Juan Trinidad nació para traducir las angustias y las alegrías del reino vegetal. Nacido en Jayaco, Bonao, el 10 de junio de 1963, aprendió con el tiempo a auscultar el corazón de la madera, por eso les escucha las historias, interpreta sus entonaciones en la lentísima melodía de la savia por las venas de los arboles, conoce del último aliento de los robles caídos, corre a ellos, los auxilia, les demuestra que hay vida más allá de todo, y es cuando con sus manos descubre el arte escondido en la rudeza de la madera.
Este fin de semana llegó hasta su casa la ministra de Cultura, Carmen Heredia de Guerrero, acompañada por la Premio nacional de Artes Plásticas Elsa Núñez.
“Desde hace mucho tiempo yo le tenía una invitación abierta a doña Carmen Heredia. Este fue el momento que Dios eligió, ¿tú ves?”, dice el artista a Nota Clave.
“En mi casa-estudio tengo un espacio que me sirve de taller para trabajar la escultura, donde puedo realizar mi trabajo en comunicación entre la matera y yo” explicó el artista que siempre comienza a trabajar entre 7 u 8 de la mañana, después que ha caminado y se ha bañado, porque necesita estar en forma.
“Dependiendo de cómo esté mi estado anímico, puedo trabajar hasta las 10 o las 11 de la noche”, asegura.
“Muchas veces, cuando estoy durmiendo, me levanto, porque me llaman. Es una extraña comunicación entre la madera, la naturaleza y yo”, opina el artista que vivió durante dos años en Buenos Aires, donde dice que tiene buenos amigos.
El escultor necesita además de talento, técnica y buena forma física que le permita dialogar de tú a tú con la madera. “No solamente de tú a tú -manifiesta- es una conversación con los diferentes ángulos de lo tridimensional de la escultura. Esto conlleva a que tiene que haber un equilibrio dentro de la materia”.
Juan Trinidad trabaja todas las maderas, pero con la que más se siente a gusto es con el roble centenario. “Pero hay algo que siempre tengo que expresar, y es que no voy con el corte de los árboles. Yo prefiero darle vida al árbol que se cae, al árbol que se muere. Que sin olvidarme del pasado hago escultura pensando en el futuro”.
Entre las obras que la ministra Carmen Heredia admiró está una escultura de un asiento ceremonial. “Tú sabes que el Caribe es un trono. Todo el que viene a República Dominicana quiere quedarse, por la sensibilidad que tenemos los dominicanos. Ese asiento está dedicado al caribe, por eso se llama Trono del Caribe, donde tiene la manifestación de la simbiosis de la dominicanldad desde los taínos, España y Africa”.
Preguntado sobre el uso de colores cálidos en algunas de sus esculturas, Trinidad aduce que eso tiene que ver con el trópico, “es una de las manifestaciones de la alegría de vivir, de lo afro, del colorido, de lo cálido del Caribe, lo jocoso que somos”.
Otra pregunta, sobre cuál de sus piezas le gustó más a la flamante ministra, mereció la siguiente respuesta: “Eso mismo le pregunté yo: ‘Es que todas me gustan’, me respondió. No solamente a ella. A otra gente yo le he preguntado, porque yo mismo muchas veces, me levanto de noche y me pongo a dialogar. Cuando yo converso con una, las otras piezas se ponen celosas. Tengo que tocarla a cada una, hacerlas sentir. Participan y son útiles para mí. Dentro de la metodología participativa de ver, juzgar y actuar. Eso es una de las metodologías entre los árboles, lo que está dentro de ellos -yo sigo con el criterio de Miguel Angel de que la obra está hecha-, uno lo que tiene que descubrir lo que hay”.
“Yo nunca he abortado. Cuando te digo eso, te expreso que nunca se me ha dañado una pieza. Siempre hemos coincidido, por mi obediencia que tengo hacia Dios y hacia la naturaleza”, concluyó el artista.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).