El miércoles 23 de octubre, Google anunció en la revista Nature que sus investigadores habían logrado realizar un cálculo que las supercomputadoras más grandes del mundo no podrían completar en menos de 10.000 años. Y lo hicieron en apenas 3 minutos con 20 segundos.
El anuncio fue realizado por el presidente ejecutivo de Google, el indio Sundar Pachai, quien, por cierto, es dueño de una suntuosa residencia en la localidad de Cabrera, en República Dominicana.
De este modo el laboratorio de investigaciones de Google en Santa Bárbara, California, logró un hito en el que los científicos habían estado trabajando desde los años 80 del pasado siglo, incluidas grandes inversiones de algunos gobiernos de países líderes del mundo: la “supremacía cuántica” que podría permitir que nuevos tipos de computadoras hagan cálculos a velocidades que son inconcebibles con la tecnología actual.
Un adelanto tecnológico que pudo haber sido un sueño de Julio Verne o de Isaac Asímov, tan esperado, tan esperado, que bien podría cambiar el mundo. Y que en la parte negativa podría tener consecuencias para la seguridad nacional y la criptografía. Claro que todos los avances tecnológicos, así como las medicinas, tienen sus pro y sus contras, y las máquinas cuánticas son un arma de doble filo: algún día podrían impulsar grandes avances en el campo de la inteligencia artificial, pero también podrían superar el cifrado que protege a las computadoras y es crucial para la seguridad nacional o incluso a los sitios de comercio electrónico que usamos todos los días.
En la parte positiva, entre muchas podría abrir el camino para la creación de nuevos medicamentos o materiales, pero también podría usarse en los viajes espaciales.
Los países más comprometidos con las investigaciones son China y Estados Unidos. China, por ejemplo invierte 400 millones de dólares en un laboratorio cuántico nacional y, en los últimos años, ha presentado casi el doble de patentes cuánticas que Estados Unidos. El gobierno de Donald Trump hizo lo propio este año con su Iniciativa Cuántica Nacional, y prometió invertir 1200 millones de dólares en investigación cuántica, incluidas las computadoras, segpun planeta el periódico español ABC.
A medida que las máquinas mejoren con el paso del tiempo, podrían ayudar a perfeccionar la criptografía o hasta servir para la creación de nuevos medicamentos o materiales, expresó Daniel Lidar, profesor de la Universidad del Sur de California que se especializa en computación cuántica.
Y mientras algunos científicos trabajan en el desarrollo de computadoras cuánticas, otros están ideando técnicas de seguridad que podrían frustrar sus habilidades para descifrar códigos.
Cuestionamientos
En una publicación, IBM cuestionó la afirmación de Google de que su cálculo cuántico no podía ser realizado por una computadora tradicional. El cálculo, argumentó IBM, en teoría podría ejecutarse en una computadora actual en menos de dos días y medio, no en 10.000 años.
Cuando se publicó su artículo, Google defendió su trabajo con el argumento de que ya ha dejado atrás las computadoras clásicas y ha entrado en una “receta totalmente diferente”.
“Consideramos las propuestas para avanzar en las técnicas de simulación, pero es crucial probarlas en una verdadera supercomputadora, como lo hemos hecho nosotros”, dijo un portavoz de Google en un comunicado.
Según Nature, la herramienta que Google utilizó para realizar el cálculo es un dispositivo casi mítico conocido como computadora cuántica, que opera de una manera completamente diferente a las computadoras normales, pues se basa en los modos complejos en los que algunos objetos actúan a nivel subatómico.
Las computadoras tradicionales realizan cálculos procesando “bits” de información, y cada bit contiene uno de dos valores: un 1 o un 0. Una colección de ocho bits —conocida como byte— puede almacenar un solo caracter, como la letra A.
Por su parte, una computadora cuántica, procesa bits construidos por científicos que pueden tener los valores 1 y 0 simultáneamente. Entonces, mientras que en dos bits tradicionales puede haber solo dos valores, un par de los llamados “qúbits” puede contener cuatro valores a la vez.
Mientras más crece el número de qúbits, la computadora cuántica se vuelve exponencialmente más poderosa: tres cúbits tienen ocho valores, cuatro cúbits tienen dieciséis, y así sucesivamente. Eso hace que las supercomputadoras de hoy parezcan juguetes.
“Imagina que tienes cien cúbits perfectos”, dijo Darío Gil, jefe del laboratorio de investigación de IBM en Yorktown Heights, Nueva York. “Tendrías que dedicar cada átomo del planeta Tierra a almacenar bits para describir el estado de esa computadora cuántica”.
Hace diez años, el experto Britton Plourde, de la Universidad de Syracuse, había dicho a la agencia BBC: «El mundo de los superconductores cuánticos no existía hace diez años y ahora pueden controlarse casi con una precisión arbitraria.Todavía estamos lejos de la computación cuántica, pero en mis ojos estamos progresando rápidamente». Hoy parece que comienza a ser una realidad.
Lo importante de todo esto es que “Este logro es un buen recordatorio de que los avances científicos son maratones, no sprints. En Google siempre hemos creído en apuestas a largo plazo. Las llamamos ‘moonshots’. Siempre hemos sabido que la computación cuántica ha sido uno de ellas”.
(El artículo contiene elementos tomados de la revista Nature, el periódico ABC y de la agencia BBC)
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).