El Museo de las Casas Reales acoge desde el martes 19 de octubre la muestra “Soul” del artista visual dominicano Luis Ros. Un joven talento cuyo conjunto expositivo se encuentra dominado por el color y las emociones, siendo notoria la influencia de Jackson Pollock, Jean Michael Basquiat y Willem de Kooning.
La cantante Sonia Alfonso ha sido de las primeras personas en valorar las obras del artista, apostando a su éxito, al tiempo de iniciar la coordinación necesaria a través del galerista Francisco Nader para que sus piezas pudieran ser presentadas al público.
“Soul” es el título de la muestra que integra 16 piezas en gran formato, las cuales han sido comisariadas por Lilian Carrasco con la asistencia de montaje de Jeffry Abreu y Silvio Ogando. El conjunto, es en sí mismo, un acto de amor en todas sus manifestaciones.
Las obras fueron creadas en la casa de la finca materna del artista, en la Piñita de Salvaleón de Higüey, provincia La Altagracia, espacio que se ha convertido en el laboratorio donde Luis ha podido reflexionar, imaginar, bosquejar, experimentar y verter pintura, hasta completar cada obra.
En la composición genética de Luis Ros hay mucha información, como amor, historia, valor y energía, lo que se evidencia en sus trabajos, pues el arte es un catalizador por excelencia de las vibraciones del alma y la conciencia.
El acto inaugural estuvo presidido por la destacada comunicadora Milagros Germán, en su condición de ministra de ministra de Cultura, quien se hizo acompañar por el crítico de arte Gamal Michelén, actual viceministro de cultura. Las palabras centrales del evento, estuvieron a cargo de la doctora Elizabeth Hazim, directora del Museo de las Casas Reales, quien destacó la maravillosa impresión que le ha causado la reveladora propuesta.
Correspondió a Pamela Sued conducir el programa, con su frescura y buena vibra destacando aspectos esenciales en la obra de Luis Ros.
Las palabras al catálogo fueron escritas por el historiador de arte dominicano Cándido Gerón, quien afirma que:
En el arte de Luis Ros hay una sintaxis plástica que explica su mundo simbólico como consecuencia de sus lucubraciones emocionales y la magia irrefrenable que denotan sus cuadros. En ese contexto, el acto estético se convierte en un maridaje entre la imaginación y el grafismo atrevido.
Su arte pone de manifiesto su relación directa con la naturaleza y los símbolos antillanos marcando una síntesis que se integra, en cierta medida, a un lenguaje de fantasía, de manera armoniosa y planetaria.
Tal como apunta Cándido Gerón, la obra de Luis Ros alude a lo antillano bajo la representación de símbolos que conectan con su pasado ancestral, movido por las referencias genéticas que conserva y su consecuente imaginación. Definitivamente, el arte es lo suyo, nació para este oficio y así lo ratifica al sentenciar: “Mientras pinto, ya no existe nada más, la pintura me hace sentir pleno. Es como si pintar fuera la forma más sublime para confirmar la existencia”.
Destacar el trabajo fotográfico y de edición de todas las imágenes del evento por parte de Mariano Hernández, Freyda Peña, Jottin Cury Melo y Daniel Núñez. También el magnífico diseño del catálogo por Augusto Valdivia e impreso en Editora Buho. Todos los textos han sido traducidos al inglés por Paula Cury Melo. Y, el cuidado de la edición, ha recaído en Sonia Alfonso y Lilian Carrasco.
El montaje exterior de la noche inaugural, estuvo a cargo de la empresa Alkifiesta, mientras que el catering fue especialmente elaborado por la chef Lilia Sánchez de Flor de Sal para tan distinguido público, integrado por coleccionistas, diplomáticos, empresarios, políticos, especialistas y prensa.
La muestra ha sido capaz de activar los sentidos por medio de los colores en los cuadros; el olor a cedro alrededor de las instalaciones; la fascinante música Budha Bar y el delirante sabor del vino gracias al apoyo de El Catador. Sin duda, una experiencia única en la que se han establecido conexiones dinámicas que generaron múltiples emociones.
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