La palabra postre procede, del vocablo latino “poster” o “posteri”, que quiere decir “lo que viene después”, por el hecho de acceder a él, luego de la comida.
La sensación que produce el postre, tras la experiencia de una buena comida, no es fácilmente descriptible, aun cuando su definición es simple: platillo o bocado, generalmente dulce o agridulce que se ofrece al final de una comida, concepto en que coinciden casi todos los diccionarios de consulta generalizada.
El origen de estos azucarados alimentos se remonta a tiempos inmemorables, pero uno de los postres más solicitados y con historia es el chocolate, de origen americano consumido desde los tiempos de los indígenas aztecas y que sorprendió a loa españoles por su sabor y quienes le llamaron Chocolat.
Poca es la gente que sabe que el helado se origina en el Siglo XIV, cuando residentes en las zonas montañosas de Europa, recogían nieve e invierno y la endulzaban con Miel.
El postre es la apertura al universo de sabores edulcorados que disfruta el paladar y satisface el alma. Se ha dicho muchas veces, que comer sin disfrutar el postre, no es comer.
Esa pequeña carga de sabores calóricos, frutales, o edulcorados, que llegan como parte de una tradición dulcera que tiene expresión en cada país, en cada región, en cada continente, que, al ser disfrutados, dejan una huella en nativos y visitantes. De ahí, su fuerza como atractivo de los destinos del turismo.
El Dulce RD
Hay postres que son marcas nacionales nivel nacional, como las habichuelas con dulce, que tienen diversas expresiones locales (con habichuelas, con habas, coladas y sin colar).
En Bani, de alto reconocimiento son los de Las Tres Marías, con una amplia gama de productos, y Dulces El Húngaro, que son empacados al vacío, también bajos en azúcar.
En el Cibao: la Dulcería Rodríguez, con tiendas en la Autopista Duarte, expresión de una larga tradición dulcera de calidad; las arepas de camino a Constanza y Jarabaoa, que son un símbolo.
En Puerto Plata: los dulces de leche de Dona Agustinita de Lantigua.
En el Este: En Higuey el Concón de leche de La Otra Banda; los de leche de Dona Tula y el Mabí Seibano, en un listado que podría ser muy largo y no limitativo.
Dulce criollo: oferta del turismo
El país debe integrar plenamente el dulce criollo como un activo fundamental de su oferta turística, que le diferencie y sea parte de una experiencia gastronómica de esas que marcan el gusto y la percepción de sus visitantes.
La dulcera Altagracia Josefina Mieses de Calderón, de Dulces mi Vieja, proyecto fundado en mayo de 1988, para elevar el status del dulce criollo, abandonar sus refugios en colmados y pequeñas vitrinas hogareñas, para llevarlo con la mejor presentación tanto a la mesa del huésped hogareño u hotelero, o como regalo exquisito a quienes se visitan en el extranjero. Hacía falta un manejo del dulce a un nuevo nivel, que vincule creativamente el postre a la industria del turismo.
Nieves de Mieses sostiene: “Somos un gran destino que tiene en el dulce criollo uno de los mayores patrimonios gastronómicos para compartir con el mundo”.
La dulcera explica que las frutas criollas permiten una creatividad infinita para crear dulces locales con vocación para el gusto global del visitante y de los residentes.
Indica que Dulces mi Vieja se planteó elevar tanto la preparación como la presentación del dulce criollo, de modo que se pudiera poner en cualquier mesa por elevada que sea la categoría, para estar a tono con los gustos más exigentes y el más alto status de sus comensales y producirlos con el mínimo de azúcar, para estar a tono con las exigencias dietéticas de salud de este tiempo.
“El dulce dominicano tiene un cuerpo y gama de sabores, sobre todo los originados en nuestras frutas, que le permite ser en si mismo una experiencia al gusto del nativo y el extranjero” afirma la dulcera.
Dulces mi Vieja fue, como proyecto, el invitado de 2018 por el Ministerio de Turismo, para exponer la oferta dulcera en la Feria Internacional de Turismo (ITB) de Berlín, evento en el que, dijo, el público alemán y de los profesionales que visitaron el pabellón dominicano quedaron encantados con el sabor de sus productos.
Dos tareas
La gestora del dulce dominicano dice que hay dos tareas imprescindibles planteadas respecto del dulce. Una es el Registro Nacional del Dulce que establezca por regiones provincias, cuáles son los más característicos. Otra es escribir la historia del Dulce Criollo con las recetas de los mas importantes como aporte educativo.
José Rafael Sosa periodista dominicano, editor, gestor cultural y escritor de literatura de soporte existencial y emocional a la gente , origami y comunicación masiva.