Hace pocos años no existía el copy y paste o copia y pega. De hecho para imprimir un libro o una revista o un periódico había que tipiar (o sea mecanografiar en linotipos con plomo) y hacer pruebas de galera, una o más, en dependencia de las correcciones que se hicieran. De hecho los linotipistas eran uno de los tipos más queridos, admirados y respetados por los escritores y periodistas, gracias a la cultura que tenían.
Las pruebas de galera iban corrigiéndose hasta llegar a las pruebas de plana. Allí en las pruebas de plana era donde entraban los copia y pega, pero artesanales. Por ejemplo si una frase, al final del libro, decía, gracias al admirado cuidado de su editor, redactor, corrector, linotipista, etc.: «Este es un libro absolutamente limpio de erritas«. Entonces había que tipiar la palabra errata, en ves de errita, cortarla con tijera y pegarla con goma muy cuidadosamente en una penúltima prueba de planas, antes de imprimir el libro.
La llegada del mundo digital hizo que desaparecieran, entre otros los linotipos, los linotipistas, y el engorroso y dilatado proceso de edición e impresión de un libro.
El hombre que justamente inventó el proceso de copy y paste, el sencillo y miles de millones de veces recurrido Ctrl + C, uno de los comodines más ahorrativos de una parte, pero que se llevó de acujao a mucha gente que vivía de eso por el medio fue Lawrence «Larry» Tesler, quien ha fallecido este lunes 17 de febrero a los 74 años de edad.
Larry Tesler era graduado en ciencias de la computación en la Universidad de Stanford, y según dicen quienes lo conocieron su ingenio sólo se vio igualado por la ambición de cambiar el sector de la informática.
A fines de los años 40 y principios de los 50 una computadora ocupaba el espacio de un almacén y los hombres se movían dentro de sus piezas que muchas veces eran del tamaño de una habitación -las cuales hoy día son casi de tamaños microscópicos-, según contó a este redactor Leon de Witt Razwadovski, uno de los que primero anduvo dentro de una computadora.
En los 60, cuando Tesler entró al mundo de la computación, ya eran más reducidas, pero seguían siendo aparatos grandes y toscos, que seguían estando al alcance de muy pocas personas, lo cual odiaba. Se dice que incluso llegó a dar clases acerca de cómo acabar con el monopolio de IBM en aquellos tiempos. Su ambición era que las nuevas tecnologías que preveía iban a ser parte del futuro, fueran asequibles a todo el mundo. Así que centró su labor en tratar de desarrollar uno de los primeros lenguajes de programación diseñados para principiantes. Quería que programar y trabajar, como ahora lo hacemos todos, fuese algo natural.
Desde la empresa Xerox PARC, que dio vida al mouse, desarrolló el primer entorno gráfico de computadoras de uso personal. Allí desarrolló el copy y page, originalmente para un procesador de textos nombrado Gypsy, recontratatarabuelo de los que se usan por Microsoft o Mac.
De hecho, luego, en 1980, Tesler pasó a trabajar a… Apple, durante 17 años en diferentes puestos, sobre todo de desarrollos de proyectos, como AppleNet. Y también en los ordenadores Mac.
Después Tesler pasó a Amazon, donde fue uno de los máximos responsables de diseñar la experiencia de compra. Cuando ya estaba fuera de estas empresas líderes, Larry Tesler no dejó de luchar por hacer accesible para todos la informática. Su proyecto personal Stagecast, desarrolló aplicaciones para que los más pequeños aprendiesen a programar.
Su legado no solo está en nuestros ordenadores y hasta en los celulares en el día a día, sino que casi seguro perdurará por varias generaciones.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).