiña un ojo desde alguna esquina.
Cruz Azaceta tiene un ojo guindando de la Estación Espacial Internacional, o acaso un drone de poderoso lente, que le permite ver lo que lo demás vemos de otros modos. Y su manera de ironizar es otear desde allí nuestra experiencia ante sus modos de asumir la vida, desde esos ángulos que sus imágenes nos rebotan.
La muestra la conforman cinco piezas inéditas creadas por el pintor durante la pandemia y curadas por Lyle, junto a otras que van del 2007 al 2019, y que según dice una comunicación recibida por Nota Clave están «conectadas entre sí en una evolución natural en cuanto a lenguaje, paleta y composición dentro de la iconografía que identifica su universo. En pinturas como «Pandemia 2» y «Pandemia 3» Azaceta aborda la «ventana poética del virus y su estado de mutación; una cacofonía de horror y belleza». Abraza el caos que este ha provocado y lo canaliza a través de su propia mano artística, trayéndonos al final una poderosa exposición tanto en el aspecto visual como en el filosófico.
Según Cruz Azaceta: «En mi trabajo siempre enfrento la realidad, ya sea implementando la figuración, la abstracción o una combinación de ambas, lo cual me permite tener la libertad de expresar mis ideas en relación a las situaciones que acontecen en el mundo, creando imágenes para expresar esta condición… Una vez que el trabajo se vuelve algo mecánico hasta cierto grado en el que sé lo que va a suceder me detengo y me muevo hacia otra cosa… No me gusta repetirme y que el trabajo se vuelva totalmente manierista y mecánico. Eso es aburrido para mí. Me gusta que me sorprendan con el proceso, creando cosas que no espero, y eso es lo que me mantiene emocionado y avanzando», ha expresado según el comunicado.
Nacido en La Habana en 1942, de ascendencia asturiana, Azaceta salió hacia Nueva York a los 18 años de edad, con la cabeza llena de imágenes de violencia, crueldad y alienación, como él ha dicho en algún sitio.
Azaceta comienza a exponer en los 70, después de terminar la Escuela de Artes Visuales de Manhattan. Al principio centró su obra en figuras nítidamente contorneadas y coloreadas, luego en los 80 esas figuras son distorsionadas, casi siempre sombrías. Una crítica de arte le reconoce haber revivido dentro del neo-expresionismo «el papel histórico del expresionismo como una fuerza social y moral. Para entonces evolucionar en los 90 hacia la fusión de la abstracción y la figuración. Y los temas han seguido evolucionando hacia los problemas climáticos, las catástrofes nucleares -como la de Fukushima-, los conflictos sociales y militares, los enfrentamientos religiosos, la debacle económica, las crísis humana…»
Cruz Azaceta irrumpió en Nueva York como uno de los grandes pilares de origen latino, con una propuesta comprometida con las causas sociales, denunciando desde la vanguardia la violencia en las calles, el drama humano del SIDA, la guerra de Irak y el petróleo, las dictaduras en Latinoamérica, siendo además el primero en abordar en su discurso plástico la crisis migratoria de los balseros cubanos.
El artista ha expuesto extensamente a nivel nacional (dentro de los Estados Unidos) e internacional y ha sido galardonado por The Guggenheim Memorial Foundation, The National Endowment for the Arts, The New York Foundation for the Arts, The Joan Mitchell Foundation. Sus obras pertenecen a las Colecciones Permanentes del Metropolitan Museum of Art, N.Y., Museum of Modern Art (MoMA), N.Y., The Whitney Museum of American Art, NY, The Museum Of Fine Arts Boston, MA. The New Orleans Museum Of Art, New Orleans, Cortes, Art Collection, Puerto Rico, Rhode Island School Of Design Museum Collection, Providence, RI. San Antonio Museum Of Art, TX, Harvard Art Museum, Cambridge, MA, Museo del Barrio, New York, The Smithsonian American Museum of Art en Washington, DC, MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Mexico, PAMM Museum, Miami, FL. entre docenas de instituciones. Casualmente, en la lista no hay ningún museo de Cuba. Otro artista que se pierde la cultura cubana y que algún día habrá que rescatar.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).