MADRID. Los X Premios Platino han terminado y su resultado queda expuesto ahora al conocimiento, aprobación o rechazo de quienes aman o hacen el cine en la región iberoamericana.
La ceremonia de gala desarrollada el pasado sábado 22 en el salón ferial/municipal de IFEMA, en la capital española, ha entregado sus resultados y se propone como opción enjuiciarlos desde lo que fue su producción televisiva, como show en vivo y el veredicto, que mayormente se inclinó por honrar al cine comprometido con la realidad social, reiterando la tendencia de reconocer las marcas nacionales fílmicas más fuertes.
La organización de los Premios Platino está a cargo de la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA) y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA) y la Federación Iberoamericana de Academias de Artes y Ciencias Cinematográficas (FIACINE), Latin Artist y el apoyo de los institutos de cine de Iberoamérica.
Su objetivo es fomentar e incrementar el valor del cine de la región y su sistema de estrella, abriendo oportunidades para impulsar los proyectos de cada país al tiempo de apoyar las coproducciones.
Esta evaluación tiene muchas aristas y perfiles por los cuales encarrilarse y lo ideal es que se realice sin el calor de las parcialidades emotivas y lejos de toda pasión irracional tan en boga en estos tiempos, siendo objetiva en los aciertos y critica sin mala lecha en fallos de un galardón que, en general, cumplió su cometido con esta, la edición de su primera década.
El premio invisible
Un premio que no debe pasar por debajo del tablado, es el del documental El caso Padilla del director Pavel Giroud, y que narra los sucesos alrededor del poeta cubano Heberto Padilla, su arresto por la Seguridad del Estado en La Habana y su hoy famosa «autocrítica», en 1971, que sirvió de parteaguas en la relación de la intelectualidad internacional y la Revolución de Fidel Castro.
Con este veredicto, los Platinos dejaron nota clara de que no obedecen a filiación social alguna y que su compromiso es con el buen cine y si este aboga por la libertad de expresión y el derecho a la creación, independiente de los lineamientos gubernativos de derecha o izquierda, mejor todavía.
El director Pavel Giround sostuvo que Lucrecia, la cantante cubana, estuvo en este escenario presentando la parte brillante y dicharachera de Cuba, mientras que a él le correspondía exponer la parte sombría y oprobiosa.
Este premio y los comentarios del director, curiosamente, no ha sido muy desplegado en los contenidos de prensa posteriores a la entrega de los X Premios Platino.
Un veredicto justo
El jurado es el que vota y es soberano, gústele o no a todos y a todas. Es un asunto de criterios y gustos, distintos para cada quien…y con tantas mediaciones estéticas, ideológicas, sociales, psicológicas y de cualquier tipo. Los jurados dominicanos son: Omar de la Cruz (Festival Global de Cine Santo Domingo), el guionista y productor Luis Arambilet (FIPCA) y el crítico Rubén Peralta Rigaud. (Colalecas.net/Adopresci).
Los Premios Platinos 2023, independientemente de los gustos y los nacionalismos, reconocieron la fuerza y calidad de Argentina (Argentina 1985, la gran ganadora en largometraje de ficción); Colombia (Noticias de un secuestro (Renglón Series o Miniseries TV); Chile 1976. Bolivia que sorprendió con los dos premios de un drama ecológico de una magia cromática y un gusto a buen cine: Utama,
Sobre el veredicto, nada que replicar. Es lo que es: la decisión de más de 500 jurados que incluyen directores, productores, guionistas, actores a los que se les reputa conocedor de sus áreas y conocimiento para evaluar lo que tienen entre sus manos.
Los Premios de Cine (como de seguro acontece con festivales y premios de otra naturaleza) presentan dos factores comunes: perfiles y tendencias.
El perfil para este caso es reconocer la fuerza del cine de países iberoamericanos que han logrado un dominio técnico y artístico, colorizados por la variada e infinitamente imaginativa creación de conceptos para una región del mundo que tantas leyendas, ideas y tramas puede provocar en los guionistas, verdaderos iniciadores del acto cinematográfico.
