Uno de los actos más abominables de la historia y menos reconocidos es el del genocidio cometido por parte del Imperio Otomano contra el pueblo armenio. Genocidio que además le costó a Armenia más de las dos terceras partes de su territorio, incluido el símbolo de la dignidad nacional que es el Monte Ararat.
El hecho ocurrido en 1915 eliminó de la vida a un millón y medio de armenios que fueron masacrados, crucificados en muchos casos, degollados, empalados.
La desbandada de armenios por el mundo entero, los llevó a países como el Líbano y de ahí a países como República Dominicana, entre ellos, los antepasados del querido e inolvidable cantautor Víctor Víctor, quien soñaba con viajar a la tierra de sus ancestros y nunca pudo concretarlo.
Armenia es un país maravilloso, pacífico, de una cultura ancestral, donde todavía se cultivan las vides en la llanura del Lago Seván, regados por un sistema de regadío de antes de Cristo. País de una tradición religiosa que se emparentó con los inicios de la cristiandad. Que cuenta con su propio Papa, el Catolicós. Y tiene uno de los más ricos depósitos de manuscritos del mundo, el Matenadarán de Echmiadzín, que fue creado en el siglo V.
El tema del genocidio armenio ha sido traído y llevado. Burdamente manoseado por la geopolítica. Este sábado, por primera vez en 106 años, un presidente estadounidense -en este caso Joe Biden-, describió como «genocidio» la matanza de los armenios por el Imperio Otomano, una medida que promete aumentar las tensiones con Turquía.
El comunicado convirtió a Biden en ser el primer presidente estadounidense en ejercicio que reconoce formalmente lo ocurrido como genocidio, algo que sus predecesores han evitado para no poner en riesgo la crucial alianza con Turquía. Aunque Ronald Reagan, quien fue presidente entre 1981 y 1989, usó una vez -de pasada- esa palabra para referirse a la matanza armenia en una proclamación sobre el Holocausto nazi.
Biden: «Honramos su historia»
Biden utilizó dos veces en el comunicado la palabra «genocidio», cumpliendo así una de sus promesas electorales y llevando a término una fuerte campaña de presión de congresistas y grupos de estadounidenses de origen armenio que llevan años pidiendo que se use ese término.
«Cada año, en este día, recordamos las vidas de todos los que murieron en el genocidio armenio de la época otomana y nos comprometemos de nuevo a impedir que vuelva a producirse una atrocidad semejante», expresó el presidente de los Estados Unidos.
«Honramos su historia. Vemos ese dolor. Afirmamos la historia. No lo hacemos para echar culpas, sino para garantizar que lo que ocurrió no se repita nunca», añadió a la vez que destacó que el respeto a los derechos humanos es una de sus prioridades, así como construir «un mundo que no esté manchado por los males diarios de la intolerancia».
«Renovemos nuestra determinación compartida de prevenir que ocurran atrocidades en el futuro, en cualquier lugar del mundo, y de potenciar la sanación y reconciliación», concluyó.
El trigésimo país que reconoce el genocidio
El reconocimiento del genocidio armenio, anterior al holocausto judío perpetrado por la Alemania nazi, convierte a Estados Unidos en el trigésimo país que reconoce hasta ahora como genocidio lo ocurrido hace más de un siglo, incluidos varios de Europa y Latinoamérica, además de Rusia y Siria, dos enemigos de Ankara.
Según fuentes oficiales, esto no tendrá implicaciones para Turquías de sanciones que serían retroactivas, a pesar de que Estados Unidos forma parte de la convención de la ONU contra el genocidio de 1948, que pide a los estados del mundo castigar ese crimen.
Se espera que esto debilite la relación con Turquía, cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, mantuvo una relación cálida con el expresidente Donald Trump, pero bastante fría con Biden cuando era vicepresidente de Barack Obama, entre 2009 y 2017.
Turquía rechaza el comunicado de Biden
No se hizo esperar la reacción del régimen de Turquía, a través del ministro de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, quien el mismo sábado rechazó el uso del término ‘genocidio’ utilizado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para describir las masacres de armenios en el Imperio otomano en 1915.
«Las palabras no pueden cambiar ni reescribir la Historia. No tenemos que aprender nada de nadie respecto a nuestro propio pasado», escribió el jefe de la diplomacia turca en Twitter.
«El oportunismo político es la mayor traición a la paz y la justicia. Rechazamos completamente esta declaración basada únicamente en el populismo», dijo el ministro turco.
En 2019, tanto la Cámara Baja como el Senado de Estados Unidos aprobaron medidas en las que describían como «genocidio» la masacre de 1915, a pesar de las advertencias del Gobierno turco de que eso dañaría gravemente las relaciones bilaterales.
Es cierto que Turquía reconoce la muerte de civiles armenios durante los intentos de deportación en 1915, pero los encuadra en un contexto bélico con Rusia en el este de Anatolia, durante la I Guerra Mundial, y se niega tajantemente a aceptar el término de genocidio.
El 24 de abril de 1915, miles de intelectuales armenios sospechosos de hostilidad hacia el dominio otomano fueron acorralados. Los armenios fueron sistemáticamente perseguidos y asesinados a manos de los otomanos en 1915 y 1916. Según las estimaciones, hasta 1,5 millones de armenios perdieron la vida durante esa época.
Para muestra ahí quedan algunas fotografías del genocidio otomano contra los armenios.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).