PARIS. El kilogramo se está redefiniendo como una constante fundamental, no solo un trozo de metal. Científicos de más de 60 países acordaron cambiar la definición del kilogramo durante una conferencia el viernes pasado, hace una semana, en Versalles, Francia.
Originalmente, el kilogramo se definió como equivalente a la masa de un litro de agua. Desde 1889, los científicos han basado su definición en un objeto físico: un cilindro de aleación de platino conocido informalmente como «Le Grand K», que se guardó en una caja fuerte en París.
Un inconveniente obvio era que si el cilindro cambiaba, también lo hacía todo el sistema global de medición. Cuando se midió en la década de 1980, pesaba varios microgramos menos de lo que se suponía, obligando a los fabricantes que fabricaban productos basados en los estándares a volver a emitir sus pesos.
¿Qué pasa ahora?
Ahora se medirá un kilogramo en términos de la cantidad de electricidad necesaria para contrarrestar el peso. La cantidad que relaciona el peso con la corriente eléctrica se denomina constante de Planck, después del físico alemán Max Planck, y se denota con el símbolo h. Un conjunto de escalas superpreciso, llamado balance de Kibble, puede medir la masa con una precisión de aproximadamente una parte por billón utilizando un valor fijo de h, que los científicos ya han medido con extrema precisión.
Las ventajas del nuevo sistema
Esta nueva manera de asumir el peso es que, en lugar de medir todos los kilogramos contra un solo objeto, Le Grand K, la nueva definición significa que cualquier persona con un balance de Kibble puede verificar su peso. Y esto significa que, en lugar de basarse en un objeto físico arbitrario que puede cambiar con el tiempo, las definiciones se basan en las constantes fundamentales de la naturaleza.
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