SD. Hace unos años, República Dominicana no era un mercado atractivo para la industria del entretenimiento. Los precios que se pagaban eran promocionales, y los artistas sabían que venían ganando poco, pero la venta de discos compensaba, amén de la posibilidad de contar con un puerto seguro en sus giras.
Don Edmón Elías con el Maunaloa Club propició a muchos artistas su primer encuentro con el público dominicano.
Después cambiaron las cosas. La industria cambió, desaparecieron los discos, se metió dinero de dudosa procedencia, comenzó la competencia inmoral de proponerle al artista más dinero que lo que siempre le pago quien lo traía, el monopolio empresarial se desinteresó en el patrocinio de los eventos, las cifras de caché subieron porque además los artistas se vieron obligados a compartir el booking con las casas disqueras, los gastos subieron, y por tanto los productores se vieron en la necesidad de subir el precio de las boletas.
Los empresarios
En República Dominicana hay distintos tipos o niveles de empresarios. Quienes se dedican al entretenimiento a tiempo completo, son sobre todo empresarios artísticos como Saymon Díaz y Cesarito Suárez, que trabajan preferiblemente con estrellas internacionales de la actualidad o nacionales a los cuales les arman producciones y hacen carrera con sus artistas, pertenecen a la industria del espectáculo; Gamal Haché, Pedro García y Pablo Pou son productores de eventos que trabajan para segundas empresas como Casa de Campo o la Cervecería Nacional Dominicana a las cuales les hacen lo que se llama booking.
El veterano César Suárez es quizás el que lleva más tiempo en activo como empresario artístico en el país y que trabaja determinadas figuras o espectáculos internacionales. Luis Medrano ha centrado su labor en trabajar la música nacional contemporánea, incluyendo la música urbana; Nestor Caro trabaja entre otros a Gilberto Santa Rosa y gerencia Meridian Events Center, Antonio Espaillat lleva lustros dando seguimiento al emprendimiento familiar en la discoteca Jet Set; Robert Espaillat trae fundamentalmente producciones para niños, pero vive de otra actividad; y Raphy D´Oleo, trabaja artistas internacionales populares entre el público adulto y algunos criollos de los años 70, 80 y 90. Eduardo Durán (Dueño de Rico Hot Dog) y Elvis Peralta, (dueño del Restaurante La Casita Azul) de Puerto Plata son los que han comenzado no hace mucho en estos trajines. También hay que mencionar a Ramsés Peralta, quien trabaja artistas nacionales preferiblemente del merengue, en conciertos puntuales. Hay otros productores que trabajan la música urbana, pero ese es otro tipo de circuito.
Las boletas
Organizar un concierto no es cosa de juegos. Hay que tener con qué sentarse, dígase, dinero para poder afrontar todo antes de que el director de una banda marque y comience la música.
Muchos se quejan de los precios de las boletas de los eventos. A los que se quejan hay que explicarles que las que primero se venden, casi siempre, son las boletas más caras, las Súper VIP, las Recontra Platinum, que aquí gusta mucho el figureo. Las más difíciles de vender son las de Público en General.
Gastos de un productor antes de que comience un concierto
Backline. Es el equipamiento necesario para que el grupo o el artista pueda dar un concierto. Esto incluye todo lo que tiene que ver con el escenario y su entorno: alquiler del venue, plataforma, luces, amplificadores, instrumentos, mobiliario, plantas de luz, aire acondicionado si es bajo techo, sanitarios para artistas y público, camerinos, etc.
Promoción y publicidad (aspecto costosísimo en el país).
Ticketing (diseño y distribución de las entradas), incluye las gratuitas que dan a la prensa.
Pagos de caché, o sea el contrato por la presentación del artista, en el caso de República Dominicana se paga casi siempre el 100 por ciento a la firma del contrato.
Pagos de Derechos de autor.
Catering del personal que trabaja en el espectáculo.
Ingreso al país de la carga (los instrumentos, montaje, que son costosísimos y viajan por avión de carga) personal del artista y la propia estrella. Esto a veces incluye gestiones para aterrizaje de avión, estadía del avión, etc.
Alojamiento y transportación interna del artista y de su equipo.
Seguridad para el artista y para el concierto.
Y como si fuera poco, el desmesurado pago de impuestos, sobre una actividad que crea puestos de trabajo y mueve la economía. Para que se tenga una idea solo el pago del contrato de un artista tiene un impuesto del 27 por ciento. Y el pago del caché (lo que cobra el artista) tiene que estar limpio de todo tipo de gravamen.
Planear un concierto es un proceso realmente complejo en el que intervienen muchos factores. Tan sólo el montaje del escenario puede suponer días enteros y un equipo de gente dedicado a ellos en exclusivo.
(Continuará)
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).