Este miércoles 9 de diciembre el reloj del Covid, del Instituto John Hopkins, marcaba 68.792.363 casos en el mundo en lo que va de Pandemia. Y de ellos 1.567.056 fallecidos. Estados Unidos acumula ya 15.359.348 US casos de personas infectadas con el coronavirus, y de ellos 288.716 muertos. Mientras en República Dominicana la cifra alcanza los 150, 161 casos de infectados, con 2,350 fallecidos, ocupando el número 50 en la lista.
Mientras tanto Reino Unido y Rusia ya comenzaron a vacunar. La primera vacunada en el mundo con el producto de Pfizer fue una anciana de 90 años de edad.
La lucha contra el coronavirus sigue su curso tras el anuncio de la eficacia de las vacunas por parte de diferentes compañías farmacéuticas. La primera de ellas fue Pfizer, que hace un mes confirmaba una eficacia del 90% y una semana más tarde la ascendía al 95%.
Precisamente fue esta vacuna la que empezó a administrarse en varios hospitales del Reino Unido. En los últimos días, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, a través de un documento, dio luz verde a la vacuna para su administración en el país norteamericano. En el mismo se detallan los pormenores de los ensayos clínicos. Entre ellos, se encuentran cuatro pacientes que desarrollaron parálisis de Bell.
¿Qué es la parálisis de Bell?
El organismo regulador de los Estados Unidos anunció que cuatro personas habían sufrido este tipo de parálisis, de forma temporal, que afecta a la cara. En el informe aseguran que no había evidencias claras de que esto surgiera como consecuencia de la inoculación de la vacuna. «No hay una base clara sobre la cual concluir una relación causal en este momento», destaca el informe. En algunos casos más graves, los dos lados de la cara pueden quedar paralizados.
Del mismo modo, los técnicos advirtieron a Pfizer para que permanezcan atentos a la «vigilancia de los casos de parálisis de Bell con el despliegue de la vacuna en poblaciones más grandes». El motivo exacto de este tipo de parálisis todavía es un misterio para la comunidad científica. Se cree que ocurre cuando la hinchazón e inflamación comprime uno o varios nervios faciales.
En la mayoría de los casos documentados hasta la fecha, los pacientes notan que un lado de la cara se comienza a inclinar mientras que los músculos se debilitan. En los casos más graves, puede afectar a ambos lados de la cara. Se trata de una enfermedad que aparece de forma repentina y similar a un derrame cerebral. Los hay también que pierden el oído, el gusto, o que desarrollan dolores de cabeza y alrededor de la mandíbula en el lado afectado. Se cree que esta enfermedad afecta cada año a cerca de 5.000 personas en todo el mundo. Siete de cada diez se recuperan por completo, con o sin tratamiento.
Precedentes de la enfermedad
Esta no es la primera vez que se asocia la aparición de estos síntomas con las vacunas, pues en el pasado ya hubo otros casos. Solo en uno de ellos los investigadores pudieron relacionar ambas cosas: fue en una vacuna contra la gripe suiza que se vendió en la temporada de gripe 2001-2002. Inmediatamente fue retirada del marcado. En otros casos, como en vacunas de la hepatitis B, difteria tétanos, tos ferina o herpes, no pudieron demostrar su vinculación.
Evolución de los pacientes
En esta ocasión, resalta el informe, fue el único efecto secundario considerado como «desequilibrado», al ocurrir más en el grupo de la vacuna que en el del placebo. De las cuatro personas afectadas, una presentó la enfermedad dentro de los tres días posteriores a la vacunación. Tres días después, recuperó la normalidad.
Una segunda persona afectada desarrolló este tipo de parálisis a los nueve días de ser vacunada, mientras que los otros dos la experimentaron en los días 37 y 48 respectivamente. Todos recuperaron la normalidad entre los 10 y los 21 días después.
Seis personas fallecidas
En el mismo informe, la FDA también destaca el fallecimiento de seis personas durante los ensayos clínicos. De ellos, dos pertenecían al grupo de la vacuna y los cuatro restantes a los que se suministró el placebo. En ningún caso la muerte estuvo asociada con la vacuna. Los dos a los se les puso la vacuna eran mayores de 55 años: uno murió por un paro cardíaco a los 65 días de recibir la segunda dosis y el otro falleció a causa de arteriosclerosis tres días después de la primera dosis.
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