Acaba de fallecer en La Habana, producto de una larga enfermedad, el Cardenal Jaime Ortega Alamino, una de las figuras más relevantes de la sociedad cubana, quien jugó un papel relevante como puente en los altos entramados de la política cubana y dentro de la sociedad cubana, en especial la católica, y cuya huella se hará probablemente más visible con el paso del tiempo.
Jaime Lucas Ortega y Alamino había nacido en Jaguey Grande, provincia de Matanzas, Cuba, el 18 de octubre de 1936 y ha juerto en una fecha señalada para la política, que conmemora un aniversario del Asalto al Cuartel Moncada y es día de fiesta nacional.
Una Nota Necrológica firmada por su sucesor en el Arzobispado de La Habana Monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez, reza «El Cardenal Jaime ha fallecido y al comenzar a sentir su ausencia física reviven, junto al afecto agradecido, los recuerdos de su calidad personal y su infatigable celo pastoral.
“Este tesoro lo llevamos en vasos de barro” II Cor 4,7 “Te basta mi gracia” II Cor 12,9
Han sido los lemas de ordenación sacerdotal y episcopal, respectivamente, escogidos por Jaime como inspiración de su sacerdocio, que comenzó en la Catedral de Matanzas el 2 de agosto de 1964 y se le concedió en plenitud en esa misma Catedral el 14 de enero de 1979.
Ambos lemas, además de sus innumerables acciones y obras pastorales, nos permiten acercarnos a la semblanza espiritual del pastor cuya ausencia hoy padecemos.
No es oportuno, ni posible dada la naturaleza de esta nota, abarcar la obra fecunda de sus años sacerdotales en la Diócesis de Matanzas y como Obispo en la Diócesis de Pinar del Río y en la Arquidiócesis de La Habana.
Al pensar hoy con cariño y gratitud en el Cardenal Jaime nos anima saber que él permanecerá entre nosotros acompañándonos con el recuerdo de su amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entregado y en ocasiones sufrido.
A quienes fuimos sus amigos y a los fieles en las tres Diócesis en las que ejerció su ministerio nos consuela la promesa del Señor, que se hace particularmente real y cumplida en el Cardenal Jaime:
“La vida de los justos está en las manos del Señor” (Sab 3,1)
“Descansarán de sus fatigas porque sus obras lo acompañarán” Apoc 14,13
Jaime Lucas Ortega Alamino Cardenal de la Iglesia Descanse en paz».
El fallecido Cardenal, quien sufrió la represión en carne propia, cuando fue recluido en los campos de concentración de trabajos forzados UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), en los años 60 del pasado siglo, fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 1964; arzobispo el 14 de junio de 1979, y elevado a cardenal el 26 de noviembre de 1994.
A pesar de las restricciones existentes en Cuba, el 8 de septiembre de 1993, Jaime Ortega, junto al arzobispo de Santiago de Cuba Pedro Claro Meurice Estiu y los obispos de las distintas arquidiócesis de Cuba dieron a conocer el documento conocido como Carta Pastoral El Amor todo lo espera, que recibió una dura reacción por parte del gobierno cubano, así como un ataques por parte de la prensa oficial, la cual sin embargo nunca publicó dicho documento, según recuerda su sitio en Wikipedia.
El Cardenal Jaime Ortega fue un efectivo puente en la mediación del Vaticano, entre el Papa, Raúl Castro y Barack Obama, que desembocó en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Era una de las figuras más respetadas de Cuba, cuyo pueblo le reconoce sus esfuerzos personales para lograr la liberación de miembros de la oposición cubana que se encontraban en prisión.
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