El cine iberoamericano supera en creatividad temática a los universos audiovisuales de otras regiones y en particular (con sus excepciones a descontar) del cine norteamericano, plagado de historias repetidas, de estereotipos harto conocidos, de crónicas de ficción olvidables y predecibles. Esto no es aplicable a todas las cinematografías, pero ya se sabe….
El resultado para RD
La República Dominicana tenía sus esperanzas de subir por primera vez a recoger la estatuilla plateada, con Magnolia Núñez y su desgarrador y dramático papel en Carajita, pero no ganó. ¿Debe ofendernos como país? No. El pais cinematográficamente ganó.
EGEDA Dominicana, que le rindió homenaje y montó un acto de apoyo convocando a medios dominicanos, cumplió su papel de promoverla, en el cual la artista nominada expresó su satisfacción por la ubicación lograda en el listado oficial de nominaciones. Nelson Jimenez, director nacional de EGEDA, tuvo palabras de reconocimiento para el desempeño artístico de Núñez en Carajita.
Cuando se acude a un certamen, concurso o premio, las opciones son conocidas y definitivas: se puede ganar o se puede perder. Y cualquiera que sea el resultado, hay que ver lo positivo de la experiencia, recoger enseñanzas y persistir para nuevas jornadas.
Es normal que cada persona, que cada país, se vea a si mismo su perspectiva, pero si se hace el llamado Enfoque Inverso y se pregunta: ¿Quién me ganó, tenía condiciones tan buenas o mejores que yo para ganar? “¿Fue injusto premiar una opción que no fuera la mía? Es posible que el enfoque cambie.
Podría haber ganado cualquiera de las cinco nominadas, incluyendo a Carajita (Magnolia Núñez) (Silvina Schnicer y Ulises Porra) realizada con un elenco un elenco 100% dominicano, al igual que el equipo de producción, excepto los directores y director de fotografía, y estaría bien.
Las demás competidoras eran las chilenas Aline Küppenheim por 1976 (estupenda actuación que revierte el criterio de debilidad que se le atribuye equivocadamente a las mujeres) y Antonia Zegers por El castigo, (ambas de Chile) y Laia Costa por Cinco lobitos y Laura Galán por Cerdita y (de España) y la dominicana Magnolia Núñez por Carajita. Sería absurdo pretender que el Platino para Laia Costa, por ‘Cinco lobitos’, no fuera justo y merecido.
Esa misma visión inversa, podría asumirse como perspectiva progresiva y hacer conciencia del beneficio que tuvo el país, con la promoción de más de 60 días proclamando la nominación y el plan de medios de los Platino, que involución una difusión del país con sus ocho preselecciones que se mantuvo difundiéndose por cerca de cuatro meses.
Magnolia Núñez debe hacer conciencia de que esta nominación le ha proporcionado el sitial más destacado de su carrera y le corresponde a ella y sus agentes, actuar con diligencia, asertividad y buen criterio para afinar los proyectos por afinar, producir los pronunciamientos más inteligentes y no dejar afectar su ánimo por la decepción de “no haber ganado”, en conocimiento pleno de que cada experiencia es ganancia, es aporte de vida.
La producción está bien, pero…
El enfoque no es igual para con la producción de la gala del Premio Platino. Hubo elementos acertados, divertidos, emotivos, sorprendentes e inolvidables, pero también errores y oportunidades perdidas.
La animación fue certera y oportuna. En oportunidades los animadores perdieron impacto al apelar a chistes que se hacen cada año basados en estereotipos y de acentos locales.
En lo musical se destacaron elementos interesantes. Blanca Paloma dedicó a Carlos Saura, recientemente fallecido, «Eaea», tonada flamenca que debió haberle llegado el corazón a todo el público que recibía la señal de la gala. Caló muy profundo. Fue lo más penetrante sobre todo por el pase de escenas de películas de Saura.
