SD. Parafraseando aquella película de Shane Black, con Robert Downey Jr. y Val Kilmer, Kiss, Kiss Bang, Bang, lo vivido en Singapure pedirá resumirse en un Kim, Kim, Trump, Trump.
La cuestión ha terminado de farra en la noche de Singapur, donde el joven norcoreano salió a descubrir el mundo nocturno, y no faltaron selfies y música funky, mientras visitaba el Puente Jubilee, el parque de Gardens by the Bay o el complejo turístico y casino de Marina Bay Sands (MBS), propiedad del multimillonario Sheldon Adelson.
Por primera vez un Kim, desde todos los Kimes conocidos, logra desprender su imagen de los desaparecidos sellos de correo de color rojo, y salir a pasear por el mundo real.
Se espera que después del encuentro histórico entre ambos mandatarios, las cosas levemente comiencen a cambiar en Corea del Norte, aunque sea, el tono en que se escriba sobre los Estados Unidos. De hecho, se dice que la cobertura al diálogo ha sido casi nula. Pues, tras mantener a la población de Corea del Norte en una casi total ignorancia sobre la proximidad de la cita, la prensa oficial se refirió por primera vez a ella hablado de «cumbre histórica» entre el «respetado Líder Supremo» y el presidente de EEUU propia de una «nueva era», cuyo objetivo además era establecer «nuevas relaciones» entre los dos países, «construir un mecanismo de mantenimiento de paz permanente y duradero» y como última prioridad, la desnuclearización de la Península de Corea.
El dirigente norcoreano fue el primero en aterrizar el domingo en el aeropuerto local en torno a las 15:00 hora local a bordo de un 747 de la compañía Air China y no de su avión personal, el Chammae-1, en un guiño a la renovada alianza que se ha establecido entre Pekín y Pyongyang.
Vestido con un traje al estilo Mao, Kim fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores local, Vivian Balakrishnan y después acudió a entrevistarse con el primer ministro de este país, Lee Hsien-loong.
El Air Force One de Donald Trump aterrizó a las 20:21 de la noche del domingo. El presidente norteamericano se reunió con Lee Hsien-loong el lunes.
Los dos líderes concluyeron su cumbre en Singapur firmando un pacto repleto de generalidades que replica la fórmula que acordó Kim Jong Un con su homólogo surcoreano Moon Jae In en abril y dice que Corea del Norte se compromete -sin otorgar ningún tipo de fecha límite- «a la completa desnuclearización de la Península de Corea».
Trump se comprometió a la suspensión de las maniobras militares conjuntas que realiza su ejército con el de Corea del Sur desde hace décadas.»Son muy caras. Yo sé mucho de aviones y tenemos que enviar a nuestros bombarderos desde Guam. Nos vamos a ahorrar una enorme cantidad de dinero», dijo y afirmó que estos ejercicios, en vigor desde 1955, son «muy provocadores», la misma terminología a la que recurría Corea del Norte cada año para justificar sus amenazas de una guerra nuclear en cuanto comenzaban las prácticas militares de las dos naciones.El presidente además volvió a recuperar la idea de retirar los 28.500 soldados que EEUU tiene desplegados en Corea del Sur, aunque matizó que no es un proyecto inmediato.»Me gustaría traerlos a casa. Ya lo dije durante la campaña (electoral), pero no está sobre la mesa en este momento», indicó.
Ha prometido «garantías de seguridad» sin especificar de qué tipo. El documento suscrito habla de establecer «nuevas relaciones» entre las dos naciones destinadas a conseguir «la paz y la prosperidad», «construir un régimen de paz en la Península» y el «inicio de un nuevo futuro».
El último punto incluye el compromiso de continuar la recuperación de los restos de los militares estadounidenses desaparecidos durante la guerra de Corea (1950-53).
Trump expresó que sabía que Kim Jong Un va a cumplir con este acuerdo porque se lo dice su «instinto». Después se sinceró y reconoció que a lo mejor «en seis meses digo que me he equivocado» para de inmediato rectificar: «pero ya me inventaré alguna excusa» (para justificarme). Así demostró su real nivel de credibilidad a lo prometido por Corea del Norte.
Trump informó que entre las concesiones norcoreana figura la destrucción de una base de ensayo de motores de misiles. Ambos mandatarios coincidieron en describir lo firmado como algo «histórico» que «deja el pasado atrás», en palabras del segundo. Aseguró que se trata de un pacto muy «exhaustivo» y dijo que el proceso de desnuclearización norcoreano comenzará «muy pronto». Cuando los periodistas le requirieron que fuera un poco más específico respecto al calendario previsto en este sentido, respondió: «será lo más rápido que sea posible, esas cosas llevan mucho tiempo».
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