SD. Así habló Zaratustra. Amanecer, de Richard Strauss, que sirvió de inolvidable tema en Odisea del espacio (2001), y que recuerda el momento en que Niestzhe contempló el lago y comprendió el sentido del eterno retorno, fue el evocador prólogo al tour Interplanetario De Santiago Cruz la noche de este sábado en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua, de la mano de César Suárez y Starshow.
«¡Buenas noches Santo Domingo, dije buenas noches! Sean bienvenidos al tour Interplanetario, segunda vuelta. Gracias por recibirnos con tanto cariño y generosidad…. Mi nombre es Santiago Cruz y esta es mi música. Vuelvo aquí con marcas en la piel. Vuelvo a ver cada rincón donde perdimos la ilusión…», cantó el tema Regreso e inició un viaje maravilloso de casi dos horas en los que hizo con el público lo que quiso y el público le correspondió gustoso.
La complicidad pasó por la canción Que siga el carnaval, y se adentró en Vida de mi vida y «canta más fuerte conmigo Santo Domingo. Más fuerte familiaaaa».
«Ya conocimos el Teatro Nacional, el Nuryn Sanlley y qué sigue, ¿el Olímpico? Eso es mucha gente», reconoció.
Entonces cantó sin tocar la guitarra acompañado por su banda bajo gritos de mujeres y coro general No te necesito.
A esas alturas seguían llegando gente.
Santiago narró: «Pocas canciones he podido hacer con otra persona. Esta la hice con mi amigo Fernando Osorio, quien me hizo preguntas sobre mi vida, y le dije que tenía una novia que se había ido a estudiar a Londres. Él me preguntó por mi. Viene en 30 días le dije. No sé que va a pasar cuando regrese… Y me dijo ese es el primer verso». Y lo fue de Cuando regreses, también muy coreada y muy aplaudida.
«Antes de que el vino haga de las suyas vamos a tocar un tema muy serio. A veces la canción es más importantes para uds coinciden. El miedo que tengo que le pase algo a alguien de los que quiero» e interpretó su Al otro lado de la puerta, un rock bien alimentado por una letra interesante.
Cambio de guitarra.
Aún seguía llegando gente.
Como si nada. Cruz, el nativo de Ibagué, la capital de Tolima, da a entender que no todo está perdido. Que hay público para escuchar canciones con textos y melodías más allá de lo básico.
En pantallas cada tema fue acompañado de un diseño diferente. Desde ilustraciones más cerca del cómic hasta diseños más abstractos unos y más figurativos algunos. Eso, acompañado de un diseño de luces bien estructurado.
Baja la guardia. Muy cantada hasta por Daysi, así como por el teatro La Fiesta en lleno total. La última mitad fue de arriba abajo cantada por el público solo. El aplauso fue el de público entregado.
Y la gente seguía llegando.
Enseguida comenzaron los acordes de una canción nueva Café con abrazos, tema que hizo en el disco con el puertorriqueño Pedro Capó. Pidió que la cantaran pero eso es algo espontáneo y la gente no la conocía. «Parí, pará». A lo más palmas. Y ahí inspirado improvisó mencionando a «la mamá de Alex Ferreira, que es su compadre dominicano, y a Vicente , a Pavel, a Pamel Mancebo, a Juan Luis Guerra y a Sergio Vargas, que le ofrece gallina hecha por Rebeca…».
Estar vivos. Pies de duende frágil, solo a guitarra. El cantautor de Ibagué tiene un gran sentido del humor.
Pidió aplausos para Julio Caraballo, Luis Eduardo Ramirez en el sonido, a José Fernando García luces, Juan Pablo Flores a cargo de la pantalla, Alexandra Jimenez (manager), Ricardo Muñoz piano, Alejandro Mejía, Patricio Duque a Richard Narváez guitarristas y director el último de ellos y al batería Pedro Acosta.
No nos digamos mentiras, tema coreado. Buena descarga y buen punteo de guitarra prima. Tan así que él se coloca al fondo, detrás de la batería, y deja que los guitarristas brillen.
Entonó Viene gente a capella y el público lo secundó. «Pavel no pudo venir, tenía otro compromiso, pero es que esa canción me jode», dijo rascándose la cabeza.
Cantó entonces Una historia diferente, bien coreada y unida a 6:00 am, más coreada aún.
Cómo haces. Marcó el ascenso final, en busca del cierre. Una clepsidra en pantallas led. La gente batió palmas y coreó. Hacia el final la banda acompañó el público.
Sacó la bandera dominicana y dijo que se siente honrado, querido, admirado y feliz. «Comemos mangú…», dijo y el público rió, para enseguida delirar con Y si te quedas qué? Y ese fue el desmadre real. Todas cantaban, mujeres de todas las generaciones en una sola voz, nítida.
La gente pidió que la cantara otra vez y él pidió que el público la cantara. Así que recomenzó el piano y él se sentó a escuchar. Puso el micrófono para el público. Se emocionó y tenía los ojos con brillo líquido y una joven subió y bailó el tema a tiempo de bolero. Escuchando, escuchando. Algo que hacen pocos artistas. Él se lo gozó.
Regresó la banda. Música movida. Un día de mierda. Anticlimax.
Contar hasta tres. La dedicó a la mujeres y especialmente a las madres… y a las mamacitas también. La dedicó a Maria Diaz quien se recuperó de cáncer y que su canción la ayudó. Y recomenzó la canción con ella al lado, quien dio palmas, lo abrazó y cantó con él. Al final un fuerte abrazo. Él le besó las manos.
Falso final. «De corazón gracias. Qué noche, por Dios». Entonces cantó Desde lejos. Daysi siguió cantando. Santiago Cruz salió de escena y la banda se quedó descargando. Nadie se movió de sus asientos. Malo eso de que la gente no se acostumbra a llegar a los conciertos a comenzar en la hora indicada.
Mientras tanto Santiago Cruz, tras bambalinas, se secó el sudor. Tomó un sorbo de agua. Dejó pasar 43 segundos. Dio las gracias. «Quería salir a disculparme porque puse la bandera de República Dominicana aquí en el calor del espectáculo y se cayó y alguien vino muy enojado y la recogió». Parece que fuer alguien de la escolta de la vicepresidenta que estaba en la sala… y también llegó tarde. Se disculpó y la gente no le dio mayor importancia al asunto que de pronto rompió el hechizo de un concierto perfecto.
La gente lo respaldó y le pidió más canciones.
Cruz regaló aún dos ñapas: Lo que me quedó y En tus zapatos.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).