Si hubo algo extraordinario en el concierto de Ozuna fue el impresionante diseño de imágenes de las pantallas de fondo del escenario y en el portal de entrada a otro mundo: Nibiru, el planeta que los babilonios imaginaron en los límites del sistema solar.
Nibiru además del título del más reciente álbum musical de Ozuna, significa «lugar que cruza» o «lugar de transición» y los antiguos babilonios creían que se trataba de un planeta invisible, lo cual ha sido tajantemente negado por los científicos.
Se trata de su tercera producción musical, después de pasar por Odisea y Aura, dos estaciones existenciales de suma importancia en su devenir. Hay una mente de inquietudes filosóficas detrás de esos títulos, y negarle la paternidad al artista puede ser injusto. Conceptualmente hablando esos tres pasos hablan de la búsqueda de un discurso, de una profundidad poco usual en los artistas urbanos.
Dan las 10:00 en punto. El estadio Olímpico estalla en una algarabía. Gamal Haché debe estar eufórico en ese momento en que arranca su producción. Y se estrena la gira nueva que debe llevar al artista a varios países. Rueda un video de Ozuna en la calles de un barrio dominicano. Luego aparece el artista por la puerta interestelar que lleva al planeta Nibiru, sobre un leve colchón rockeado como preámbulo musical, por lo que es recibido con una ovación.
Hasta que salga el sol. «Baila hasta que salga el sol…», ese principio habla de que el público debe prepararse porque vino a gozar.
“Donde quiera que yo voy represento a mi República Dominicana como también a Puerto Rico. La primera vez que vine habían 20 gente en el concierto… y soñé con este día de hoy… Estamos haciendo historia”, manifestó Ozuna.
Después interpretó Te robaré acompañado de bailarines. El cuerpo de baile hizo coreografías con vestuarios, ambas creadas especialmente para la puesta en escena de los videos clips de la producción discográfica y para la gira.
Yo por ti. Te soñé de nuevo, y durante su éxito Adicto fue que regaló unas flores a una joven del público. Interpretó Fantasía, Otro trago, Si te vas.
Recordó el rodaje de la película Qué Leon, saludó y agradeció a Zumaya Cordero y al equipo de Caribbean Cinemas.
Entonces cantó Amor genuino, tema que hizo durante el rodaje.
“Los amo mucho República Dominicana» dijo casi llorando, y anunció su primer invitado. «Esta es la nueva generación. Le digo el Baby de las Baby. Dímelo Lunay». Con el joven exponente boricua hizo Luz apagá y Aventura. Y antes de irse Lunay propuso en solitario Soltera. La gente recitaba a gritos la canción, mientras Ozuna se cambiaba el atuendo.
La banda que acompaña tiene bajo, guitarras rítmica y prima, par de set de teclados, batería y Dj, así como el corista.
Ozuna volvió más ligero de ropa y el tema Aura de su segundo disco.
Única. La más coreada y conocida. Vaina loca, Ibiza. Luego La modelo, otro tema coreado. Devuélveme y Ahora dice.
«Este es uno de los momentos más especiales para mí porque estoy trayendo a dos figuras especiales de RD que tuvieron su problema antes y les dije que eso no podía ser». Entonces salieron dos personajes que en otros tiempos les llamarían payasos, con el perdón de los clowns. Se trataba de Cherry y Kiko. Dos exponentes que al final al mismo Ozuna debió comprender que no debieron estar allí.
Recordando hizo En la Intimidad. Tú me dijiste mentira. E Easy, del nuevo disco, le trajo a Jay Cortés.
El tercer momento del concierto Odisea inició con Síguelo bailando, Se preparó, Tu foto.
Llamó a escena a Nati Natasha con Criminal. La exponente urbana radicada en Puerto Rico y natural de Santiago de los Caballeros, estuvo fría y lejana. Un poco fingida. Y cuando pidió una bulla, esta no llegó a escucharse en las gradas.
Ozuna siguió con otro de sus éxitos Dile que tú me quieres.
Al final expresó emocionado: “Quisiera que este día no se acabara. Y que este concierto fuera todos los días”.
Quiero repetir, Te vas (con uno de los momentos culminantes en cuanto a creatividad y belleza de las imágenes en la pantalla) y Corazón de seda (también del disco Nibiru) siguieron en la voz del también actor de cine, que tiene a su haber dos comedias: Qué León y Los Leones.
Otra ovación, la mayor hasta ese momento recibió el dúo de Wisín y Yandel para junto a Ozuna cantar Me niego y Escápate conmigo, ambos temas muy coreados. Para muchos este fue el momento de más alto puntaje del concierto. Luego el dúo, sin Ozuna, hizo Bailotea. El dúo puertorriqueño comprendió muy temprano la necesidad de cambiar hacia una lírica más limpia, de ahí parte de su impacto internacional.
Tras la salida de escena de Wisín y Yandel hubo el único bache, breve es cierto, que casi enseguida dio paso al último acto del concierto, que inició con Que va y Si no te quiere que al final repitió a capella con el coro del Estadio Olímpico.
El nuevo cambió de ropa de Ozuna lo devolvió con un juego de chaqueta y pantalón de una tela estampada a flores de cayena de color amarillo.
El farsante también fue muy coreada. Y aún cuando terminó y reinició, la banda lo siguió, improvisando. Fue el preámbulo de la entrada inesperada de Daddy Yankee.
«Estaba esperando este momento. Una de las personas de la cual más aprendemos en esta industria». Y ahora sí, ocurrió la mayor ovación de la noche para Daddy Yankee, con quien hizo No quiere enamorarse y luego Baila baila.
La noche terminó con un concierto de fuegos artificiales después que Ozuna en solitario cerrara su con Te boté y Taki taki.
Una gran noche para Ozuna en la que sobraron los dos payasos -que ojalá se den cuenta que el camino es otro- y Nati Natasha, que nada aportaron a la lucidez de una gira que comenzó aquí.
Ya en casa veo en Instagram que Santiago Matías fue coproductor del concierto junto a Gamal a quien agradeció la oportunidad.
De esta noche salvo sobre todo los elementos de la puesta en escena, los elementos artísticos involucrados además del diseño de imágenes, desde el mismísimo diseño del portal que lleva a Nibiru, hasta qué tipo de coreografía o imagen o vestuario pegaba con cada ritmo musical. Ese resultado visual, estético, que se presentó, tiene una altísima calidad, más allá de las mismísimas canciones y los invitados. Y es lo que sigue insistiendo en la memoria y probablemente nos acompañe algunos días más.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).