SD. Los suplementos de omega-3 se han vuelto muy populares por sus supuestas cualidades a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares como los infartos. Sin embargo, quizá sus beneficios se han exagerado. Antes un estudio estableció que era incierto que sirvieran para mejorar la enfermedad de Alzheimer, otro demostró que en nada mejoraba la depresión y ahora un nuevo estudio llega a la conclusión de que estos suplementos tienen poco o ningún efecto en realidad en la salud cardiovascular.
Los ácidos grasos omega-3 son imprescindibles para la salud humana y donde más se pueden encontrar es en algunos pescados grasos o en frutos secos. Las propias cápsulas de esta sustancia natural aseguran en su prospecto que entre sus beneficios está proteger la salud cardiovascular. No es, técnicamente, una mentira. Y aunque los resultados de los primeros ensayos clínicos con omega-3 si que permitían sugerir que el consumo de ese suplemento tenía beneficios, los más recientes estipulan que no.
A instancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prestigiosa organización Cochrane systematic review, con sede en Reino Unido, fundada en 1993 por Ian Chalmer y dirigida desde el 2012 por Mark Wilson, reunió a un grupo de científicos que se encargaron de revisar los datos de 72 estudios hechos sobre una muestra enorme de 112.000 personas. Todos esos estudios buscaban aislar los posibles beneficios de tomar suplementos de omega-3 en cualquiera de sus seis variedades de cadena corta o larga.
La investigación por dentro
Tras eliminar 25 estudios cuya metodología los hacía poco fiables, los investigadores compararon el resto y descubrieron que no hay apenas ninguna diferencia entre tomar suplementos de ácidos grasos y no tomarlos. He aquí el resultado: el riesgo de muerte por accidentes cardiovasculares es de 8,8% frente a un 9% en el grupo de control.
Realmente los ácidos grasos de cadena larga como el ácido alfa-linoleico (ALA) sí que contribuyen a eliminar de la sangre los triglicéridos, solo que también eliminan el denominado “colesterol bueno”, las lipoproteínas de alta densidad o HDL. Y ahí el posible beneficio se anula. En casos de los que investigaron, la ingesta adicional de ácidos grasos reducía el riesgo de irregularidades cardíacas de un 3,3 a un 2,6%, pero es un beneficio tan marginal que no tiene un peso importante científicamente hablando.
El estudio comparado quería revisar precisamente los estudios clínicos de los 80 y 90 que ensalzaban las virtudes de estos suplementos. Al final el problema del omega-3 es el mismo que el de los suplementos vitamínicos. No es que sea malo tomarlos. Es que hacerlo no nos va a proteger de las enfermedades como si fueran una especie de vacuna.
Así lo resumió para el periódico inglés The Guardian, el profesor Tim Chico, del Centro de Medicina Cardiovascular en la Universidad Sheffield, quien no estuvo asociado al estudio: «La experiencia nos dice que algunas dietas están asociadas a un menor riesgo cardiovascular, pero tratar de reducir ese beneficio a un solo suplemento tiene muy poco efecto. Sucedió con las vitaminas y ahora en Cochrane han demostrado lo mismo con el Omega-3. Los suplementos vitamínicos son caros. Mi consejo al que los compre para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares es que invierta ese dinero en comprar verduras».
Notas de las mejores agencias de noticias internacionales.