SD.Cuando Ferdinand Van Muller en el 1856 descubrió la macadamia trató de descubrir tambien la raiz de la palabra pero le fue imposible: la poblacion indígena del sitio Australiano llamado Queensland la llamaba kindall y solo sabian que las kindall buenas eran dos, todas las otras eran tóxicas, algunas muy tóxicas. Él, en honor a un amigo doctor que tenia, John McAdam, la llamó macadamia.
Van Muller había descubierto una nuez cargada de aceites esenciales, una verdadera mina de oro natural. En cien gramos de macadamia se pueden encontrar 60 gramos de grasa monoinsaturada, 0 de trans, 9 gramos de fibra, vitamina A, C y hierro en buena cantidad.
La macadamia es de las más costosas entre todas las nueces porque es también la más difícil de repetir: solo en Australia, Nueva Caledonia e Indonesia se cultiva intensamente. En China se acaba de introducir y entre los países de Centroamérica solo en República Dominicana es cultivada en manera sistemática.
En República Dominicana la macadamia entró con fuerza solo cuando Don Manuel Arzenio Ureña, trabajando en el Plan Sierra en el 1978, se enamoró de esta planta siempre verde que daba frutos redondos, oleosos, dulces. El hombre, nativo de San José de Las Matas, hizo dos cosas que anhelaba: alfabetizar a su pueblo y sembrar cuantas matas de macadamia pudiese. Logró con exito las dos cosas y la empresa Helados Bon sigue hoy su herencia en la producción de la nuez y la exporta a muchos países.
Tenemos que resaltar el hecho que las grandes raíces de la macadamia, que penetran el suelo a más de dos metros de profundidad, contribuyen a la retención hídrica de los suelos y ayudan a controlar la evaporación del agua de los mismos.
Sembrando macadamia se reforestan en manera inteligente zonas que el humano ha depredado a lo largo de los años. Una reforestación productiva y rentable por más de 100 años (tanto dura la planta), la fijación de cuatro toneladas de C02 por hectárea al año, la protección de nacimientos de ríos, la reconstrucción de ecosistemas de montaña, son las ventajas por sembrar macadamia en San José de Las Matas. Sin duda alguna, una planta milagrosa, en modo especial si pensamos que ayuda a devolver al campo parte de la población emigrada a la ciudad por falta de oportunidades, y que ahora puede volver gracias a ella.
La macadamia tiene a una hermana, la avellana, que se cultiva comercialmente en Italia, Estados Unidos y Turquía que es el mayor productor mundial. Existen más de 20 especies de avellanas, cada una con un sabor único. Contiene los mismo ingredientes que la macadamia y en la misma proporción. Cambia solo un poco el sabor, ese sabor que da el clásico gusto a la Nutella, la crema alimenticia famosa en todo el mundo.
La avellana, al contrario de la macadamia, era cultivada y consumida por los griegos que la habian traído de Turquía. Existen muchas recetas del gastrónomo Marcus Apicius (25 a.c.) con la avellana como ingrediente principal. A estas dos bolitas, una antigua y una moderna, llenas de grandes gustos y beneficios, debemos agradecimientos aunque sea por cómo ayudan a nuestros cuerpos y a nuestra tierra.
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