(Este es un trabajo especial para Nota Clave de Jisell Espinal)
NUEVA YORK. Todos, de alguna manera en una etapa o varias, de nuestras vidas, hemos pensado que eso que queremos o que creemos necesitar necesita un tiempo adecuado de espera. Y a través de estos doce años de practica de Coaching, he visto ir y venir muchos clientes que han arrastrado esa mentira por mucho tiempo.
Este comportamiento tiene su raíz en las creencias limitantes que han sido sembradas por nuestros influenciadores naturales, nuestros padres, o tutores, nuestros profesores y adultos cercanos. Ellos, sin querer, nos han convencido de que todo tiene un momento adecuado y que las cosas que aspiramos deben esperar.
¿Acaso no has conocido a una persona que se pasa gran parte de su adultez esperando eso que ha de pasar para poder comenzar a vivir?
Mira a tu alrededor, o mírate a ti en el espejo, piensa en todas las personas que está sobrellevando su día a día mientras postergan eso que ellos creen que les va a hacer feliz, solo porque piensan que no es el momento adecuado.
Frases como: “cuando termine la carrera me tomaré un tiempo para hacer ese viaje que tanto quiero” o esta que es muy común en las parejas: “cuando los muchachos se gradúen y ya tengan su vida hecha entonces pensaremos en nuestra relación”. ¿Y qué les parece esta?: “Cuando me retire me dedicaré mas a mí”.
Y mi pregunta para ustedes es: ¿Qué garantías tenemos de que ese día va a llegar? Que tendremos la salud, el tiempo y los recursos para llevar a cabo eso que deseamos. Que llegaremos vivos a ese día tan preciado.
Mi respuesta es que NO TENEMOS NINGUNA GARANTÍA, no sabemos qué va a pasar mañana. Siempre digo que “hacemos planes y Dios se ríe”.
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