El Teatro Nacional Eduardo Brito tiene una nueva compañía actoral, y tiene una orquesta sinfónica, pero lo que no barruntaba Carlos Espinal, el director, era que también iba a contar con un karaoke.
Que sí, un karaoke, un gran, hermoso, afinado karaoke, fue la experiencia de la puertorriqueña Kany García en el Teatro Nacional pagando deudas del 2020 y dando ñapa del 2021, en dos conciertos ofrecidos martes y miércoles, resultado del trabajo de colocación en el mercado dominicano de la artista, realizado durante estos años precedentes por el productor Cesar Suárez Jr.
Al ritmo inconfundible y pegajoso de La libreta, casi la ahoga la ovación del público. Hizo trencito con el guitarrista. Se movió por el escenario… «Si tú te vas, si tú te vas», coreaban con esos aires de cumbia. Y ovación otra vez. Entusiasmo en el Teatro Nacional.
Enseguida el público comienza a cantar la segunda canción Soy yo. «A todos tengo cansados / con el mismo cuento de que volverás…/ Y al dar la vuelta se ríen / se creen que no escucho / mi triste final», narra.
Desde la pared final de la sala de butacas del teatro se observa un mar de celulares, y la gente entregada a la artista, que saluda. Habla y entona Cuando se va el amor, aquel tema de hace 8 años que grabara a duo con Santiago Cruz.
El coro del gran karaoke continuó con Alguien («Cómo cambio yo / No sé si alguien hoy / puede igualarme») y ya a ritmo de rumba con Que te vaya mal y su «Yo quiero que te vaya mal, / todo se paga en ésta tierra / con tu traición y mala hierba / yo quiero que te vaya mal».
Algo ocurre con la música de Kany García. La siguen sobre todo mujeres jóvenes de 20 a 45 años, se saben todas sus canciones, no solo se hace coro, sino que se ponen de pie o aplauden a rabiar.»Si me cayo voy de a poco / destruyéndome por dentro / agonizando despacio / y me creo que no te pienso», cantó Kany en Lo que en ti veo.
Luego se adentró -siempre acompañada por el público- en temas como Aunque sea un momento, Mi amigo en el baño y Quédate. Para entregarse en la balada lenta que grabó con Camilo Titanic, junto a los guitarristas.
Regala un momento acústico donde cantó Arriésgate a intentarlo, Estigma de amor y Demasiado bueno. Y después se arriesga a más, se mete hondo, y a solas con su guitarra (salen los músicos) expone Confieso, Para volver a amar y Hoy ya me voy, al final gritos de Kany, Kany, Kany! Regresa la banda y hace Me mudé y Duele menos.
Ella habla. Alguien del público le dice algo y ella se lo tripea. Entrega Búscame y anuncia que que la siguiente es la ultima canción de la noche. Canta con su karaoke Para siempre. Dice adiós pero es un falso final porque aún regresará. La despiden de pie. Piden otra. Aún hará Bailemos blues y DPM. El final es apoteósico.
En noches así no solo el artista y el empresario dicen que ha valido la pena esperar. El público lo demuestra. Estos martes y miércoles, el Teatro Nacional estrenó el Gran Karaoke para Kany García. Una entrega sin desperdicios, con buen sonido y un discurso de imágenes en pantalla que casi siempre fueron coherentes con la narrativa o ayudaban al ambiente de la canción. El corte del vestido de la artista recordaba a Mary Popins, aquel personaje del filme de igual nombre, dirigido por Robert Stevenson, y con Julie Andrews en el protagónico, allá por el 64, cuando Kany García no era ni una mirada cómplice entre un cura y una mujer que iba a la iglesia.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).