La destacada actriz y maestra de actuación Lorena Oliva, es un maravilloso manojo de sensibilidades y quizás no haya mejor texto para celebrar que el que ella ha publicado en las redes, que con esa ironía cáustica que la caracteriza ha titulado
Nauseabunda actriz de pacotilla…
“Soy actriz y aunque he querido evitarlo no he podido. En la casa y en las acciones más pendejamente cotidianas también lo soy.
Por eso para mí una simple gotera en el techo, es una herida que sangra lentamente ensordeciendo nuestra existencia…
Un charco de agua en el pasillo, será el culpable, no solo que nos caigamos al resbalarnos, sino que nos desnuquemos, tirando por el aire, en cámara lenta, el periódico con las noticias que nunca jamás leeremos.
Las hormigas en la cocina, en hilera, cargando unas migas de pan, no son insectos normales no, sino un ejército invasor que nos recuerda que eso que nos sobra y despreciamos, otros necesitan y están dispuestos a trabajar duro para conseguirlo. El mecánico es el villano antagonista. Despertar es entrar en acción, sentir es trabajar, olvidar es fallar. Si me van a dar una mala noticia, espero que sea por carta para poder estrujarla contra mi pecho.
Una picada de lo que sea es lepra, una simple tos, tuberculosis, enfermedades teatrales por excelencia…
En la despensa no puede faltar la imaginación.
Si algo se pierde en la casa, seguro fue Puck, el pícaro duende que se burla en mis narices viendo como busco las llaves o el celular…
Si llegan visitas de imprevistos y oigo el timbre, en diez segundos hago un apagón y ordeno la sala para recibirlos, soy la más rápida de los tramoyas, abro la puerta y la escena está limpia y yo con los labios pintados, sonrío y doy la bienvenida.
En las escenas de amor, entra el track 1 con Bola de Nieve sonando de fondo.
Mi conciencia es una voz en off, siempre masculina, pero ya hablé con el director para que busquemos una voz femenina similar a la mía.
Los problemas son conflictos que hay que enfrentar y resolver en escena.
Para hablar algo importante siento a mi familia en hilera.
Con mis hijos soy como Madre Coraje y con ellos no creo en el distanciamiento.
Los mosquitos son un karma, mi mamá es el oráculo, mi médica es la chamana, los sueños son predicciones y él café es un brevaje milagroso para lo que sea…
A la gente jodida le hago mutis por el foro y no vuelve a aparecer en escena, al menos en la mía…
En el Uber hablo en verso, cuando logro pagar el supermercado oigo los aplausos y en la fila del banco busco siempre que me de la luz de frente.
Creo en el destino, en la circunstancias dadas y en la memoria sensorial. Tengo sentido de fe y de verdad. Lucho por mi súper objetivo y cuando lo pierdo inverno hasta encontrarlo.
En el día repaso varios personajes, me atrae más la comedia y creo que todos en algún momento de nuestra vida deberíamos usar nariz de clown para asumir esta cotidianidad que se burla de nosotros todo el tiempo”.
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