La fuerza del flamenco como ritmo de alma, se evidenció nuevamente y , en este caso, de qué forma. Esa fue la gran actuación musical de la noche, sustentada además por una afinada plataforma musical y coreográfica.
La actuación de Sebastián Yatra, un ídolo fomentado tanto en su calidad como en el formidable equipo de mercadeo que lo ha ubicado en lugar de preferencia en el gusto masivo, haciendo una balada pop de esas que textualmente no resaltan más allá de la declaración de amor, pero con un sello interpretativo penetrante y de enorme sentido comercial (Una noche sin pensar), lo cual no es necesariamente malo, pero sí excesivamente común, el factor artístico más alejado de la creatividad de forma y fondo de una obra que no puede ser olvidable.
El Lamento boliviano que hizo el argentino (con 23 años de ausencia de Argentina) Michel Brown, le quedó preciso y ajustado. Como un actor y cantante que asumió el desafío Abrir los Premios cantando ante el público más peligroso para un actor: 400 actores.
La cubana (de la Cuba isleña que sabemos) Lucrecia puso sabor caribeño y llenó escenario de música, aun cuando esperábamos mayor entrega con ese acto, rememorando a Celia Cruz. Pero estuvo bien.
El portugués se sintió un idioma más intimista que nunca con Víctor Elías salió exitosamente de su compromiso haciendo la conocida «Un país tropical», compuesta por el cantante y compositor brasileño Jorge Ben Jor y popularizada por Alejandro Claveaux y Laila Garín.
Clara Alvarado y Mane de la Parra cantaron la ranchera «Me gustas mucho», popularizada por Rocío Durcal, y al grito de «¡Viva México!», animaron al público a corearla y dar palmas.
Lo mejor del comediante y cantante mexicano, Omar Chaparro, presentador de la gala, fue el ritmo y gracia que imprimió a Macarena hecha en tono reguetón, bastante bien coreografiada. Con esa actuación pagó la deuda no suya de un guión que a ratos era hilarante y en las curvas inesperadas del camino se tornaba conservador y tímido.
La actuación del actor y presentador boliviano Reinaldo Pacheco, a quien hemos conocido por su participación en el país el Festival Fine Arts de Caribbean Cinemas, resultó débil y sin alma haciendo el tango peruano La flor de la canela. Interpretado con corrección, pero sin alma y sin una paleta interpretativa que le acercaba a la magnitud del texto de Chabuca Grande. Había inseguridad y tonalidades al descuido en su actuación, dejando una sensación de vacío.
?Y qué pasó con ese café?
El número de cierre de los Premios Platino fue Ojalá que llueva café, interpretado por Andrea Bastaz, cantante, bailarina y coreógrafa venezolana quien estuvo a la altura de lo esperado de una intérprete profesional, pero todas las directrices de producción del mundo apuntaban a que ese cierre debía estar a cargo de Juan Luis Guerra. No sabemos porque el dislate de producción.
Puede ser que Juan Luis Guerra no pudiera por compromisos previos, pero ya hoy no hay que estar físicamente presente en las citas con la historia. Un video de Juan Luis, saludando el evento, su décimo aniversario e introduciendo a la cantante venezolana, habría sido lo mandatorio por el librito de producción de primer nivel.
La razón es más que lógica, si en varios momentos de la gala se hicieron guiños a República Dominicana como una posible sede y se sabe que ejecutivos de EGEDA, llegados al país, se han entrevistado con autoridades ministeriales con poder para decidir la inversión que supone montar los Premios Platino en RD.
Benicio del Toro, clase aparte
A pesar de que perdió en tres momentos la ilación de las palabras, Benicio del Toro, emocionado por lo solemne del momento en que recibía su Platino de Honor, protagonizó una de las más hermosas demostraciones de sus condiciones humanas: la vacilación por la intensidad del momento.
Su “frizado” fue entendido y respaldado por un benevolente público que se tributó tres oleadas de aplausos. Algunos medios internacionales lo calificaron de “despiste” pero no es justo.
