El próximo domingo 28 de junio, se conmemoran 200 años del natalicio de la patriota dominicana Rosa Duarte, hermana del Padre de la Patria. Con tal motivo, el escritor y periodista Luis Martin Gómez convoca a todos los que lo deseen, a depositar una rosa ante la casa donde naciera en calle Isabel La Católica, No. 304 en la Ciudad Colonial.
Luis Martin Gómez ha venido desarrollando una campaña desde hace tiempo porque la destacada luchadora por la independencia de su patria, tenga un cenotafio en el Panteón de la Patria, ya que sus restos se perdieron en Venezuela.
Rosa, que fue miembro de La Trinitaria y de La Filantrópica. Tuvo una destacada e importante participación en los preparativos de la proclamación de la República el 27 de febrero de 1844.
Sus apuntes para con la nación dominicana son considerados por el historiador Emilio Rodríguez Demorizi como el «Nuevo Testamento” de la historia dominicana, ya que a través de este documento se han podido conocer los detalles de aquellos años de conspiración y de trabajo por la liberación de la patria. En ellos dice: “Dios me ha conservado la facultad de pensar y recordar y también me ha concedido el sagrado derecho de protestar contra los traidores a la Patria».
Junto a sus amigas, participó en las obras teatrales que se presentaban en el edificio de la Cárcel Vieja, situado al lado del Palacio de Borgellá, frente al Parque Colón, desde las que se creaba conciencia sobre la causa independentista. Con estas obras teatrales reunían recursos con el fin de comprar municiones y cubrir los gastos de la causa independentista dominicana.
En los preparativos para la proclamación de la Independencia, Rosa Duarte fabricó junto con otras mujeres gran cantidad de las balas que utilizó el movimiento.
En 1845, un año después de proclamada la Independencia, fue deportada junto a su madre y hermanos. Tuvo que dejar abandonado a su prometido Tomás de la Concha, quien fue fusilado en 1855 junto a Antonio Duvergé. Muerto su hermano Juan Pablo Duarte, quiso regresar al país, pero aunque en 1883 el Estado dominicano ofreció facilidades para el retorno de la familia Duarte, su hermano Manuel se negó a regresar a aquella tierra de la cual habían sido expulsados sin ningún miramiento.
Aún así, Rosa se mantuvo animando a los patriotas de aquellos días que visitaban constantemente su casa en Caracas, a que siguieran en el empeño de adelantar al país. Junto a su hermana Francisca confeccionó en seda una bandera dominicana que enviaron al Ayuntamiento de la Ciudad de Santo Domingo. En 1884 el ayuntamiento de Santo Domingo había concedido a Rosa y sus hermanos Francisca y Manuel, los Duarte Díez sobrevivientes en Caracas, un aporte de dos mil pesos para adquirir una casa en la capital dominicana y una pensión vitalicia de 45 pesos mensuales. En 1883 uno de los tíos maternos de los Duarte Díez, José Prudencio Díez, había denunciado ante el Congreso Nacional dominicano, la precaria situación económica de sus parientes y su deseo de regresar a la patria fundada por su hermano Juan Pablo, de la cual habían sido expulsados a perpetuidad treinta y ocho años antes.
Murió en Venezuela en 1888.
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