Arbol de higo (Fuente externa)

Aún recuerdo ese día de mi infancia, en el que mi abuelo me llevó al patio de su casa para enseñarme lo que era un higo. Él le tenía mucho amor a la tierra y siempre quería que yo aprendiera de dónde venían los ingredientes que tanto me gustaban.

Se dice que fue el primer árbol que se cultivó en el mundo. Su nombre está en los comienzos de la Biblia y su origen en el Medio Oriente y el Mediterráneo. Pero más tarde los españoles lo trajeron a California, convirtiéndose en uno de los mayores productores de higos, junto con Grecia, Israel, Turquía, España y Portugal.

Son altos en fibra, minerales y azúcares. Ricos en potasio, hierro, magnesio y recomendados para fortalecer el intestino y controlar la presión arterial. Sus hojas hasta han probado tener propiedades anti-diabéticas.

La temporada de higos en California acaba de terminar, es de junio a septiembre y justo ahora empieza la temporada de las que vienen de Europa.

Son muy delicadas y no duran más de 1-2 días. Pero por suerte las podemos comprar en seco o en conservas naturales y de buena calidad. Debido a que hoy día, se agregan azúcares, sabores artificiales y otros ingredientes que no necesitamos, debes ser muy cuidadoso a la hora de comprar tus conservas de frutas.

Las mías siempre las compro en Food Match, un portal que encontré recientemente de un productor e importador alimentos mediterráneos, que garantiza la calidad de todo lo que hacen. Desde el riego y la poda, hasta la cosecha, la clasificación y la conservación, manteniendo así sabor, color y textura natural. En otras palabras, es un producto artesanal.

Ahora que vienen la fiestas, nada mejor que servir una tabla de quesos con una conserva de higos tradicional, con toques cítricos o con chile. Ya se me hace la boca agua, pensando en el jamón, los chorizos, el manchego, las almendras y el pan que va en esa tabla. Aunque también las puedes agregar a cualquier postre, a un sandwich, a las tostadas en la mañana y hasta en un batido.

Recuerda, a la hora de comprar, lee bien la procedencia del producto, sus ingredientes y su filosofía de empresa. ¡Somos lo que comemos!

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