Del Toro no encontraba las palabras en español (su lengua madre es el inglés, hecho que en nada desmerita su iberoamericanidad) y lo que quería expresar era de un sensible nivel intelectivo, en torno a la identidad y finalmente lo dijo.
Gestión de grupo periodístico
Los organizadores de EGEDA, en cuanto a la cobertura periodística, recogieron experiencias de entregas pasadas y concentraron a los reporteros en un solo hotel, en NH Zurbano, junto con los directivos de EGEDA, de modo que las salidas eran en común y el manejo de grupos, mucho más directo y sencillo, Las labores fueron apoyadas por EGEDA Dominicana, desde antes de la salida de Santo Domingo, con un personal que estuvo asistiendo y orientando para el desarrollo afectivo de la agenda planteada.
Afortunadamente EGEDA tuvo buen criterio para seleccionar el hotel en que se alojaría a los periodistas. El NH Zurbano , en Madrid, es un hotel cuatro estrellas en su clasificación, dotado de un personal altamente motivado en rendir la excelencia en el servicio, sobre todo en su restaurante The Grand Tea, a cargo de un personal integrado por nacionales de Indonesia,, República Dominicana, China y algunos locales, además de la precisión en el cuidado de la habitaciones y lo solícito del personal de recepción. Los Platino tenían un módulo con personal permanentemente para apoyar las salidas y llegadas del grupo periodístico.
El grupo estaba integrado por periodistas de Colombia, México, Perú, Ecuador, Republica Dominicana, Venezuela, Guatemala, Panamá, Argentina, Chile entre otros países y con la presencia de representantes de las cadenas y plataformas: Caracol (Colombia), TV Azteca, Televisa, CNN (Chile), Univisión, Telemundo y otras.
Este grupo fue objeto de un programa de atracciones casi toda la semana que antecedió a los Platino, que incluyó visitas guiadas y presentaciones, participación en espectáculos, giras temáticas,
Esas visitas incluyeron a Chinchón, multidestino turístico, plató o locación o escenario de decenas, probablemente cientos de películas, (comenzando con La vuelta al mundo en 80 días, con Cantinflas), su anís con denominación de origen, el Teatro Lope de Vega, su Catedral y el Mesón Cuevas del Vino, lugares infaltables y de los cuales comentaremos más adelante.
Otro de los puntos del programa previo fue la visita a Toledo para disfrutar de un concepto: el parque temático Puy du fou, del cual hemos descrito ya lo indescriptible que es. Se añadieron a estas actividades los recorridos temáticos por Madrid como ciudad de cine, el encuentro de la Liga de las Estrellas, la rueda de prensa para anunciar los Premios Platino del Público y el Junket de Prensa, una maratónica y organizada jornada de entrevistas simultáneas en sets montados al efecto con una coordinación previa demandante y disciplinada.
Los patrocinadores
Los Platinos, organizados por EGEDA y FIPCA, contaron con el auspicio de: Comunidad de Madrid, Iberia, la Unión Internacional del Turismo, la Alcaldía de Madrid, Xcaret, (Riviera Maya, México), La Liga (Hogar del Equipo de Fútbol de Madrid), Puy du Fou, TNT, Ministerio de Cultura y deportes del Gobierno de España, Chinchón, Unión de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes y Volvo.
Y al final
Los X Premios Platino del Cine Iberoamericano han festejado bien y por lo alto, su primera década, con un ceremonial memorable y algunos aspectos que debieron haberse logrado mucho mejor.
Una cita de Iberoamérica con su industria audiovisual que se ha evidenciado importante y necesario, y logrado gracias al trabajo de mucha gente de muchos países.
No son los premios perfectos a que se aspiran y no satisfacen todos los egos artísticos concurrentes, pero son una realidad: esa que proclama la existencia de una región dispuesta a defender y promover su cine, su televisión, su legado audiovisual.
José Rafael Sosa periodista dominicano, editor, gestor cultural y escritor de literatura de soporte existencial y emocional a la gente , origami y comunicación masiva.