NY. Uno de los más importantes analistas del Financial Times, Edward Luce, ha disparado las alarmas, tras realizar un análisis global de las múltiples presiones que se viven en el mundo.
Luce analizó no solo las derivadas del conflicto sobre la emigración. Sino el auge del populismo, y ese caleidoscopio de cosas negativas que suceden sin que a veces nos demos cuenta o les demos mayor importancia.
Su conclusión: “el consenso occidental sobre una democracia liberal se está deshaciendo. Es difícil no escuchar los ecos de lo que ocurrió en los años 30”, sirve para ver más claro entre tantas cosas confusas y a veces contradictorias.
Luce empieza su artículo citando a Constanze Stelzenmuller: “No nos equivoquemos, hay un ataque concertado contra el orden constitucional liberal”, dice esta profesora de la Brookings Institution. Y está encabezado por el presidente de los Estados Unidos”.
El analista del Financial Times dice que “Trump empezó la semana tratando de minar a un aliado clave de Norteamérica. Acusó de “floja” a la coalición de gobierno en Alemania por haber permitido la entrada a millones de personas que tan dura y violentamente han cambiado su cultura”.
A eso siguió una cumbre en la que los primeros ministros de Austria y de Baviera propusieron “un eje de voluntarios desde Berlín a Viena y Roma para frenar las migraciones. Y el vice primer ministro italiano Matteo Salvini propuso un censo de ciudadanos gitanos, recordando los registros de judíos de la época fascista”.
“De vuelta a Washington, el rechazo popular obligó a Trump a pausar su política de encerrar a los inmigrantes más jóvenes en centros infantiles de detención. Sin embargo ordenó al Pentágono que prepare campos para acoger a 20.000 niños. El fin de semana precedente propuso al orgullosamente “iliberal” Viktor Orban un llamamiento conjunto en defensa de “solidas fronteras nacionales”.
“Las diferencias con los años 30 son obvias. Nadie espera que en estos días se produzca una guerra. No hay un Japón imperial, una Alemania nazi o una Italia fascista incitando la una a la otra a saquear el viejo orden. No hay unos Estados Unidos que se mantengan al margen. Pero los paralelismos son demasiados inquietantes como para ignorarlos. En Europa, las fuerzas de la desintegración están en marcha. El status quo lucha por organizar una defensa”, expresa el artículo.
“Sólo en Francia, en donde Emmanuel Macron está sólidamente asentado, el populismo parece contenido. Pero el presidente francés y la asediada canciller alemana pueden no ser suficientes para apuntalar un orden que el presidente norteamericano está tratando activamente de desmantelar. “Nunca hemos visto a un presidente de Estados Unidos incitando a las fuerzas antidemocráticas en el interior de nuestros más estrechos aliados” ha dicho el exdirector de la CIA Michael Hayden. “Trump ve que Angela Merkel está cayendo. Y él está tratando de rematarla”, opina.
“Al mismo tiempo, parece decidido a una escalada que es la mejor imitación de una política de guerra comercial. En 1930 el Congreso norteamericano aprobó la famosa acta Smoot-Hawley que impuso duras tarifas a los socios comerciales de Norteamérica. Eso abrió la puerta a las guerras comerciales que alimentaron el ascenso del fascismo europeo. También Trump está elevando las tarifas de sus aliados, desde Canadá a Japón. Y se se reserva una particular inquina contra Alemania. Con la excepción de Italia, que se está desplazando rápidamente hacia la órbita de Trump, los otros miembros del G-7 han propuesto tomar medidas de represalia. Muchos creen que la situación puede terminar fuera de control”.
“Los años 30 no se repetirán de la misma manera”, dice Robert Kagan, un comentarista conservador de Washington. “Pero bajo Trump estamos volviendo a un mundo de competición multipolar. Ese es un mundo muy diferente y mucho más peligroso que aquel en el que hemos crecido”, continúa el articulista.
“¿Se está desintegrando Occidente o no?” se pregunta Luce. “Es difícil de decir. Pero las dinámicas están avanzando en la mala dirección. El difunto economista Rudi Dornbusch dijo una vez: “En economía, las cosas tardan más en producirse de lo que se creía que lo harían, y entonces se producen más rápido de lo que se pensaba que podían haberlo hecho”.
“Desde finales de 2015 casi un millón de personas han llegado a Alemania como resultado de la liberal política de refugiados de Merkel. Y ahora, en junio de 2018, la CSU ha dicho que ya basta. Quiera el inmediato final de la era Merkel. Y para lograr ese objetivo está dispuesta a sacrificar la asociación con su partido, que ha durado décadas.
“´El planteamiento político de Merkel ha llegado a su final´, dice un parlamentario del CSU. Las discusiones sobre Merkel en el CSU se caracterizan por la rabia y la animadversión contra ella. Y el líder de la CSU Horst Seehofer amenaza con desafiar el poder de Merkel para fijar las líneas políticas que le garantiza la constitución”.
“La CSU quiere terminar con la política de refugiados tan vinculada a Merkel misma. Si Seehofer y sus aliados llevan a cabo su promesa de devolver a los refugiados a la frontera –lo cual todos los dirigentes de la CSU creen que ocurrirá-, Merkel sólo tendrá dos opciones: la de abandonar sus convicciones o la de consumar la ruptura entre la CDU y la CSU. Aún sigue sin estar claro cómo terminará esta crisis política pero los rumores sobre la potencial e inminente dimisión de la canciller se han convertido en una constante en cualquier rincón de Berlín”, agrega el articulista.
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